Emerge la Cataluña silenciada | @elmundoes

No sé muy bien dónde meter este lúcido artículo de Ignacio CAMACHO en "ABC" de hoy. Al final me decidí por situarlo aquí, pues creo que Ciudadanos, la asociación "Libres e iguales", SOCIEDAD CIVIL CATALANA, y algunos otros, lo tienen claro. Ahora, lo que es vital es que mis compatriotas charnegos y no charnegos de Cataluña, y mis compatriotas del resto de España, lo interioricen y actúen en consecuencia. ​ EL SOBERANISMO ESPAÑOL IGNACIO CAMACHO, 'ABC' - 2014-08-19 Es menester deconstruir la superchería identitaria: el de Cataluña es un problema de España y de los españoles ACASO el mayor éxito del independentismo haya sido el de instalar la idea de que el problema de Cataluña es solo de los catalanes. Una estrategia de segmentación que se ha hecho fuerte desde el lenguaje político, a través del cual los nacionalistas han introducido con la naturalidad de un solapamiento el concepto de bilateralidad. A menudo se habla de Cataluña y España como si fuesen dos realidades distintas, dos sujetos colectivos en pie de igualdad enfrentados por un conflicto de naturaleza política, institucional y hasta sociológica. De este modo se solapa la esencia de la cuestión dando ventaja subconsciente al mito identitario, cuya relevancia se sobrevalora al rodearlo de un halo simbólico. El lenguaje construye una categoría intelectual en la que se desliza el concepto tramposo de un derecho inatendido y de una reivindicación reparadora. [seguir -->]

El problema que está provocando una crisis de Estado en nuestro país deriva de la perversión esencial del nacionalismo. José María Ruiz Soroa lo manifiesta muy certeramente en un artículo de hoy de "El País": "Una, grande y libre" http://elpais.com/elpais/2014/04/23/opinion/1398254323_207395.html Lo que debería ser correctamente denominado etnonacionalismo, basado en la imposición de los rasgos de una etnia, sean la raza, el idioma o los demás rasgos culturales al conjunto esencialmente plural del país, es lo que constituye la enfermedad política que nos destruye, pues atenta directamente contra el modelo constitucional y la realidad histórica de España, basados en la unión de la diversidad. Unión de la diversidad con un énfasis puesto simultáneamente en ambos conceptos, sin desviaciones hacia la imposición de homogeneidades étnicas en el ámbito regional ni hacia el uniformismo forzado impuesto desde el Estado en el nivel nacional. Y esta necesidad vital y apremiante debe ser comprendida de una vez por nuestros dirigentes políticos, como dice alguno de ellos, "por las buenas o por las urnas", pues mientras no se consiga el equilibrio armonioso entre tendencias centrífugas y centrípetas nuestra convivencia està en peligro. Ya no es posible estirar más de la cuerda de la centrifugación, mediante "diálogos" y "negociaciones" para blindar privilegios étnicos y económicos. O se consigue imponer de una vez el equilibrio entre las diferencias y la igualdad básica, o nuestro país serà incapaz de encontrar de nuevo la ruta de la convivencia y la estabilidad constitucional. Es vitalmente necesario para España que "por las buenas o por las urnas" (Rivera) se detenga de una vez la locura delirante de etnonacionalistas esquizofrénicos y dirigentes nacionales inconsistentes y oportunistas. Cuando se consiga ese equilibrio, el patriotismo dejará de ser pervertido por etnonacionalismos cerrados, y el nacionalismo como defensa equilibrada de los intereses del conjunto plural de nuestras comunidades será la pauta de comportamiento aceptada. Entonces, ni Cataluña, ni Euskadi, ni otras comunidades peninsulares, seràn incompatibles con España, ni ésta tendrá que ser definida ni defendida en contradicción con su pluralismo esencial y sano. Cuando se llegue a este equilibrio, España habrá ingresado en Europa, y se habrá liberado de su destino sisífico, de despeñarse con la roca por el precipicio del derrumbe político cada cuarenta años.