Quiero ver banqueros y reguladores colgando de los cataplines en plaza pública; no solo políticos.
Hasta que estás en España. Tal vez no solo España, pero desde luego España sí. Tienes leyes y regulaciones en el mercado financiero hasta por los huevos. Y todo tipo de obligaciones prodigiosas que cuidan mucho que averigüen el perfil del inversor (pardillo, tiburón, etc), o análisis de conveniencia -no recuerdo-, para saber qué le pueden ofrecer, y qué explicaciones necesitan darle. Talmente un kindergarten, por así decir. Y luego, tiecojones, te encuentras a las grandes superficies del mundo financiero (los bancos), vendiendo a las masas, y como churros, unos productos de tanto peligro que huye de ellos hasta el pirata más aventurero del lugar. Es como poner carteles de “libre de lobos” en el camino que conduce a la casa de Caperucita.
O como hacer una autopista llena de socavones, y sin avisar. Eso no es un descuido; ni simple desidia. Las famosas preferentes -por citar solo el último caso popular- estaban a la vista y en boca de todos los enterados del mercado. Pero no las compraron los enterados, claro, sino las Caperucitas que no pueden pagar a enterados para moverse por la selva. 12.000 millones. ¿Y quienes son los responsables de que Caperucita creyese que la sucursal de barrio de su banco no es la selva?
Tiene toda la pinta de ser un robo al por mayor. Ni siquiera tan sutil. Y desde luego, a la vista y con la connivencia de todos los que cuentan. Pero la paradoja es que la regulación mega estricta es una parte necesaria del robo. Es lo que le hace creer a Caperucita que no se está moviendo por la selva. Por eso pica ella, que no quería arriesgar sus ahorros, y no pica ningún tiburón de los que juegan habitualmente con un riesgo asumible - pero no juegan con fuego.
Me temo que este robo masivo tiene muchos colaboradores necesarios. Imprescindibles, vaya. Y no solo este, que no es más que el de más actualidad. Y sin embargo, estamos convencidos de que la solución es ... ¡más regulación! Acojonante. ¿No se dan cuenta de que es precisamente la regulación la que ha hecho posible el robo? ¿De cuándo acá iba a comprar preferentes la abuelita, si no es porque la regulación la dio la impresión de que no estaba en la selva?
Supongo que acabaremos aprendiendo, y que se instalará una desconfianza generalizada. Es lo que corresponde cuando las autoridades son los ladrones. Como en Sudamérica, donde te roba el poli. La receta perfecta para un país de mierda que no funciona. Y lo vamos a arreglar, regulando. Ya.
Pues ya tienes entrada, Sef, y sin permiso. Pero yo creía que esta era tu especialidad, ¡so jeta!