¿Seré "vasco-español"?
Ya se sabe que en este ataque de nueva edad media que padecemos, lo que importa es lo que eres. Cosa cómoda, porque a partir de ahí puedes hacer lo que sea, que estará bien. Y mejor aun, el que “sea” lo que no se debe “ser”, estará equivocado por definición, sin mayor necesidad de juicio o argumento.
En mi último intento infructuoso de interacción argumental con el vascopiteco [–>], finalmente ha salido un gran argumento, que invalida, por definición, todo lo que pueda decir. ¡Soy un vasco-español! Se acabaron los argumentos, y cualquier necesidad de pensar. ¡Que suerte!, el eusco-piteco lo tiene a huevo. Baste decir que puede aplaudir el asesinato del inocente, porque el inocente no “es” lo que toca ser. Es ontológicamente imperfecto. También se apoyará en la muy natural idea de que … hay conflicto, asesinato pues.
Total, que me han demostrado que soy un bicho deleznable, un error de la naturaleza, por “vasco-español”. Y la explicación la traen de la mano de un asno llamado José Luis Orella Unzué, catedrático senior de Universidad.
Un prodigio. Resulta que los vasco-españoles los somos desde antes de que existieran españoles. Claro, incrustados en el pueblo de los siete mil años, ¡qué menos!Los vasco-españoles tienen también su historia. Antes se les denominaba oñacinos a los vasco-españoles de las Provincias VascongadasGracias. Es una suerte tener "también" nuestra historia. Sobre todo al lado del legendario pueblo que tiene la mayor cantidad de historia (ágrafa) del mundo, según el cuento de Ibarreche.
Nadie había pensado todavía en la idea España, cuando ya había unos abortos en Vascongadas dando por saco con el futuro concepto.¿O será que simplemente eran “malos vascos”? Supongo que algo parecido a los alemanes no nazis, cuando Hitler, pero adelantados. En la imaginación del asno.
Nuestro cátedro hace un pirueta de gran mérito. Concluye que la guerra la ganaron los “malos vascos”, y la perdieron los “vascos-fetén”. Lo jodido es que si consultas, te enteras que los enemigos de los oñacinos eran los gamboinos, y no hay forma de entender por qué unos eran más o mejores vascos que otros. Y empeora el asunto cuando ves que no ganaron ni unos ni otros, sino que las hermandades, la milicia de las villas, les dio para el pelo a ambos grupos de señoritos rurales, y se acabó el cirio.
¿Por qué les llama entonces “vasco-españoles” a los oñacinos? No lo explica. Y me resulta difícil identificarme con ellos. Por jaunchos, y por guipuchis. Yo siempre me he sentido villano, y nunca he tenido relación especial con Guipuchilanda. Al contrario que con, por ejemplo, Santander, o Madrid, o Sevilla.
Pero aparte de mucha antiguedad, los “vasco-españoles” tenemos más características. Destaca el que somos “maketos”, e inasimilados, pero de una forma francamente peculiar. Aunamos el ser perseguidos (tras ganar la guerra) y poco valorados, con una despreciativa superioridad española a los caseros vascos. Me parece que con la eusco-lógica hemos topado. La conclusión natural de la victoria militar es sentirse perseguido; y la de ser poco valorado, una despreciativa superioridad. Me están empezando a parecer unos fenómenos, estos “vasco-españoles”.
A veces hasta tiene razón, al menos respecto a este “vasco-español”
A los vasco-españoles no les interesa esa cultura popular vasca que se expresa a ras de caserío, de camino y de calle.A lo que no llega el asno, es a comprender que puede ocurrir que no te interese ninguna "cultura popular". Y que entre todas la que existen, la que más te fastidia es la propia. Perdón, perdón, la que tienes cerca. Porque te toca más.
Os ahorro el resto de complejos y problemas que tenemos, según Orella. Es como leer al perturbado de Sabino Arana. Básicamente, vergüenza ajena. Pero me interesa dilucidar si soy o no soy “vasco-español”. Me lo achacan en lo del vascopiteco de donde surge la acusación, pero, ¿es cierto?
Nunca se me ha ocurrido pensar en esos términos. La ontología no es mi fuerte. ¿Será un defecto mío, otro más, el que nunca me haya preocupado si soy español, o si soy vasco, o acaso vasco-español? Todos los no españoles me consideran español. También dice eso mi pasaporte. Algo querrá decir, aunque no creo que sea importante, ni que eso me vaya a cambiar. Todos los españoles no vascos me consideran vasco. A los no españoles no suele importarles llegar a tanta precisión, y a menudo no saben que existe el “ser vasco”. Por ejemplo en Nueva Zelanda, Australia y en Oriente. Una parte significativa de los que se consideran vascos a si mismos, me consideran entre no vasco, y muy “mal vasco”. Hitler, o Franco, hubieran sostenido lo mismo. Y hasta hoy, nunca me habían llamado “vasco-español”.
¿Y yo qué opino? ¡Que me importa un pito! Pero puedo tirar de recuerdos. ¿Se sentían vasco-españoles mis ancestros? Nunca les oí nada parecido. Ni a los liberales de la villa, ni al sector carlista del campo. Aunque tampoco se consideraban vascos, por lo que yo sé, sino vizcaínos. Sospecho que llamarles vascos les hubiera parecido poco menos que insultante. Solo usaban el término “vasco” para “pelota vasca”, o para cosas muy muy rústicas. Y País Vasco, para ellos, era una región próxima de Francia, donde se hablaba un vascuence que con el suyo no se podían entender, apenas, y preferían hablar en francés. Supongo que con la excepción de algún conocido erudito y estudioso del vascuence, que también hay.
Total, que sí, asno; que soy vasco-español. Lo que tú digas. Siempre que el significado de ese término no sea más que ser “mal vasco”, en versión del eusco-fascio. En tal caso, es todo un honor. Y dedicarse al “ser”, una imbecilidad que muy a menudo oculta una canallada.