Las patologías de la libertad en España (1): el etnicismo.
Luis Bouza-Brey
El problema esencial de la supervivencia de la libertad en España, y de su misma subsistencia como país, es que el régimen de libertades del 78 se instauró en base a unos presupuestos que han demostrado ser falsos:
Se pensó que aceptando parte de los objetivos del nacionalismo éste terminaría integrándose en el conjunto y renunciando —como hicieron las demás ideologías— a sus objetivos máximos. Hoy se ve que esa esperanza era infundada: el nacionalismo es etnicismo, es decir, una ideología que pretende crear una sociedad uniforme, producida por la imposición en todo su territorio de los rasgos culturales de una etnia a las demás, eliminando el pluralismo cultural preexistente en su interior y las relaciones de convivencia con el exterior basadas en la igualdad y la solidaridad.
Ante este etnicismo autoritario o totalitario, la idea fundacional del régimen del 78 de construir una España plural y abierta, igualitaria y solidaria, ha fracasado: los etnonacionalismos “han vuelto por sus fueros” precontemporàneos, demostrando que la atenuación de sus objetivos era mera táctica transitoria para alcanzar una situación favorable final, derivada de un “proceso” de acumulación de poder que les permitiera imponer sus objetivos máximos de sociedad uniforme, monolingüe e independiente.
Este proceso, en el País Vasco se ha impuesto mediante el uso de la violencia; en Cataluña, mediante la astucia ladina el adoctrinamiento y la propaganda, pero ahora, la maduración del mismo les lleva ya a confluir a ambos nacionalismos hacia el objetivo final de derribar el Estado común y destruir la unidad nacional de España.
Lo que es necesario es que la sociedad española y sus gobernantes despierten del sueño iluso de la transición y el régimen del 78: es preciso combatir abierta y contundentemente el etnicismo y sus trampas, imponer la voluntad mayoritaria del conjunto mediante el uso de los medios constitucionales previstos para corregir la deslealtad y el golpismo nacionalista, restaurar la unidad del país y reformar una Constitución inadecuada para mantener la unidad desde la pluralidad.
Mientras la sociedad española, en todos sus territorios, no sea capaz de percibir que tiene a los enemigos de la libertad en su propia casa y resulte incapaz de obrar en consecuencia, seguirá autodestruyéndose y permitiendo la instauración de regímenes opuestos a la libertad en esta península desdichada, que terminará por no ser capaz de integrarse en Europa.
El etnonacionalismo, como sostengo hace tiempo, es una ideología que hace de la necedad virtud, llamando a la opresión liberación, al monolitismo pluralidad, y a una etnia nación.
Lautaro va de indio, y es estudioso y defensor de la historia de los indios del norte de Chile. Tiene antepasados indígenas originarios del precioso oasis de Pica. Y organizábamos unas charlas / discusiones apasionantes en el porche de su casa, de infinitos vinos tras una cena. Sobre indios y españoles, y sus guerras y cosas. Y curiosamente, desde posturas opuestas, solíamos acabar bastante de acuerdo. Yo era el "Marod" en aquellas discusiones plagadas de indigenistas, y sin embargo nos queríamos (y admirábamos). Pero no por mis argumentos; ellos eran los primeros en conocer y en flipar con la heroicidad de aquellos "rotos de Chile" en su avance y batallas por la Pampa del Tamarugal y Atacama. Apenas 40 años después del descubrimiento de unas islas perdidas en el Caribe, y básicamente a paso de andar. O arrastrarse. ¡Ah, qué recuerdos!
Al grano:
- El Estado de las Autonomías no fue algo muy discutido, y mucho menos una concesión a los nacionalistas, a juzgar por el reparto de fuerzas políticas
Es que juzgas muy mal. Porque precisamente lo destacado es que no salió algo que se correspondiera con el reparto de las fuerzas políticas, sino algo que resultara en que ninguna fuerza política relevante votara en contra. Y por supuesto que estaban convencidos de que eso acabaría con el terrorismo.
También te equivocas en el "café para todos". No fue un pacto inicial para parir el nuevo estado. El pacto inicial fue el contrario. Café para los separatistas llamados "históricos" (los de la República), y ajo y agua para los demás. Lo que era una forma perfecta de no conocer España ni a los españoles. La imbecilidad fue parir algo especial para los cretinos que se creen especiales, imaginando que eso iba a proporcionar una fiesta en paz. Sin ver que el resto no iba a aceptar ser la niña fea del baile por decreto. Al final tienes algo especial para todos, y por tanto deja de ser especial; y la fiesta en vez de ser en paz se convirtió en una bronca permanente.
Dejémonos de historias. Que acabes de llegar a Cataluña no quiere decir que sepas lo que pasa y ha estado pasando en Cataluña. Probablemente ni si quiera estás intentando integrarte en esa sociedad, ni que lo hagan tus hijos. Pero lo que Luis llama "adoctrinamiento y propaganda" ladinos, por abreviar, es muchísimo más que eso. Es una violencia social acojonante, cuya herramienta principal es la exclusión de la ciudadanía moral ("ser catalán") al que no pasa por el aro. Te puede parecer muy "democrático", pero es la esencia de lo no democrático. Lo contrario de los tres "isos" griegos de los que sale la democracia: isonomia, isegoria, isokratia.
La madre del cordero de la brutalidad política de Franco no es la falta de elecciones. Es la exclusión de la ciudadanía moral de aquellos que piensan lo que no quiere que se piense. Y esa es, como un calco, la esencia de la brutalidad política de los nacionalismos separatas. Las herramientas y circunstancias son diferentes, porque el mundo es distinto. Pero el trasfondo es el mismo.
Sí, yo también estoy de acuerdo con la visión general de España de Pérez Reverte. Aunque no estoy convencido de que ese espíritu cainita sea en absoluto exclusivo ni propio de españoles. Lo que tal vez sí lo sea es la falta de herramientas para evitarlo. Y una de las principales es quitarle tanto a Franco como a los separatas la capacidad de excluir que tienen.