Contra el bilingüismo obligatorio.
40 años de Franco no pasan en balde, y en España prácticamente está desterrado cualquier acercamiento a un espíritu siquiera levemente liberal. Aquí nos gusta mandarles a los demás. Y cuando nos fastidia lo que nos mandan los que pueden, todo lo que se nos ocurre es que nos dejen meter también caña. O sea, poder imponer también lo nuestro. Pero que la sociedad sea (lo que sea) por sí misma, nos parece como herejía. Nos produce sarpullidos.
En el cristo que tenemos montado con las guerras de lenguas, los que tienen la manía de las vernáculas arguyen dos cosas muy falaces. Que hay que aprender su lengua “por cojones” (por que es “de aquí”, o “nuestra identidad”, etc); y que hay un consenso social (local). Y los que tienen la manía de la lengua común, arguyen otra versión de lo mismo, igualmente imbécil. Que hay que aprender el español “por cojones” (porque es “la lengua común”", por la constitución, etc); y que hay un consenso social (en España).
Y toda la disputa consiste en cómo llegar al bilingüismo perfecto. Si estudiando en dos lenguas, o basta con una. Porque la común se aprende suficientemente en la calle, y es necesaria la “inmersión” en la educación para la supervivencia de la vernácula. Además de hacerla artificialmente necesaria, mediante la política. Lo que no hace nadie es pensar que hace falta tentarse mucho la ropa, y no obligar a nada sin una gran justificación. Y, sobre todo, sin preguntarse antes si no es posible evitar la imposición. Siempre contestan con la chorrada de remate, -¿te parece mal que se obligue a estudiar matemáticas? Como si las materias de estudio no se pudieran discutir - y no se discutieran. No las matemáticas - y por eso las citan siempre. ¿Pero no se discuten el latín y el griego (lenguas, al fin), y muchas otras? ¿Acaso no cambian los planes de estudio? Pues no; a los liberticidas solo se les ocurren las matemáticas.
Desbrocemos los argumentos.
Matemáticas. Una falacia. Nadie dice que no se estudie lengua y literatura. Como nadie dice que no se estudie historia. Eso sería el ejemplo de las matemáticas. Pero claro que se puede discutir -y se discute- algo como hasta dónde llegar en inferencia bayesiana o en trigonometría esférica en secundaria. Están mezclando un genérico (matemáticas, lengua, historia, geografía), con un detalle (Bayes, swahili, Reino de Navarra, los regatos de mi valle).
Lengua “propia”. Que se sepa (y no se sabe tanto), en Vizcaya se ha debido hablar -como mínimo- un idioma paleolítico, algunos indoeuropeos, un idioma tipo celta, vascuence (s), latín, romance, castellano y español. ¿Por qué no va a ser “lengua propia” el castellano, y nos ponemos todos a aprender la lengua de Rodrigo Díaz de Vivar? No es mucho menos inteligible que el vascuence.
Identidad. Si la lengua produce identidad, cualquier política lingüística (cambio en lo que se habla naturalmente) es un cambio impuesto de identidad. Literalmente un identicidio.
Consenso social. Se basan en una chorrada alucinógena. Lo que apruebe un parlamento democrático es consenso social. ¡Y un huevo! Una decisión por mayoría no es un consenso. Y no es infrecuente que una mayoría parlamentaria tenga una opinión en algún punto que no es mayoritaria en la sociedad. Por ejemplo, los pinganillos del senado.
Bilingüismo. Pongamos un ejemplo. Inglaterra es monolingüe, y Gales es bilingüe en un 30%. ¿Tiene alguna ventaja idiomática Gales sobre Inglaterra? Al contrario; tiene una desventaja. Siempre hay posibilidad de que algún idiota se empeñe en obligarte a aprender galés. Es un gasto; de dinero, tiempo y esfuerzo. El inglés se lo ahorra, y dedica ese gasto a lo que prefiera. Por ejemplo, a aprender galés - si le da por ahí. O griego clásico, si lo prefiere. O se va a un pub.
En resumen, tenemos una guerra entre dos imposiciones. Dos bandos contra la libertad. Entre los partidos políticos. Entre la gente lo que hay es un evidente no-consenso social, que solo podría llegar a consenso por la victoria de una de las dos imposiciones. Donde normalmente gana el más cafre, y el que puede hacer mayor presión social.
La alternativa es defender la libertad. No aceptar la obligación del vernáculo, a cambio de no querer imponer la obligación de la común. Y que la gente estudie y hable en lo que quiera. Los vernaculistas nunca lo aceptarían, porque saben que sería su derrota. Pero al menos has cambiado los términos de la discusión, dejando que las chorradas las digan solo los vernaculistas. Y dejando que los nuevos Franquitos sean solo ellos.
Por ejemplo:
@plazaeme @esopmontaraz El estado tiene potestad para escoger las materias. Este es el acuerdo social. Y no es falta de libertad individual.
¿Se podría llegar a una sociedad separada por dos lenguas, que no se entiende? Sería lo que ha querido la gente; y no es muy normal que lo quieran. Es absurdo combatir la naturaleza cuando la naturaleza no crea un problema.
Quebec. Sin duda Canadá es el país que más racionalmente ha enfocado este tipo de problema. Aparte de la Clarity Act, en educación tienen escuelas de fondos públicos francesas e inglesas. (No digo “en francés” o “en inglés”, porque van más allá). Y tienen derecho a acudir a las inglesas los hijos de padres que hayan estudiado sobre todo en inglés, los hermanos de los que han estudiado sobre todo en inglés, y los que han estudiado ellos mismos sobre todo en inglés hasta entonces. Además, tanto en las francesas como en las inglesas, tienen programas de “inmersión” en la otra lengua para los alumnos avanzados que lo quieren, así como programas 100% bilingües. Y estamos hablando de inglés y francés, no de arapahoe.
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Todo esto nace de una discusión de Esopra con Candide [–>]