¿Ciencia democrática, o ciencia con anteojeras?
Son dos entradas en una (1200 palabras). La propuesta de Marod, que yo llamo “Ciencia Democrática”, y la crítica de la misma.
Marod
Ciencia Democrática
Yo sí veo una diferencia cualitativa en el origen de la financiación de la investigación científica.Bueno, yo y cualquiera, que voy a soltar una perogrullada. Porque la diferencia es que una es pública y otra es privada. Desarrollemos esta “perogrullada” y veamos las vueltas a las que me refiero.
Desde una perspectiva puramente teórica hay una diferencia fundamental. La financiación pública responde a un interés general exento de presiones por obtener un resultado. Porque el único resultado que pretende es adquirir un conocimiento que permita un bien común (aplicar políticas correctas, desarrollar tecnología nueva, etc). El Estado (o los Estados) al financiar investigaciones para entender el cambio climático (si es humano o no, y si es peligroso o no) simplemente buscan el conocimiento correcto para poder aplicar las mejores políticas al respecto.
En cambio, la financiación privada no responde a ese interés general, sino a un interés particular (de un corporación, de un lobby, de un think-tank, vamos del que paga). Así las cosas, insisto teóricamente, la entidad privada que financia tal investigación sí busca un resultado que favorezca sus intereses (económicos, de influencia, o acordes a su ideología) y por lo tanto, estará sesgada buscando un resultado a priori. Tenemos multitud de ejemplos: desde las investigaciones dirigidas a minusvalorar los impactos del tabaquismo, o del plomo en la gasolina… hasta las que financian esta cosa del “diseño inteligente” en detrimento de la Evolución Darwiniana.
Claro, esto está muy bien para la teoría, pero debemos reconocer que la aplicación práctica no está exenta de problemas (graves, a juzgar como está el patio). Lamentablemente, la investigación pública también se ve sometida a mucha presión con altas dosis de injerencia. A fin de cuentas, la política también está sometida a las presiones que ejercen un montón de lobbys y asociaciones de diferentes ideologías e intereses. PERO, tiene una ventaja. Las convocatorias son públicas y están sometidas a unos criterios objetivos, dónde no cabe la arbitrariedad en la decisión de a quien se le conceden. Puede haber corruptelas, desde luego, pero son denunciables, enjuiciables y amparables ante los tribunales. Una investigación privada nada tendría que justificar a la hora de motivar un rechazo.
Si bien es cierto que da igual quien pague la investigación sino si las conclusiones científicas obtenidas son correctas (falsables, reproducibles, etc), no es menos cierto que también es importante determinar si lo que investigamos nos interesa o no. Aquí hay otra diferencia importante, a saber:
- Las investigaciones públicas responden al interés social, y las privadas responden al interés de quien las paga (que para eso las paga). Es decir, qué se investiga lo deciden los políticos que representan a esa comunidad (local, autonómica, estatal o supraestatal… cada una en su ámbito). Así que rige un principio democrático. Claro ejemplo el que nos trae Plaza con Australia. En España no parece que ni PSOE ni PP consideren que el cambio climático no sea un problema de primer orden (ahora ya si es porque nos realmente nos preocupa el medioambiente, o porque favorezca plegarse a ese viejo deseo alemán de la independencia energética europea que tan falta de hidrocarburo barato anda), y por tanto el hecho de que paguemos su investigación responde a un mandato popular.
Así por ejemplo, sabemos (o creemos saber) que el PSOE destinará más fondos a la investigación con células madre y embriones que el PP (que mantiene una posición más católica). Porque los fondos se aprueban en partidas presupuestarias que aprueba el parlamento, que como Hacienda, somos todos. Bueno, cada uno investiga lo que quiere mientras lo pague él y no nos lo haga pagar a los demás. Depende. A lo mejor que Google (como ejemplo que no sé si lo hace o no) pagase una investigación para desarrollar tecnologías que “rebusquen” en nuestros datos privados más y mejor pues no nos interesa mucho, aunque no nos cueste un euro. O investigaciones para mejorar publicidad subliminal (que se han hecho) pues tampoco (y esas al final sí que las pagamos :-) )
El problema raíz, por tanto, hay que buscarlo en la propia sociedad. En el fondo nos importa muy poco a que se destinan nuestros dineros (digo así en general) porque donde realmente los “alarmistas” ganan la batalla es en la política (y no en la ciencia). Y esa – la política – depende de nosotros mismos, de a quien votamos, y porque votamos (o si sabemos lo que votamos)
Perdón por la extensión, a lo mejor no eran dos vueltas y eran cuatro… bueno fin
Plazaeme
Ciencia Anteojeras
Gracias. Era interesante. No por desconocido, pero nunca lo había vista expresado con tal crudeza, y tan bien resumido.
No he debido de hacer hincapié suficiente en un detalle importante, porque ya lo he repetido muchas veces – y no quería cansar.
Y olvidas que no se ha sugerido eliminar la financiación pública de la ciencia. Se ha sugerido que es muy mala la idea de no escuchar a la financiada por otro procedimiento, o escucharla con sordina.
Si el sistema ciencia funciona bien, (por ejemplo, no está secuestrado por un grupo de interés), el interes del que financia el trabajo es irrelevante de cara a los resultados. Precisamente porque funciona el sistema, y corrige lo que está mal. El interés no tuerce los resultados. Si el sistema funciona, ya digo. Puede torcer las preguntas.
Con las preguntas, el único problema que puede haber es estar haciendo pocas, y saltarte la pregunta clave. Así que el interés que aquí es importante, que no es el de la sociedad, ni el de la democracia, ni su puta madre, sino el interés del conocimiento, es no saltarse las preguntas que importan.Porque sin la pregunta que importa, te quedas sin la respuesta que importa.
-estará sesgada buscando un resultado a priori.
Toda ciencia lo hace. El resultado de la intuición que te lleva a preguntar. La intuición te hace apuntar la linterna hacia una zona del desván. Si encuentras algo, ¡bingo! Así que lo que te interesa son tantas linternas (guiadas necesariamente por "resultados a priori") que acaben barriendo el desván entero con su luz. Es la única manera de saber lo que hay en ese desván, porque no tenemos una bombilla cenital.La idea que propones (y los alarmistas), es no mirar lo que se va encontrando en el desván, sino preguntar la cuadra de la linterna que lo encuentra, y quedarse solo con lo que encuentra la cuadra angelical.
Son matemáticas. Estás proponiendo tener menos conocimientos. Menos luz para buscarlos. Encontrar menos cosas en el desván. Y no discuto que eso no sea “muy democrático” (dependiendo de tu idea de democracia), solo sostengo que no es muy inteligente de cara a aumentar el conocimiento.
Esa idea de democracia solo puede reducir el conocimiento de la sociedad que la alberga.
También puede ser interesante mirar cómo podría gestionarse la ciencia pública para que no sea una linterna con una sola dirección. Pero es otro tema, no hay tiempo, y sería una solución teórica. De momento ya tenemos una solución práctica para el problema del conocimiento. Conocemos sus resultados. Básicamente, y en lo que a ti te afecta, todo lo que llamas ciencia. Lo que va desde Galileo hasta la bomba atómica.
No hay pasteles
Venga, más. Y me quedo sin comer. Todo sea por la metafísica. Sabes que la humanidad tiene una cifra máxima ideal. Por el procedimiento que sea. Y las declaraciones de derechos humanos (y similares) hacen imposible recucir la población a esa cifra ideal. Ergo la democracia no vale. Es posible que se pueda establecer una relación entre democracia y esa declaración. Puede. El problema que veo es que la gente suele rebotarse mucho (sentirse infeliz) cuando le impiden tener descendencia. Para muchoe es, exactamente, la mayor felicidad de su vida. Y entonces parece que estamos buscando la felicidad plena, a base de joder la felicidad a secas. No hay pasteles. Luego resulta que existe el "terror democrático". Pasemos por alto la confusión en aras del argumento. Me temo que eso no implica que no exista, también, el "terror no-democrático". Ni siquiera que no exista el "terror de castas". Ah, pero es que las castas realmente existentes son una perversión del sistema ideal de castas, jamás llevado a cabo en la vida real. Vale, vale. Conozco el argumento. No hay pasteles. - Por ejemplo, se puede discutir abiertamente si en España habrá monarquía o república, pero no si habrá democracia o un régimen diferente a la democracia. De hecho, lo estamos haciendo. Vale, pero no lo podemos hacer desde una cátedra. Ni decir que la homosexualidad sea una enfermedad (el que piense tal cosa). Y otros ejemplo. El fallo es que no estás describiendo una propiedad de la democracia, sino una propiedad de la humanidad. Se llama "tabú", y también se dan en las castas (si están formadas por humanos). No hay pasteles. Y esto es todo lo que he visto en el resumen.