La democracia en los partidos
Octavio
Es muy interesante hablar de listas abiertas, juego limpio, derechos de los afiliados , transparencia , igualdad de oportunidades para los afiliados. Y es muy divertido participar en los procesos internos de los partidos y exigir democracia interna y juego limpio.Todo eso está muy bien , debería ser un derecho y debería ser obligatorio , entre otras cosas porque de un caño en un pozo negro no podemos esperar que mane agua potable.
Pero no se puede, si se quiere ser justo, luchar por buscar estructuras y comportamiento democráticos en las organizaciones políticas si no nos hacemos con carácter previo, una simple pregunta… “ Si, si… en teoría es muy bonito, pero todo esto ¿quién lo paga?” . En mis experiencias anteriores en una , no lo pregunté y en la otra, no quise saberlo.
Los partidos son estructuras estables y dinámicas que necesitan muchos recursos para poder funcionar. Cuando uno exige que se vote para tal o cual cuestión o para tal o cual proceso interno se ha de tener en cuenta que se necesitan locales , sistemas informáticos, horas de trabajo, personas que supervisen y que tomen decisiones , todo eso tiene un coste. Eso a nivel interno, no digamos la inversión que supone trasmitir el mensaje a la sociedad o participar en unas elecciones.
Existen dos vías para afrontar el problema, financiación estatal o financiación exclusivamente propia.
La financiación por las cuotas de los afiliados es imposible para todo aquello que sobrepase una comunidad de vecinos. Solo tenéis que pensar lo que cuesta una sola y simple reunión de 200 afiliados para elegir órganos de dirección y cuestiones estatutarias y pensar que la cuestión no debe alargarse mucho mas allá de una mañana a costa de la propia democracia interna. Pensad también que campaña electoral puede permitirse ese mismo partido con un presupuesto de 6000 euros.
El siguiente paso seria la aceptación de donativos , pero dado que se puede dudar ( que le voy hacer , soy así de desconfiado) del altruismo del cualquier donante, este sistema solo serviría si el sistema impidiera cualquier opacidad respeto a la donación , el donante y el destino de la donación.
Un sistema exclusivamente publico podría ser mas barato si se prohibiera cualquier tipo de financiación privada y se establecieran limites infranqueables a las subvenciones publicas así como si establecieran auténticos controles de las cuentas y se dotara de competencia sancionadora efectiva al órgano fiscalizador. Un sistema así podría ser menos corrupto pero no seria mas democrático. El control del dinero siempre estaría en la cúpula dirigente y además , no resolvería otra cuestión , el de porque tenemos que pagar los ciudadanos de algo de lo cual no participamos.
Como todos sabéis el sistema actual es mixto , se conforma mediante el saqueo de los fondos públicos y la recepción finalista de donaciones privadas (siempre terminan en mariscada) , y por supuestos, ambos sin control efectivo por parte de los ciudadanos. Esa falta de control externo tiene dos vertientes negativas, pagamos a todos los partidos para hacer lo que les de la gana y permite que las cúpulas dirigentes se enquisten alrededor del mana presupuestario cercenando la democracia interna.
Un sistema alternativo y que creo que realmente podría funcionar es un sistema similar al actual pero con algunas variantes.
Evidentemente, poder fiscalizador y sancionador efectivo en tiempo real por parte del Tribunal de Cuentas , tanto de los ingresos públicos como de los privados con deber especifico de transparencia en relación a las donaciones particulares , regulándose la función de lobbys y algo que de una manera u otra llevan utilizando los americanos desde hace porracientos años, las primarias, pero con una variante, la obligación de incluir en los estatutos de todo aquel partido que quiera recibir fondos públicos de regular un sistema de primarias con participación efectiva de todos aquellos ciudadanos que quieran inscribirse como simpatizantes o afines.
Quien no quiera no tendrá pasta publica y quien quiera tendrá que arriesgarse a no disponer de un control férreo de la organización.
Original en ca´n Octavio: