¿Qué patriotismo?
Paso este comentario de Luis a una entrada propia, porque me parece un asunto interesante, y muy de pensar:
Luis Bouza-Brey
El problema de mis excompañeros Ovejero, Carreras y otros (C's) es que, como apunta el comentario que más me ha gustado [-->],desenfocan el análisis y se pierden en el laberinto conceptual y académico del concepto de ciudadania, por resistirse a aceptar que el núcleo de la cuestión es el de cómo concebir la Patria, o la Nación.Ellos se oponen al nacionalismo catalán rechazando cualquier tipo de nacionalismo, intentando sustituirlo con el concepto de ciudadanía. Y al identificar nacionalismo con irracionalidad y búsqueda de un enemigo exterior al que achacar todos los males, rechazan el concepto esencial de toda la vida política que es el del patriotismo, el de la defensa del interés nacional por encima de los intereses particulares. Y aunque la concreción del interés nacional siempre es polémica, puesto que hay que definirlo en cada momento, ¿Qué es la actividad política, sino el esfuerzo por definir y conseguir hegemonía para la idea que uno tiene del interés nacional, o común, o general?
Lo que sucede con mis excompañeros es que rechazan unas aberraciones del nacionalismo que son el etnonacionalismo catalán o el autoritarismo franquista, que se caracterizan por una definición impuesta y no consensual del interés nacional: unos deliran en su concepción narcisista de que el interés nacional es el de una etnia que ya es minoritaria en su territorio, e intentan imponer su delirio mediante la manipulación y la astucia ladina, y otros imponen por la fuerza una unidad monolítica que destruye la pluralidad.
Las tres concepciones están destinadas al fracaso, porque son aberraciones patológicas de un país que no acaba de encontrar su camino y anda a topetazos contra su propia naturaleza, como si fuera un carnero loco:
Los franquistas han fracasado por ir contra la pluralidad, los etnonacionalistas, por intentar lo mismo que el franquismo pero en el feudo catalán, y mis excompañeros por carneros locos que se revuelven a cornadas contra el dedo que señala la luna, en lugar de aceptar el patriotismo y el nacionalismo no patológico como la esencia de su lucha, consistente en construir de una vez una Patria normal, una Nación plural e integradora basada en la libertad, y no en el delirio patológico.
Los Franquistas han destruido el sentimiento patriótico español, los etnonacionalistas están destruyendo Cataluña, y mis excompañeros, atacando a quienes creían que Ciudadanos debería defender la nación española, han destruido Ciudadanos.
Todavía habría que comentar la labor autodestructiva de sus epígonos de la izquierda franquista en UPyD, pero esa es otra cuestión.
Lo malo de todo este embrollo, desde mi punto de vista, es que no se trata de una lucha ideológica, sino de sentido común y rodaje democrático, algo de lo que este país carece, por lo que predicar en el desierto es inútil: somos el único país occidental, además de Bélgica, en el que el patriotismo, la Nación y la búsqueda dialéctica del interés general no se entienden. Y así nos va y nos irá mientras no conectemos sinapsis nuevas.
Quizá se pueda conseguir esto en dos o tres generaciones, o quizá nunca: como país no estamos a la altura de nuestras necesidades, no damos la talla.
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