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Original: http://plazamoyua.com/2012/02/18/dialogos-melios-para-tuci/

2012-02-18 - publicado por: plazaeme

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Diálogos melios para Tuci

Cathlyn Schizo

Cathlyn nos manda, como homenaje a Tuci, este artículo del Telegraph: Ambrose Evans-Pritchard hace un resumen muy breve del affaire entre Atenas y Milo en la guerra del Peloponeso, cuyo final yo creo que edulcora un poco. No me parece que los exiliados melios recuperaran su isla, como dice.

Supongo que trata de hacer un canto a la política británica actual, según la cual Alemania (Atenas) => malos; Grecia (Milo) => buenos. Espero que a Ambrose, que sin duda pretende despertar nuestra simpatía por Milos (Grecia), no se le pase por la cabeza la posibilidad de que establezcamos una comparación Atenas <=> Gran Bretaña como ejemplo de imperialismo soez e indigno.

De Wikipedia:

En la guerra del Peloponeso fue aliada de Esparta y Atenas atacó la isla bajo el mando del estratego Nicias, sin éxito en 426 a. C.; Milo se declaró neutral (aunque figuraba en una lista del tributo del 425 a. C. a laconfederación de Delos), pero Atenas la conquistó después del 416 a. C. en una campaña narrada por Tucídides y que quizá fue iniciativa de Alcibíades; la ciudad fue asediada durante dos años por un millar de atenienses y finalmente fue destruida y los hombres fueron muertos y las mujeres y los niños vendidos como esclavos. En el célebre diálogo de los melios (V, 85, ss), Tucídides expresa que, para Atenas, el poder pasaba ante la justicia y que los melios imploraron ayuda a los dioses en vano. Ni siquiera Esparta iba a mover un solo dedo en favor de la desgraciada isla. Con razón, la crítica histórica considera la expedición contra Milo como una encarnación brutal de la voluntad de poder ateniense. Alcibíades fue el autor de los decretos que imponían estos bárbaros castigos a los isleños, y él mismo se compró una mujer de la isla con la que tuvo un hijo). Alcibíades, o quien quiera que aconsejara la masacre de los melios, no prestó a Atenas ningún buen servicio, sino que cubrió de ignominia a su ciudad y a las armas que en su día forjara Pericles para su defensa. Un grupo de 500 colonos atenienses se estableció en la isla.

El sátrapa Farnabazo II y Conón conquistaron Milo en 393 a. C

Y ya que estamos, pongo el diálogo traducido al español.

Atenienses: «(...) Se trata más bien de alcanzar lo posible de acuerdo con lo que unos y otros verdaderamente sentimos, porque vosotros habéis aprendido, igual que lo sabemos nosotros, que en las cuestiones humanas las razones de derecho intervienen cuando se parte de una igualdad de fuerzas, mientras que, en caso contrario, los más fuertes determinan lo posible y los débiles lo aceptan».

Melios: «Según nuestra manera de ver las cosas al menos lo útil (es necesario, en efecto, moverse en esos términos, puesto que vosotros habéis establecido que se hable de lo conveniente dejando aparte de este modo las razones de derecho), lo útil, decimos, exige que nosotros no acabemos con lo que es un bien común, sino que aquel que en cualquier ocasión se encuentre en peligro pueda contar con la asistencia de unos razonables derechos y obtenga provecho de ellos si con sus argumentos logra un cierto convencimiento de su auditorio, aunque sea dentro de unos límites estrictos. Y esto no es menos ventajoso para vosotros, tanto más cuanto que en vuestra caída constituiríais un ejemplo para los demás por la magnitud de las represalias».

Atenienses: «(...) Ahora lo que queremos demostraros es que estamos aquí para provecho de nuestro imperio y que os haremos unas propuestas con vistas a la salvación de vuestra ciudad, porque queremos dominaros sin problemas y conseguir que vuestra salvación sea de utilidad para ambas partes».

Melios: «¿Y cómo puede resultar útil para nosotros convertirnos en esclavos, del mismo modo que para vosotros lo es ejercer el dominio?».

Atenienses: «Porque vosotros, en vez de sufrir los males más terribles, seríais súbditos nuestros y nosotros, al no destruiros, saldríamos ganando».

Melios: «¿De modo que no aceptaríais que, permaneciendo neutrales, fuéramos amigos en lugar de enemigos, sin ser aliados de ninguno de los dos bandos?».

Atenienses: «No, porque vuestra enemistad no nos perjudica tanto como vuestra amistad, que para los pueblos que están bajo nuestro dominio sería una prueba manifiesta de debilidad, mientras que vuestro odio se interpretaría como una prueba de nuestra fuerza».

Melios: «¿Tal es la idea que vuestros súbditos se forman de lo razonable, que ponen en un mismo plano a los pueblos que no tienen ningún lazo con vosotros y a todos aquellos que en su mayoría son colonos vuestros y de los que algunos han sido reducidos tras una sublevación?».

Atenienses: «Es que piensan que ni a los unos ni a los otros les faltan razones de derecho; pero que unos se mantienen libres gracias a su fuerza y que nosotros no vamos contra ellos por miedo. Así que, amén de acrecentar nuestro imperio, por el hecho de ser conquistados nos proporcionaríais seguridad, especialmente en vista de que vosotros, siendo isleños, y más débiles que otros, no habríais logrado manteneros libres frente a los señores del mar».

Melios: «¿Y no apreciáis seguridad en aquello que os propusimos? (...) Vamos a ver, todos aquellos pueblos que actualmente no son aliados de ninguno de los dos bandos, ¿cómo no los convertiréis en enemigos cuando dirijan su mirada a lo que está pasando y se pongan a pensar que un día también marcharéis contra ellos? ¿Y con ese comportamiento, qué otra cosa haréis sino reforzar a vuestros enemigos actuales e incitar a convertirse en enemigos bien a su pesar a los que ni siquiera tenían intención de serlo?»

Atenienses: «No lo vemos así, puesto que no consideramos más peligrosos para nosotros a todos esos pueblos de cualquier parte del continente que, por la libertad de que gozan, se tomarán mucho tiempo antes de ponerse guardia contra nosotros, sino a los isleños que en cualquier parte no se someten a nuestro imperio, como es vuestro caso, y a los que ahora mismo ya están exasperados por el peso ineludible de este imperio. Esos son, en efecto, los que, dejándose arrastrar por la irracionalidad, podrían ponerse a sí mismos, y a nosotros con ellos, en un peligro manifiesto».

Melios: «Pues, si vosotros corréis un tan gran peligro para no ser desposeídos de vuestro imperio, y también lo afrontan aquellos que ya son esclavos a fin de liberarse, para nosotros que todavía somos libres sería ciertamente una gran vileza y cobardía no recurrir a cualquier medio antes que soportar la esclavitud».

Atenienses: «No, si deliberáis con prudencia; pues no es éste para vosotros un certamen de hombría en igualdad de condiciones, para evitar el deshonor; se trata más bien de una deliberación respecto a vuestra salvación, a fin de que no os resistáis a quienes son mucho más fuertes que vosotros» (...)

Melios: «También nosotros, ,sabedlo bien, consideramos difícil luchar contra vuestro poderío y contra la fortuna, si ésta no ha de repartirse por igual. No obstante, en lo tocante a la fortuna, confiamos en que no seremos peor tratados por la divinidad, pues somos hombres piadosos que nos enfrentamos a un enemigo injusto, y, en lo concierne a la inferioridad de nuestras fuerzas, contamos con que estará a nuestro lado la alianza de los lacedemonios, que se verá obligada a acudir en nuestra ayuda, si no por otra razón, a causa de la afinidad de raza y por el sentimiento del honor. En modo alguno es, pues, nuestra confianza tan irracional como afirmáis» (...)

Atenienses: «(...) Estamos observando que, a pesar de haber afirmado que íbais a deliberar sobre vuestra salvación, en todo este largo debate no habéis dado ni una sola razón con la que los hombres puedan contar para creer que van a salvarse; por el contrario, vuestros fuertes apoyos están en las esperanzas y en el futuro, y los recursos a vuestra disposición son muy escasos para que podáis sobrevivir frente a las fuerzas que ya están alineadas contra vosotros. Evidenciaréis, pues, la enorme irracionalidad de vuestra actitud, si, una vez que nos hayáis despedido, no tomáis una decisión que muestre una mayor sensatez que la de ahora. No vayáis a tomar la senda de aquel sentimiento del honor que, en situaciones de manifiesto peligro con el honor en juego, las más de las veces lleva a los hombres a la ruina. Porque a muchos que todavía preveían adónde iban a parar, el llamado sentido del honor, con la fuerza de su nombre seductor, les ha arrastrado consigo, de modo que, vencidos por esa palabra, han ido de hecho a precipitarse por voluntad propia en desgracias irremediables, y se han granjeado además un deshonor que, por ser consecuencia de la insensatez, es más vergonzoso que si fuera efecto de la suerte. De esto vosotros debéis guardaros si tomáis el buen camino. No consideréis indecoroso doblegaros ante la ciudad más poderosa cuando os hace la moderada propuesta de convertiros en aliados suyos, pagando el tributo pero conservando vuestras tierras, ni dejar de porfiar por tomar el peor partido cuando se os da la oportunidad de elegir entre la guerra y la seguridad. Porque aquellos que no ceden ante los iguales, que se comportan razonablemente con los más fuertes y que se muestran moderados con los más débiles son los que tienen mayores posibilidades de éxito. Reflexionad, pues, cuando nos hayamos retirado, y no dejéis de tener presente que estáis decidiendo sobre vuestra patria, y que de esta única decisión sobre esta única patria que tenéis, según sea acertada o no, dependerá que sea posible mantenerla en pie».

Entonces los atenienses se retiraron del debate; y los melios, tras estar deliberando entre ellos, como su decisión estaba en consonancia con su postura anterior y en desacuerdo con los atenienses, respondieron lo siguiente:

Melios: «Atenienses, ni nuestras opiniones son distintas a las que sosteníamos al principio, ni en un instante vamos a privar de su libertad a una ciudad que está habitada desde hace setecientos años, sino que, confiando en la fortuna otorgada por la divinidad que hasta ahora la ha mantenido a salvo y en la ayuda de los hombres, y en particular de los lacedemonios, intentaremos salvarla. Nuestra propuesta es ser amigos vuestros, sin enemistarnos con ninguno de los dos bloques, y que vosotros os retiréis de nuestra tierra después de concluir un tratado que resulte satisfactorio para ambas partes».

Esto es cuanto respondieron los melios; y los atenienses, dando ya por terminadas las negociaciones, hicieron la siguiente declaración: «Verdaderamente, a juzgar por estas decisiones, sois, a nuestro parecer, los únicos que tenéis por más cierto el futuro que los que estáis viendo y que, con los ojos del deseo, contempláis como si ya estuviera ocurriendo lo que todavía no se ve. En fin, cuanto mayor sea la confianza con que os abandonéis a los lacedemonios, a la fortuna y a las esperanzas, tanto mayor será vuestra caída» (...)

Los atenienses mataron a todos los melios adultos que apresaron y redujeron a la esclavitud a niños y mujeres. Y ellos mismos, con el posterior envío de quinientos colonos, poblaron el lugar.

Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso, V 86-116, traducción de Juan José Torres, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1991.


  • Tucidides 2012-02-20 09:39:24
    ¿Que es esto? Desaparezco un par de días y me encuentro con el inesperado honor de un mensaje de Cathlyn,hablando de la Grecia clásica y dirigido especialmente a mi atención. ¡Oh, maldito fin de semana, tiempo desaprovechado en el que los helenos echamos a perder nuestros cuerpos y nuestras armas en aficiones mundanas y descansos medizantes !. ¡Yo, viendo películas, degradándome con futbolerismos y gandulerías.....y la Dama Cathlyn sin respuesta.! ¡Imperdonable Oikistes estás autorizado a pasarle mi email a cualquiera de los habituales de este Blog que te lo solicite. Es más, lo pondría aquí de no ser porque eso lo haría accesible a persas y bárbaros nacionalistas. A excepción de dicha ralea, será un honor recibir la visita en mi Oikos de cualquiera de vosotros. Y por supuesto de Cathlyn. Cathlyn.....Podríamos hablar horas de Atenas y de Alcibíades. En realidad, el debate sería el mismo. Porque nadie representa mejor la paradójica dualidad de vicios y virtudes de Atenas, que Alcibíades. ¿Qué es Atenas? La ciudad donde nace la el gobierno del pueblo ,por el pueblo y para el pueblo y que en Maratón y en Salamina salva a Europa de ser engullida por los imperios asiáticos .El lugar donde la Filosofía da el paso definitivo en sus balbuceantes inicios jonios y pone las bases fundamentales del pensamiento y la ciencia humana . El escenario donde nace la auténtica literatura y el arte de todos los tiempos encuentra su principal modelo. ¿Qué le debe la humanidad a Atenas?......Todo. Pero por otra parte, la democracia ateniense es un monstruo político, como la Historia ha conocido pocos. La Asamblea ateniense era un crisol en el que se fundían sin freno posible los peores instintos humanos, el miedo, la envidia, la soberbia, la codicia…..y el resultado era una fiera permanentemente ávida de carne. Esto que mencionas de los melios ejemplifica lo que la Ekklesia era capaz de hacer con el prójimo. Pero su voracidad no perdonaba ni siquiera a sus propios hijos. Observa que lista. Milciades (héroe de Maratón) encarcelado hasta la muerte. Temistocles (héroe de Salamina) exiliado de por vida. Cimón (definitivo vencedor de Persia) desterrado. Aristides ( el más honrado de los atenienses) desterrado. Pericles ( el arquitecto de la democracia) condenado y humillado. Su hijo Pericles el Joven y otros cinco generales, victoriosos de los espartanos en las Arginusas, condenados a muerte. Sócrates , el supremo maestro, condenado a muerte. ¿Hace falta seguir? Bueno, con Alcibíades. También condenado a muerte con el único cargo de ser el mejor general y el político mas popular.¿Que tuvo que ver Alcibíades con lo de Melos? Bueno, posiblemente incitar a la bestia. Pero el delito es atribuible a esta y a nadie más. Alcibíades puso la ambición. Y Atenas la codicia. Ambos pecaron de Hubris, como sabes el pecado más odioso a los dioses. Que les hicieron pagar a ambos en el año 404. La cuestión Cathlyn es esta. ¿Puede ser una obra humana a la vez sublime y bestial?. Atenas nos da la respuesta. Si, puede. Y eso debemos entenderlo como la suprema lección que nos brinda la Historia. La suprema muestra de lo erróneas que son las lealtades incondicionales y las ideologías incuestionadas. Muchas gracias Cathlyn , por acordarte de mí y de Grecia. Un abrazo. PD: Permíteme recomendarte una novela sobre la vida de Alcibiades y de Atenas. “Vientos de Guerra” de Steven Pressfield.
  • Tucidides 2012-02-20 10:33:07
    Dije codicia. Más bien es miedo, terror, pánico. El principal causante de todas las atrocidades. Nunca el ser humano es más cruel, que cuando se siente amenazado. Lo que los atenienses hicieron a los melios, fue lo que ellos temían recibir en caso de derrota. Debemos entender una cosa. En la Guerra del Peloponeso, los atenienses no sentían que se estuvieran jugando una hegemonía o un imperio. Sino su propia supervivencia. Los odios entre los griegos habían ido demasiado lejos y ejemplos como los de Platea o Corcira, habían enseñado a todos lo que cabía esperar de una derrota militar . Destrucción, esclavitud, exterminio. Beocios, corintios…habían jurado destruir Atenas. Y los lacedemonios, no parecían oponerse. Melos era la única isla importante que no pertenecía a la isla del Peloponeso. Y por afinidad doria, cabía esperar que en el año 416 los espartanos la tomaran como cuña en el imperio marítimo ateniense. Atenas no podía permitirse tal cosa. Una Atenas que había sufrido lo indecible en esta guerra, con una peste que había matado un tercio de su población, con severas derrotas como la de Delio o Anfípolis , con un gasto militar que había llevado las finanzas al límite y con una movilización militar de su población masculina ni más ni menos que del 30% ( raramente se supera el 15-20% ni siquiera en las guerras mundiales del siglo XX). Cuando una nación llega a tal grado de compromiso en un conflicto cabe esperar cualquier cosa. Incluida la locura. Esto no exime a los atenienses de su odioso decreto. Pero lo explica. Aunque finalmente ,consideraciones de la política espartana decidieran que en el momento de su rendición Atenas tuviera un trato más humano que el que ella otorgó a sus enemigos. Es curioso, otra de las paradojas de la historia griega, que en aquel conflicto entre griegos, Esparta (el estado más totalitario de la Historia) llevara el estandarte de la libertad frente al imperialismo ateniense . La abrumadora mayoría de los griegos apoyaban a Esparta y llevaban al cuello pañuelos con los colores escarlatas de los lacedemonios. Con ese pañuelo se secarían el sudor y enjuagarían las lágrimas cuando ,caída Atenas, Esparta impuso a todos el puño de hierro de sus harmostas. Lisandro y Agesilao, les hicieron a todos añorar los tiempos de la Liga Ateniense. Cuidado con lo que deseas.Los sueños humanos son siempre un arma de doble filo…..otra lección de la Historia.
    • Tucidides 2012-02-20 10:50:24
      Perdon.....Esto de escribir a tanta velocidad, con la mente concentrada en unos dedos poco habituados a la mecanografía da pie a que el subsconciente juegue malas pasadas . Melos era la única isla ........"que no pertenecía a la Liga Délica." No se porque he dicho "isla del peloponeso".....Joder, como escritor parezco un ateniense promulgando decretos. Apresurados,no suficientemente revisados y de efectos contrarios a los deseados. Pero bueno, aprovecho la interrupción, para dedicarle unas palabras a Alcibiades. De nuevo la dualidad. ¿Puede un ser humano a la vez ser un patriota y ser un traidor? ¿Un discipulo aventajado de Sócrates y un individuo degenerado, mujeriego e inmoral? ¿Un ser generoso honrado y franco y a la vez un volcán de egoismo y ambición? También tal cosa es posible. Alcibiades resulta la biografía mas interesante de entre los griegos. Casi, casi tanto.....como la del gran macedonio. Recomiendo leer su historia helenos,caso de que alguno todavía me siga en esta triple disertación....y aprendamos de ella.
  • Jose Maria 2012-02-20 10:38:00
    !Gracias Cathlyn por traernos esta joya! Vaya, vaya con los atenienses eran bastante cabroncetes y los de Milo unos ilusos .
  • Cathlyn Schizo 2012-02-18 18:39:33
    Gracias Plaza, no sabía cómo hacérselo llegar. Ojalá hubiera nacido mejillón 😉
  • Sefuela 2012-02-18 20:22:14
    Magnífico, Cathlyn. Reverencias.
    • Cathlyn Schizo 2012-02-18 21:57:48
      Gracias Sefuelix, es usted un amor.
  • Cathlyn Schizo 2012-02-20 22:35:14
    Vaya, me alegro de que os haya gustado. ¿Cómo encontrarse un artículo con un título así y no acordarse de Tuci? En realidad el mérito es de Plaza, al que yo le envié el enlace pelón y él decidió plantarlo aquí bien masticadito. A ver si aprendo algo y así cuando os lea no me pierdo tanto 😉 Y gracias por la recomendación del libro. A ver si encuentro un rato y un poco de paz y puedo dedicarme a leer cosas bonitas 🙂