La "democracia kindergarten" empieza su baile en Escocia
¡Queremos opinar! Es lo que hacen siempre los niños, a menudo berreando. Pero hacerse adulto es recibir un cachete cuando berreas. Porque una cosa es expresar una opinión, y otra muy distinta es tomar una decisión sin saber cómo se lleva a cabo, ni a dónde conduce.
¿Todos tranquilos ahora que en Escocia han dicho “no”? Difícil de creer, si vemos que en Quebec eso no sirvió para nada en 1980, más que para intentarlo de nuevo quince años después. Hasta que un ministro canadiense adulto, y Québécoise para más señas, forzó al Tribunal Supremo a digerir las formas y alcance de la opinión de los niños. Porque estará muy bien querer helado de postre, pero habrá que saber esos incómodos detalles de cuánto cuesta, quién lo paga, quién lo come, y qué cantidad podemos comprar. Por ejemplo, la necesidad de una mayoría cualificada; y sobre censo, no sobre votos. Y el principio impecablemente democrático de que el voto que puede servir para separar Canadá, también debe de servir para separar Quebec. Por ejemplo, si Escocia quiere separarse para llevarse el petróleo del mar del Norte, lo mismo pueden querer las Shetland, y por exactamente el mismo motivo.
Resultado en las Shetland:
- Sí: 36,3%
- No: 63,7%
En Canadá, en cuanto los adultos cogieron los cuernos, a los niños se les quitaron las ganas de opinar. 20 años ya, y ni acordarse.
Cameron. Cameron como ejemplo y héroe de todos los separatistas en Europa. ¡Qué bien lo han hecho! Allí se puede preguntar y son capaces de negociarlo de acuerdo. ¿Perdón? ¿Negociar qué, exactamente? ¿Han negociado qué territorios pueden opinar, o la opinión de las Shetland no vale para nada? ¿Han negociado el petróleo? ¿Han negociado la deuda? ¿Han negociado las pensiones? ¿Han negociado el plazo para seguir opinando y opinando, hasta que salga lo que queremos – y que entonces ya no volvamos a preguntar nunca más?
O sea, que los niños estaban opinando sin tener repajolera idea de las consecuencias de su opinión. Y por si quedaran dudas, ¡rebajan la edad del voto, de los 18 a los 16! Cosa de ponerle más frenos -si cabe- a la reflexión, y ayudar a que se produzca una estampida de emoción.
Sí, tal vez se le puede llamar “democracia” a eso. Y hasta “fiesta de la democracia”. Pero tal vez “fiesta de la infancia” se un termino más ajustado.
¿Queremos “naciones a la carta” como prodigio de la máxima expresión de la democracia? Es un principio, sin duda. Auqnue sea un principio que ningún nacionalista acepta; ya sea escocés, catalán, o vasco. Solo lo aceptan para lo suyo, pero no contra lo suyo. ¿Sería mucho pedir que nos explicaran si ese es el principio en el que se basa la idea, y cómo son las condiciones generales para llevarlo a cabo? Que nos lo explicaran … antes de meternos en el fregado, se entiende. Estilo adulto, por así decir.
En Escocia no se ha acabado nada con un “no”. Solo ha empezado el baile de la democracia kindergarten en Europa. ¿Qué siente el niño? Seguro que resulta muy entretenido. Al menos, tanto como el circo de los payasos.