Vascuence, ¿lengua propia, o mito propio?
Me he encontrado con el cartel y anuncio de un congreso que me ha dejado estupefacto. Clic para original. Explica:
HUELLA HUMANA EN LA FACHADA ATLÁNTICA EUROPEA TERRITORIOS EN TORNO AL GOLFO DE BIZKAIA SOCIEDADES PRODUCTORAS
Desde el Mesolítico hasta el final de la Edad del Hierro que se celebrará el próximo 17 de mayo de 2013, viernes, en el auditorio de Ficoba, Irun.
Expertos internacionales impartirán 11 conferencias relacionadas con los grupos de Homo sapiens que desde 45.000 años atrás permanecen en la misma ubicación geográfica del Golfo de Bizkaia; conformados como pueblo vasco y con una lengua originada en alguna remota etapa de este periodo. Física atmosférica, genética, historia, arqueología, antropología, neurociencia cognitiva, folklore y lingüística, en una jornada de trabajo multidisciplinar sobre la cultura vasca.
¿Mande? ¿Hemos topado con el vascopiteco propiamente dicho? Homo sapiens que desde 45.000 años atrás permanecen en la misma ubicación geográfica del Golfo de Bizkaia; conformados como pueblo vasco y con una lengua originada en alguna remota etapa de este periodo.O sea, que ya han resuelto el gran dilema. El vascuence nació en las tierras donde ahora se habla (algo de) batúa. Probablemente desde de los siete mil años de Ibarreche. Y desde los miles de años que sea, se conforma un “pueblo” vasco, alrededor de una “lengua propia”, que desde el minuto uno aspira a la independencia. ¿De quien? ¡De todos! Independencia de los malditos indoeurpeos, de los malditos celtas, de los malditos celtíberos; de los malditos romanos; de los malditos españoles; y sobre todo, de Franco redivivo. El “pueblo” más puteado de toda la historia universal. Tanto, que ya era “pueblo” cuando no había pueblos, y nación cuando no se había inventado el concepto.
Mito aparte, la charada del congreso merece hacerse algunas preguntas.
- ¿Quien permanece 45.000 años en la misma ubicación?
- ¿Qué quiere decir "vasco" en este contexto? ¿Que ya eran vascos porque en el futuro iban a desarrollar el vascuence (si tragamos que naciera ahí)? ¿Que eran vascos porque miles de años después a una parte de esa zona le iban a llamar País Vasco?
- ¿Que algo los distinguía, de forma que se les podía ya llamar vascos, mientras a sus vecinos no, por alguna característica especial?
Pues esas son las preguntas que me gustaría empezar a investigar.Nota. De Wikipedia [–>]:
Martín Almagro Gorbea es un arqueólogo e historiador español, nacido en Barcelona, el 5 de enero de 1946, e hijo del arqueólogo Martín Almagro Basch.
Catedrático en Prehistoria, Doctorado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid (premio extraordinario) y Anticuario Perpetuo de la Real Academia de la Historia. Su principal especialidad es la protohistoria de la Península Ibérica y Europa Occidental.Tartessos, cultura Ibérica y cultura Céltica. Procesos de Aculturación y Etnogénesis.Museología. Excavaciones y Patrimonio Cultural.
--Etnogénesis del País Vasco: de los antiguos mitos a la investigación actual.
Martín Almagro Gorbea. http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/munibe/aa/200502345364.pdf(Final, desde la página 13 de 15)
La cristalización de estos elementos [de la cultura de los Campos de Urnas e influjos celtibéricos] sobre el substrato anterior explica la formación y características de los pueblos prerromanos conocidos por las fuentes históricas en el País Vasco, todos ellos indoeuropeos. Los Autrigones, por el Este de Cantabria, el Oeste de Vizcaya y Álava y el Norte de Burgos (SOLANA, 1978; ORTIZ DE URBINA, 1988 SANTOS et al., 1992). El resto de Vizcaya hasta el Deva lo ocupaban los Caristios, igualmente extendidos hasta el norte del centro de Álava (SANTOS et al., 1992). Los Várdulos ocupaban Guipúzcoa y el Nordeste de Álava (SANTOS et al., 1992), mientras que la mayor parte de la Rioja era el solar de los Berones (VILLACAMPA 1980). Sólo al Este del río Leizarán y a partir del Pirineo se extendía el Saltus Vasconum (CARO BAROJA 1988; PERÉZ AGORRETA 1986; EMBORUJO 1987; FATAS 1992), los cuales alcanzaban desde la Gipuzkoa oriental hasta la altura de Huesca con penetraciones hasta el río Ebro, tal vez favorecidos en su expansión por los romanos (id., 225), mientras que los Aquitanos ocupaban la cuenca meridional del Garona, tal como indica César (BG, I,1: Gallia est omnis divisa in partes tres: quarum unam incolunt Belgae, aliam Aquitani, tertiam, qui ipsorum lingua Celtae, nostra Galli appelatur. Hi omnes lingua, institutis, legibus inter se differunt). De estos pueblos, Várdulos, Caristios, Autrigones y Berones son de clara estirpe indoeuropea, como indican los nombres de sus poblaciones y sus antropónimos y como confirma su etnogénesis, sus creencias y su organización social, mientras que Vascones y Aquitanos serían poblaciones de estirpe éuscara. Sin embargo, resulta difícil diferenciarlos unos y otros en sus formas culturales y en sus estructuras sociales e ideológicas, por su creciente celtización y su aculturación hacia formas de vida cada vez más próximas a las urbanas. En consecuencia, considerar a los Vascones como indígenas y a los otros como “invasores”, sólo responde a un mito anacrónico, pues está contra todas las evidencias, ya que, en todo caso, tal como indican la hidronimia más antigua y el substrato cultural, son las poblaciones indoeuropeas las que parecen ser más antiguas en el País Vasco, según los datos actualmente disponibles.
Este mapa etno-cultural refleja procesos de variación diacrónica junto a otros de substrato de larga duración, tanto entre los grupos indoeuropeos como entre los considerados éuscaros, lo que confirma la complejidad de estos procesos étnicos, que, como en el resto de Hispania, más que en otras regiones de Europa, dibujaba un mosaico etno-cultural difícil de precisar, complicado, además, por la casi segura existencia de fenómenos de interetnicidad y de aculturación que pueden enmascarar un elemento tan significativo como la lengua. Los datos antropológicos, como análisis adecuados de ADN antiguo, el día que se cuenten con ellos, no parece que lo vayan a modificar, según indican los primeros resultados actualmente disponibles (FERNANDEZ et al. 2000).
Por ello, es lógico que una cuestión tan difícil como el origen de las poblaciones del País Vasco debe considerarse totalmente abierta. Así lo indica la posible identificación en fechas recientes de grupos no indoeuropeos entre los Astures o en la misma Soria, grupos que confirmarían la complejidad del mapa etno-cultural, con evidentes fenómenos de interetnicidad “en mosaico”. Incluso se ha supuesto también la existencia de gentes éuscaras o vascuences entre la población indoeuropea del País Vasco (GORROCHATEGUI 1995: 229; id. 1999), pero no hay seguridad de su presencia en época prerromana ni, por tanto, se puede precisar su papel etno-cultural. Por todo lo dicho, aunque no sea todavía posible precisar más estos datos a pesar de su interés, intentar mantener la simplista visión tradicional plasmada en el siglo XVIII que considera el País Vasco ocupado desde fecha inmemorial por éuscaros e invadido por Celtas y Romanos recuerda la postura mantenida en tiempos de Galileo por quienes se negaban a mirar por el telescopio para pretender seguir ignorando que la tierra giraba alrededor del sol.
El solar de los Vascones
Los estudios más recientes parecen confirmar que las regiones más apartadas y montañosas del Pirineo Occidental, al Este del río Leizarán (ALTUNA 1978), parecen ser un territorio ocupado por gentes pastoras en las que sería lógico reconocer a los Vascones (BLOT 1990; PEÑALVER 2001a; id., 2004), pueblo de origen no indoeuropeo, que mantuvo formas de vida también muy primitivas, como las señaladas en todas las áreas montañosas atlánticas. Gracias a su relativo aislamiento en sus valles pirenaicos por sus formas de vida autárquicas, conservarían elementos de un substrato étnico no indoeuropeo, por tanto de origen muy antiguo. Dicho substrato ofrece ciertas relaciones lingüísticas con el mundo ibero (CARO BAROJA 1988; ANDERSON 1993), como ocurre con sus divinidades, muy mal conocidas, pero parece más segura su extensión por la Aquitania, como ha demostrado GORROCHATEGUI (1984; 1995; 2003), pudiendo identificarse con una lengua prerromana “vasco-aquitana”, que parece relacionada con la ibérica (CARO BAROJA 1988), pero la supuesta proximidad del vasco al bereber o a lenguas caucásicas no acaba de dar resultados válidos (TOVAR 1995: 44 s.;GORROCHATEGUI & LAKARRA 2001: 413 s.), por lo que pudiera ser reflejo de su alejamiento respecto a las lenguas indoeuropeas, cuyo influjo parece percibirse de todos modos desde fechas tan antiguas como el II milenio a.C., si no antes. Su aislamiento y pobreza, semejante a la de los Cántabros y otros pueblos septentrionales, explican su marginalidad y la probable falta de interés hacia ellos de los romanos, lo que, junto al apoyo prestado por los Vascones a Roma contra los Celtíberos, permitió la pervivencia hasta nuestros días de este interesantísimo substrato. Este substrato, en época prerromana, parece haberse extendido desde el Garona como límite de la Aquitania, zona en la que resulta evidente su mezcla con elementos galos, hasta el Prepirineo con expansiones hacia el Valle del Ebro, donde se extendían pueblos de estirpe y habla ibérica y céltica (VILLAR y PROSPER 2005). PEÑALVER (2001a; id., 2004), con bastante acierto, ha creído identificar con estas gentes de vida pastoril los cromlechs localizados al Este de Leizarán hasta el Gállego y el Ésera, ya cerca del Aneto, lo que concidiría con la extensión del substrato toponímico vasco (COROMINAS 1958; GORROCHATEGUI 1995; DE HOZ 1995). Pero estas gentes pirenaicas parecen haberse mezclado con gentes de los Campos de Urnas al descender a los valles de Lérida y del Lot y Garona, lo que dificulta su delimitación por esas zonas e indica que lo mismo ocurriría también hacia la parte baja de las cuencas de los ríos aquitanos y del Valle del Ebro, donde surgirían sus principales poblaciones en los últimos siglos a.C. A lo largo de la segunda mitad del I milenio a.C. se constata la celtización por influjo galo de la Aquitania, la iberización cultural del Valle del Ebro remontado el río y la expansión en sentido contrario de elites celtibéricas, proceso este último interrumpido por Roma, que encontró en los Vascones un aliado para contrarrestar la expansión celtibérica por esas zonas. En consecuencia, los Vascones del Pirineo, aislados en sus valles montañosos, debieron mantener formas de vida ancestrales al margen de la romanización, lo que explica el interés que ofrecen los elementos de su peculiar lengua y cultura llegados hasta nuestros días, hasta cristianizarse ya en los albores de la Edad Media, cuando muestran cierta tendencia a la unificación y debieron extenderse hacia el actual País Vasco. Sin embargo, los Vascones de áreas más abiertas y urbanas, como el Valle del Ebro, al igual que Autrigones, Carisios, Várdulos y Berones, pueblos indoeuropeos más o menos celtiberizados del País Vasco, del norte de Burgos y de La Rioja, se romanizarían como los restantes pueblos circundantes, adoptando plenamente la lengua y las costumbres latinas.
En consecuencia, debe revisarse el mito de la supuesta “personalidad” de la Prehistoria del País Vasco y su origen ancestral, idea caduca que se mantiene desde hace tantos años a pesar de estar en contradicción con los avances en todos los campos de estudio. Pero no se puede construir una Prehistoria actual con tesis “míticas” que van contra todas las evidencias científicas. Si se ha mantenido dicha postura, ha sido sólo por motivos ideológicos de tipo político, como evidencia un somero análisis historiográfico. Este hecho es el que explica la falta de estudios actuales sobre etnogénesis en el País Vasco, precisamente donde la sociedad parece estar más interesada en ellos. Pero en el País vasco también se cumple la inexorable ley humana de que cultura material, economía, organización social, ideología, lengua y antropología están en cambio continuo, por factores internos y externos, sean más o menos perceptibles a corto plazo.
Esta situación socio-ideológica explica la comentada dificultad de ofrecer una Prehistoria actual en el País Vasco que siga basándose en la visión goropianista tradicional. Tal situación es lamentable, tanto más si se tiene en cuenta que estas ideas se enseñan en las escuelas, lo que supone manipular a la juventud y a la sociedad para influir en su ideario colectivo. Esas circunstancias son un claro ejemplo de manipulación ideológica, utilizada por elites ansiosas de poder para controlar a la sociedad al servicio de sus intereses, hecho que no parece propio de una sociedad democrática del siglo XXI, cuando tenemos el derecho de comprender nuestra historia despojada de mitos, para decidir libremente cómo integrarnos en el mundo global al que estamos abocados y a cuyo desarrollo debemos contribuir dentro de una sociedad cada vez más abierta, por lo que resulta absurdo perder esfuerzos en luchas anacrónicas, cuando no fraticidas, vistas desde una perspectiva histórica.
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