¿A dónde va Ciudadanos?
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aLuis Bouza-Brey, 6-8-13
aCreo que Ciudadanos tiene que encontrar su espacio y función en la política española, y estoy convencido que ambos se están perfilando cada vez con mayor nitidez.
El régimen del 78 está dando sus últimas boqueadas, a causa de su perversión y corrupción, habiéndose transformado en una sucia oligarquía de taifas corruptas. Oligarquía y caciquismo, como diría Joaquín Costa, han vuelto a renacer descaradamente en nuestra vida política, con modos autoritarios y cínicos que han terminado por hundir el régimen. Y UPyD, uno de los últimos recién llegados, constituye uno de los arquetipos del fallo catastrófico emergente de la transición: autoritarismo, oligarquía en la cúspide, y trilerismo cínico en los fundamentos del comportamiento, acompañados de servilismo hacia el centro y caciquismo en la periferia, ejercido por despabiladillos ágiles en la ocupación de posiciones de poder local.
Esa ha sido la resultante del proceso de fundación de UPyD, y eso ya no hay quien lo arregle, pues impregna la esencia de su constitución.
Ciudadanos, por el contrario, pese a haber experimentado algunas patologías hispánicas en sus principios, creo que ha ido superándolas gracias a su lucidez y valentía en hacer frente a uno de los ejes políticos básicos del règimen de la transición, el nacionalismo catalán, con su corrupción material endèmica y su corrupción mental derivada de la traición, el oportunismo bisagrista y la mentira de su estrategia y táctica de “la puta y la ramoneta”, orientadas al desmantelamiento y destrucción del Estado español y la consecución de un nuevo Estado catalán.
Por eso Ciudadanos ha superado sus patologías iniciales, y hoy constituye la única esperanza de defensa de una democracia verdadera, frente al pasteleo corrupto de los demàs.
Pero a Ciudadanos le falta por dar el paso definitivo para su consolidación estructural y funcional: trasladar su ámbito de acción al conjunto de España; convertirse en el actor capaz de Regenerar el país en su conjunto, limpiándolo de suciedad por medio de una revisión constitucional que elimine los rasgos oligárquicos y suicidas del sistema. —léase, sistema electoral, ineficacia y dependencia judicial y desintegración territorial—.
Y para conseguir ese gran objetivo, Ciudadanos tiene que ser consciente de que ese es su papel, y construir las herramientas y apoyos necesarios para ello, ya sea mediante la alimentación de un Movimiento Democrático en el conjunto de España, ya sea promoviendo las alianzas necesarias con uno o los dos grandes partidos, una vez que estos comiencen a resucitar de las crisis sobrevinientes de la corrupción del régimen de la transición.
Ciudadanos debería defender ya la necesidad de un Pacto de Estado por la Regeneración de España, impulsando y propagando la necesidad de que emerjan en el PP y el PSOE las fuerzas y transformaciones necesarias para ello. Los dos grandes partidos tienen que experimentar un proceso de catarsis del que habràn de surgir nuevas orientaciones y liderazgos y el papel estructural y funcional de Ciudadanos es impulsar ese proceso con una política cuyo ejemplo y lucha competitiva los obligue a iniciarlo.
A mi juicio, Ciudadanos cometería un gran error si se quedara encerrado en Cataluña o si cediera su espacio a una UPyD que constituye el epítome de un final de régimen, con su autoritarismo, trilerismo y caciquismo partidarios.