¿Y si dejamos de leer los comunicados cursis de los asesinos?
Ayer nos trajo Al, muy oportuno, el último comunicado de los asesinos etarras. Del que destacaba que solo tiene interés un frase:
Reconocemos con toda sinceridad el sufrimiento y daño multilateral generado como consecuencia del conflicto.Reconocemos con toda sinceridad que el vaso que hemos tirado al suelo está roto. ¿Mande? ¿Necesitan toda su sinceridad para decir que un vaso que está roto en el suelo, está roto - efectivamente? ¿Necesitan toda su sinceridad (e inteligencia, supongo) para llegar a la conclusión de que los asesinatos producen sufrimiento? ¿Y por qué nos tiene que interesar a los demás el tortuoso proceso mental de los subnormales?
Con la conclusión basta, y solo a los efectos legales de las medidas de reinserción que piden. Bueno, ellos les llaman “sus derechos”, que ya es una demostración de que no esán en situación de reinsertables, ni remotamente. El delincuente tiene la posibilidad -no el derecho- de reinsertarse. Y la posibilidad depende de las medidas legales de gracia que tiene derecho a pedir, una vez cumpla ciertas condiciones. Y entre ellas no está el “sincero reconocimiento” de que los asesinatos producen muertos, sino la simple compresión de que el asesinato no es plan. Vaya, que debieron empezar por no asesinar, y ahora nadie estaría mirando si son ya reinsertables - o todavía no.
Habría que mejorar el asunto este de los comunicados cursis y farragosos, como del Kremlin. Por ejemplo, nada de preguntar a los portavoces de los partidos políticos. ¿Qué diablos nos importa si los caraduras del PP consideran que el comunicado de marras le da la razón a la política de El Aguerrido? Oyarzábal sin ir más lejos. Si ellos no tienen el pundonor de poder juzgar su propia política sin necesitar los comunicados etarras, nosotros no debiéramos de pasar la vergüenza ajena de que nos lo restrieguen por la cara. Y por otra parte, hasta el más simple de los votantes entiende perfectamente si entre toda gimnasia (y falacia) verbal figura explícita la idea de que “no debimos asesinar”, o no aparece.
Si la prensa quisiera informar de lo que interesa, y no estuviera participando en el mamoneo de los partidos de sacarle provecho hasta a esto, bastaría con un titular que diga:
Siguen sin comprender que no debieron asesinar
Y ya está.