Vasquilandia; esquizoidland.
Al.
Esquizoidland.
8/29/2005Vivo en una región del planeta desconocida para la inmensa mayoría. Es una región donde han ido copando el poder a todos los niveles una casta sacerdotal cuyo proyecto declarado es, eliminar a los que no les secunden en todo.
Se autodenominan MLNV, Movimiento de Leninización Neuro Vegetativo es una traducción aproximada bastante correcta para ente “movimiento” que si por algo se caracteriza es por su inmovilidad petrificada y por una esquizofrenia intrínseca a la ideología en sí, consistente en negar lo que se es para querer ser otra cosa diferente que, en el fondo no es sino la sublimación, la tierra prometida, el maná brotando por doquier y un bien absoluto para la eternidad. La entelequia del paraíso y la raza elegida.
Durante generaciones las ejecuciones de los disidentes han sido la norma, bombas y más bombas en sus coches, en sus casas, las quemas de las mismas es habitual, las amenazas en la calle, las dianas con nombres, en el trabajo, en las escuelas… un éxodo masivo de aquellos que lo tenían más fácil ha tenido lugar a regiones limítrofes o lejanas.
Pero la mayoría resiste en silencio, imposibilitados de hacer lo mismo o sencillamente por que no les da la gana que, tras haberles robado la historia, la lengua, su identidad, sus derechos, y convertido en una subcasta, facilitarles el camino y ceder en la lucha por la existencia.
Esto de que durante toda una vida tengas que convivir con la gente que te quiere asesinar, es una cosa muy peculiar.
Una gente que regularmente te secuestra, te pega tiros en la cabeza, y te saca encima el dinero para seguir matándote…
Y cada vez que lo hacen, cada vez que una bomba explota en alguna parte, siempre la misma letanía de parte de las autoridades de este gulag…”Sois unos chicos muy traviesos, está muy mal matar a los demás, no debeís volver a hacerlo, espero que no lo volvaís a hacer, estoy seguro de ello…(esto último cada vez menos).
Los gobernantes, claro, nunca han admitido que eran responsables de sus paramilitares, (“no tiene nada que ver con nosotros, por supuesto”), aunque sus pactos y acuerdos, sus negociaciones y convenios, son no ya conocidos, sino publicitados en algunas ocasiones. Y los hechos, testarudos y materiales, están ahí, aclarando a los caminantes el panorama. Los muertos, las víctimas, siempre en el mismo lado.
Y su dominio de los medios y de las conciencias les permite, como en todo buen sistema dictatorial, presentarse los verdugos como víctimas y a las víctimas como verdugos o al menos responsables de su muerte.
Esquizoidland.
El exterminio ideológico de quienes no se pliegan al lavado cerebral, los programas de inmersión linguística a la fuerza, eliminando el idioma materno principal de la población para suplantarlo por un idioma de laboratorio profundamente ideologizado, un pastiche goebbelsiano.
Armas de exterminio masivas, dicen…¿cómo el uso del idioma en Esquizoidland? Todos los esfuerzos, todos los dineros, encauzados en un único fin, homogeneizar ideológicamente a la población, crear un nuevo orden. Cientos de libros salen cada año inundando las estanterías, simpre el mismo tema, reescribir lo que sea pero en clave “propia”. Todo ha de llevar el marchamo, la impronta made in esquizoidland. Llueven novelas “históricas” destinadas a borrarla, libros de texto ensalzando a los asesinos…ahora son “los patriotas”.
Tras años y años de muerte y destrucción, parece que al fin se salen con la suya, el gobierno del país al que esa región pertenece, hace tiempo que canta la misma letanía de los gobernantes de esquizoidlan, “Sois unos chicos muy traviesos, está muy mal matar a los demás, no debeís volver a hacerlo, espero que no lo volvaís a hacer, estoy seguro de ello…” (e insisten en esto último).
¿Es la esquizofrenia contenida una enfermedad contagiosa?
Como siempre, nuestro especialista multidisciplinar está al quite:
-Por supuesto, muy contagiosa, diría yo. De hecho basta que los vecinos te miren a través de los cristales de tu ventana desde el otro lado de las suyas con cara de esquizoide, para que poco a poco, por mimetismo y mera supervivencia, pongas en tu balcón la pancarta de los presos y te sumes al “movimiento”