La monarquía plebeya y democrática de doña Sofía.
Menos lobos, Caperucita. Nos hemos quedado con la imagen del rey como un cachondo irresponsable, y de la reina como la sufrida comme il faut, la profesional que todo lo hace bien y solo piensa en la dinastía y en su deber. Y sin embargo es bien posible que vaya a ser la responsable del fin de la monarquía. ¡Y por romanticismo! Tiene bemoles la cosa.
El rey tiene sus peculiaridades, no hay discusión. Pero son del tipo de las que nunca acabado con un reinado. Bien llevadas, pueden dar hasta prestigio. Y sí, parece fuera de tono castigar las caderas cuando ya son tan frágiles que se rompen, a altas horas de la noche de una tiende de campaña en África. Pero, ¡joé!, no deja de ser un farde a los 74 años, cuando tener los huesos de azucarillo es normal, tener lo otro duro y tan a punto, y después de trotar por medio mundo. Envidia cochina es lo que tienen todos esos meapilas de WWF que le han quitado la presidencia de honor. El rey solo está haciendo de rey, y como se ha estado haciendo todos estos siglas atrás. Cierto que en una versión Borbón, pero es que da la casualidad de que es un Borbón, y no un Glücksburg. ¿Vamos a comparar, cuando esa casa danesa solo son reyes desde 1.863?
Dicen que es doña Sofía la empeñada en modernizar (¿qué será eso?), plebeyizar y democratizar la monarquía. Y aunque no se sabe muy bien en qué consiste el prodigio, sí está claro que se trata de derribar los usos y costumbres multiseculares, la tradición. Sin sustituto aparente. O tal vez a cambio del criterio personal y la conciencia de cada uno. Si la tradición dice que el heredero no se puede casar con una divorciada socialista, y si no a abdicar, como Eduardo VIII, la conciencia de cada uno puede decir que le den morcilla a la tradición. ¿Alguien se imagina a un Borbón de rey, pero sin el peso de la historia? Un puto peligro público. Aunque en realidad, como cualquiera. Y tal vez se trate de eso cuando se habla de “democratizar”: cualquiera. Lo malo es que la idea de rey es el exacto opuesto de cualquiera.
La reina romántica debió querer desde el principio que el príncipe y las infantas se casaran “por amor”. O con quien les diera la gana. Parece que al rey cachondo, pero con sentido de la tradición, no le convencía la estrategia. Y es una pena que el momento sea muy delicado, porque sería una gozada que el rey saliese a la palestra a explicar, con es campechanía suya:
- ¿Se puede saber de qué protestáis? ¿No queríais una casa real muy democrática, y de gente "normal"? ¿No estaba, por eso, todo el mundo encantado con la Leti y el Urdanga? Pero es que no se puede querer todo lo bueno, y nada de lo malo, querido pueblo. La gente viene en un "pack" completo, con todas sus circunstancias. Y la gente "normal" tiene familias "normales". Por ejemplo, abuelas a las que se imputa por insolvencia punible, como la Leti. Otros pueden salir Urdanpillines, como el Urdanga. ¿No eran guapos? ¿No eran plebeyos? ¿No resultaba todo muy democrático? ¿Entonces, a qué la protesta? Queríais una Familia Real de gente normal, y eso es justamente lo que tenéis. Ahora no podéis protestar porque vuestros deseos hayan sido concedidos. España y mi familia somos así, ahora. Como queríais.
También se puede interpretar que siempre fue cierta la teoría de que los españoles no tenían nada de monárquicos, pero eran "juancarlistas". Porque no se puede ser monárquico, pero de una monarquía plebeya, romántica, y libre. Eso no existe. Ni va a existir.Por cierto. El muy vilipendiado Marichalar no era de sangre real, pero tampoco era un plebeyo. Es verdad que andaba en patinete por Madrid, y con pashminas, pero eso no pasa de ser una extravagancia con estilo. Y al final, vaya por dios, es el único que no tiene a la justicia husmeando su entorno en busca de dinero turbio. Lo mismo es por no ser tan normal. Porque tiene guasa; ¿qué es ser “normal” en España, hoy? No parece que algo como para tirar cohetes. ¿El pocero? Y tal vez toda esa manía de la monarquía de “gente normal” solo es otra versión del espíritu de la LOGSE. Que nadie toque los cojones destacando, no se nos vaya a notar. Todos “normales”, y no hay mal rollo.
Yo creo que doña Sofía es inteligente, y nos caló. Y pensó que para no dar mucho el cante, nada como una monarquía de “normales”. En realidad, una adelantada a su tiempo. Y esto es lo que hay. Ahora en el Hola tendrán que tener expertos abogados, para en vez de contarnos los detalles de los trapitos, un muermo, nos aleccionen sobre los años de cárcel que pueden caer por aquí y por allí. Vaya, lo normal.