Nuevos récords climáticos. De hielo en el sur, y de calor en USA en ... ¡1936!
El Ártico La Antártida está que se sale batiendo récords de hielo. En este caso la noticia que se está viendo se trata de récord de anomalía, o medido sobre la media de los 30 primeros años de mediciones.
El gráfico habitual (clic para ampliar, actualizado):
Es posible que quede más claro si vemos medias anuales, y para 2014 usamos los últimos 365 días:
Hasta el año pasado el hielo marino del sur estaba creciendo despacito. Ahora parece que ya no es con tanta parsimonia. Desgraciadamente, porque el frío no es bueno. Las grandes masas de hielo tienden a ser desiertos biológicos. O casi.
Pero también se ve lo mismo si usamos medidas absolutas, y medias anuales. Con la cifra de los últimos 365 días para 2014.
Para visualizar mejor lo de la anomalía, otro gráfico de Cryosphere Today [–>]
El otro “nuevo” récord que se acaba de batir es curiosillo. El de mes más caliente de la historia en USA. Pero lo ha batido … ¡julio de 1936! Y es que las temperaturas del pasado van cambiando, según se les ocurren modos mejores de ajustarlas, corregirlas, homogeneizarlas y liofilizarlas. Normalmente cambian en el sentido de mostrar mayor calentamiento reciente. Esto es, subiendo las modernas y bajando las antiguas. Pero esta vez ha salida rana la operación.
Clic en la imagen para el artículo de WUWT en el que se explica. Pero en el gráfico se ven los cambios que han ido dando esas temperaturas según pasa el tiempo.
¿Hay algún motivo racional para cambiar las temperaturas del pasado? No suena muy serio, pero sí lo hay. Las estaciones meteorológicas de las que salen los datos nunca estuvieron pensadas para medir la “temperatura media global”. Las circunstancias de cada estación son diferentes de las demás. Datos que faltan; datos mal escritos; cambios en el entorno físico; cambios en los instrumentos (del intrumento mismo, y de su posición); zonas sin termómetros. Entonces, para homogeneizar todo eso, necesitan un “modelo” o “clima regional” de referencia. Una “estructura climática” de referencia en la zona. Pero nuevos datos actuales (y supuestamente mejores y más completos), cambian esa “estructura climática”. Y al cambiar lo que sirve de referencia para la homogeneización, lógicamente cambian los ajustes que se han de aplicar a las temperaturas para que tengan un sentido “global”.
¿Parece poco serio? Lo es. Pero es el resultado inevitable de usar un intrumento para lo que jamás estuvo pensado.