El gobierno británico, en plena pataleta, envía a sus espías a destruir información en The Guardian.
Ya decíamos que las siglas GCHQ iban a ser tan conocidas como las de los también espías electrónicos en masa americanos, NSA. Government Communications Headquarters. En su escalada de amenazas al periodismo, y no contentos con secuestrar durante nueve horas al colega de Greenwald, anoche entraron en The Guardian, y se pusieron a destruir discos duros de ordenadores que se guardaban en el sótano. Y ordenadores portátiles que había allí. Oficialmente, para impedir la difusión de más información sobre el espionaje masivo en internet que llevan a cabo los gobiernos. Muy especialmente los de Washington y Londres. Realmente lo que estaban haciendo es o un “show” para impresionar. Otros piensan que solo estaban haciendo el gilipollas.
The Guardian no gestiona el caso Snowden desde Londres, sino desde la oficina de Nueva York. Y desde la casa de Greenwald en Río. Así que cada bit de información destruída ayer, si fuera del caso Snowden -que no- hubiera tenido copias en otros continentes. Además, si están informando sobre la falta de seguridad de nuestros datos electrónicos -porque los gobiernos se han convertido en Gran Hermano-, y están viajando por todo el mundo para mantener los contactos cara a cara, quiere decir que en los sótanos del Guardian no hay absolutamente nada relevante para el caso. Se trata, lisa y llanamente, de un gobierno amedrentando a la prensa. El siguiente paso en la escalada, tras el secuestro de nueve horas, ayer, de Miranda.
Alan Rusbridger cuenta lo de ayer por cuenta del The Guardian: Señala lo obvio. Que se trata de un caso cuya esencia es la libertad de información y de prensa. Al final, el último resquicio que permite soñar con alguna posibilidad de controlar a unos gobiernos que, sin ese control, no habría forma de distinguir de una mafia y sus delincuentes.Relata varias reuniones estas semanas pasadas con representantes del primer ministro, que exigían la entrega o la destrucción de todo el material proporcionado por Edward Snowden. Y quedaba implícito: -O si no, ateneos a las consecuencias, porque otros están sugiriendo medidas más draconianas-. Y para que no hubiera dudas de la idea:
You've had your debate. There's no need to write any more.
Se trataba, aparentemente, de la amenaza de acciones legales para imponerles una censura previa. Supongo que la ley antiterrorista lo permite en el Reino Unido.
Expliqué al hombre de Whitehall la naturaleza de las colaboraciones internacionales, y la forma en la que -en esta época- las organizaciones de prensa pueden aprovechar las legislaciones más permisivas. Puesto abiertamente, no tenemos que escribir desde Londres. La mayor parte de las informaciones sobre la NSA las hacemos en Nueva York [donde es inconcebible una censura previa]. Y, ¿se le había ocurrido pensar que Greenwald vive en Brasil?
Pues les ha dado lo mismo. Tenían que hacer su demostración de fuerza, ridícula, asaltando las oficinas del periódico.
-Ya podemos decirles a los helicópteros que no vengan, je je-, decía uno de los asaltantes del GCHQ, mientras los empleados del Guardian limpiaban los destrozos.
Lo más sorprendente es que hay periodistas defendiendo a los gobiernos. Incluso de derechas. Siempre hay Hermann Tertschs que no comprenden que si los terroristas quieren hacerte cordero islámico, o cordero vasco, los gobiernos quieren hacerte cordero a secas. Y que si no ponen bombas es porque tienen otros medios mejores para conseguir lo mismo. Y, sobre todo, que el único sistema que conocemos para que esta acción del gobierno ocurra en un campo más o menos civilizado se llama libertad de expresión e información. ¿Cómo quieren que pueda haberla, si la NSA y sus GCHQs controlan toda la información entre los periodistas y sus fuentes?
Menos mal que lo de Snowden no era importante. Hay cada ojo lince por ahí ...
The Guardian está muy lejos de ser el periódico de mis amores. Ninguno lo es, pero este menos que ninguno. Sin embargo, cuando de la libertad de prensa se trata, cualquier periódico es La Prensa. Así que, por una vez, y sin que sirva de precedente, homenaje a La Prensa:
Seguirá. Que nadie lo dude.
Añadido / actualización: Había mencionado a Tertsch, como ejemplo, sin saber lo que anda diciendo en el caso Snowwden. Me tiene bloqueado en Twitter. Pero hay gente de la que sabes lo que piensa, sin necesidad de que oírle: