La inmensa estupidez de Antonio Ruiz de Elvira (sobre el petróleo de Canarias)
El asno mayor de la Payasada Nacional ha soltado otro rebuzno. Bueno, lo hace con la fecuencia que sea que actualiza su blog en El Mundo, pero este me ha llegado por email. Clic para disfrutarlo en su esplendor completo.
En realidad es un rebuzno de rebuznos, que diría el amigo Pablemos. Otro que tal. Pero solo uno de ellos se refiere al tema que sugiere su título. El petróleo de Canarias.
El petróleo de Canarias, si se encuentra, se calcula por la misma Repsol que solo durará unos 10 años. Beneficios grandes para los inversores, negativos para la población. ¿Cuantos empleos genera una plataforma de extracción? No mas de mil. Llenar las islas de centrales solares, fotovoltaicas y térmicas, de centrales eólicas, es trabajo para 100.000 personas, durante todo el tiempo que existan las Islas Canarias, pues el Sol no se gasta.
Acojonante, pero a estas alturas ya es de sobra conocido que el catedrático de física más incapaz de toda la galaxia tiene serios problemas con las cifras, con las unidades, y con los conceptos. Vayamos solamente al concepto. Un empleo no es un beneficio; es un coste en la producción -- por ejemplo de energía. Y si sus cifras fueran realistas (que no es el caso), entonces la energía que necesita Canarias sería cien veces más cara en empleos si se usa el sol que si se usa petróleo.Podría “mejorarlo” aun, el amigo Ruiz. Si en vez de sol usara bicicletas, con una pequeña dinamo, puede que tuviera los “beneficios” de un millón de empleos en lugar de sólo 100.000 mil. El problama es que ese “beneficio” imaginario encarecería mil veces la energía que necesita Canarias, en lugar de encarecerla “sólo” cien veces.
A la vista del paisaje, da la impresión de que se debería redefinir España. Ese sitio en el que a un Ruiz de Elvira le dan cátedera. En la universidad, y en el segundo periódico del país.
Sugerencia para Antonio. Usamos petróleo. Con un “beneficio” de sólo mil empleos. Y la gente paga por la energía lo que cueste. Y luego ponemos un impuesto, que llamamos por ejemplo Antoñito, con el que creamos el “beneficio” de 99.000 empleos – por ejemplo para pintar hermosas florecillas silvestres sobre el asfalto de las calzadas. Que se van gastando según pasan los automóviles, y hay que volverlas a pintar. La estrategia podría tener como nombre: claridad. La claridad que tendría la gente de saber lo que está pagando por los vatios, y lo que está pagando por las florecillas silvestres pintadas. “Beneficio” con claridad, por así decir. El no va más.
Nota: Al hilo de la inmensa estupidez, y con la idea de que tal vez Casimiro no sea inmensamente estúpido (por algo estará ahí), surge el dilema de siempre, tan antiguo como la humanidad. ¿Por qué? ¿Por qué esa inmensa estupidez, Casimiro? ¿Será por la nueva ley que pretende cobrar los enlaces? Ponemos estupideces inmensas en “nuestro periódico” -total, ya más lectores no se pueden perder- y conseguimos cobrar por los cien mil enlaces que no pueden evitar comentar nuestra descacharrante imbecilidad. ¿Es esa la idea, el por qué?
Se admiten nuevas sugerencias.
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Añadido para Marod: