Londres intimida periodistas, por encargo de Obama, abusando de la ley antiterrirosta.
Sigue avanzando el caso Snowden, sobre el espionaje masivo en internet de la agencia americana NSA. Esta vez intentan ir contra los apoyos periodísticos del informante por el que nos hemos enterado del escándalo.
El periodista a intimidar es Glen Greenwald (@ggreenwald), el que da las noticias de Snowden sobre el espionaje masivo del gobierno Obama. Tiene un socio, colega, lo que sea, llamado David Miranda. Brasileño. ambos comparten una casa en Río.
Miranda estaba en Berlín, trabajando en el asunto Snowden. Con Laura Poitras. Una realizadora de cine a la que también en contacto con Snowden. Y acabado el trabajo. Miranda volvía a Río, vía Londres.A las autoridades británicas no se les ha ocurrido una idea mejor que detener a un periodista extranjero en tránsito, y usando la ley antiterrorista. Le han detenido todo lo que permite esa ley. Después de nueve horas tienen que o detenerle, o pedir al juez una extensión del tiempo de interrogarle en el limbo, o soltarle. Le han soltado, pero requisando su ordenador portátil, discos USB y su teléfono. Sin comunicarle si se los devolverán, o cuándo.
Cuando llevaban tres horas de detención abusiva, alguien no identificado pero -que decía ser “un oficial de seguridad de Heathrow”- llamó a Greenwald, para contarle que Miranda estaba detenido bajo la ley antiterrorista. Este se puso en contacto con su periódico, The Guardian, que envió abogados de inmediato al aeropuerto. Pero no pudieron contactar con el detenido, ni obtener la menor información sobre su suerte.
En vista de la supina estupidez de la idea de que estos periodistas (ni Snowden) tengan nada que ver con el terrorismo, no se puede pensar otra cosa que estamos ante un aviso mafioso, un intento de intimidación. Es improbable que funcione con Glen, pero la parte delicada es que la persona de apoyo que Wikileaks puso a disposición de Snowden, y que le ha acompañado desde Hong Kong, es súbtita británica. Sarah Harrison. De momento está en Moscú con él, y le sigue ayudando. Aparte de las conferencias de prensa y tal. Pero parece como que le estuvieran amenazando con lo que le puede esperar cuando vuelva a Londres, donde vive habitualmente.
En la imagen de The Times, Sara saliendo de la embajada de Ecuador, tras una visita a Assnage, De Wikileaks. Costumbre de polis ya debe tener.
Más información en The Guardian.Contado por Greenwald mismo:
Y contado por el periódico: Luego dirán que las leyes antiterroristas y el espionaje global masivo son por nuestra seguridad. Como si no nos hubiéramos dado cuenta de que la información, la transparencia, y una prensa libre, son nuestra mayor seguridad contra nuestro mayor peligro. El abuso del gobierno. De cualquier maldito gobierno; aunque le hayas votado.Seguiremos informando. Especialmente desde las cuentas en Twitter de Greenwald y de Wikileaks.
Nota. No lo suelen explicar, pero la filtración de Snowden es de las más civilizadas que se pueden imaginar. Proporciona la información a los profesionales de la comunicación, Greenwald y Poitras, pero advirtiendo que lo estudien bien, para que no salga nada que les parezca que pueda ser peligroso. Para las personas, se entiende, no para los gobiernos. Así que el gobierno británico acaba de tener la brillante idea de darle una patada en la espinilla a la persona que decide lo que sale a la luz. Por ejemplo, las cosas de la agencia británica GCHQ, muy "socia" de la NSA. Esperad noticias frescas al respecto. A partir de ahora, GCHQ dejarán de ser unas siglas desconocidas.Y la portada del Guardian, de mañana.
También han entrado en el asunto:
Amnistía Internacional.
Ministro de AAEE de Brasil: Actualización de Reuters (clic):