Nos habíamos olvidado del 150 aniversario del fundador tarado del nacionalismo vasco
Puede haber quien proteste porque le llame fundador (tarado) del nacionalismo vasco. Pero me remito al presidente actual del PNV, Ortuzar.
El 26 de enero de 1865, cuando ni Bilbao era Bilbao, en el corazón de la república de Abando, en el seno de una familia carlista, nacía el menor de una prole de ocho hermanos, Sabino de Arana y Goiri. El de hoy es, por tanto, un día de conmemoración para todos los vascos, abertzales y no abertzales: hace 150 años nació una persona que, con su impulso arrollador, prendió la llama que ha iluminado todo este tiempo el camino que, sorteando dificultades y obstáculos, ha conducido a la sociedad vasca al actual estadio de autogobierno, desarrollo económico y social y conciencia de pertenencia nacional. [El Correo –>]También asegura Ortuzar que gracias al revulsivo del pensamiento de Arana “el pueblo vasco se reconoció a si mismo como Nación”. [El Mundo –>]
Respecto a si era un tarado [citas jugosas –>], tenemos cierta discusión con los nacionatas. Ellos alegan que sus taras (racismo, xenofobia, represión sexual, odio como herramienta, disonancia cognitiva, proto nazismo) eran “cosas de la época”. Pero esas “cosas de la época”, en la época de Sabino Arana sólo las padecían, el mismo Sabino, y los cuatro payasos que le seguían la comba. A nadie se le ocurre explicar a Hitler bajo la disculpa de “cosas de la epoca”. Por el mismo motivo que a nadie se le ocurre disculpar el aplauso o la comprensión del asesinato de inocentes mediante el calendario. Y ellos mismos nunca le llamarían a Franco “cosas de la época”. ¿Entonces?
Tiene guasa. Les llaman a los peperos “herederos del franquismo”. Y les obligan a distanciarse públicamente de él [El País –>]. Pero ni con esas les creen, y les siguen llamando fachas, franquistas, la de Dios. Pero los nacionatas vascos pueden seguir tranquilamente homenajeando los aniversarios de uno de los mayores racistas y “haters” de la historia de España. No creo que se trate de que como -además de la taras- era un payaso, nadie se debe de tomar las taras en serio. Porque cuando les recordamos las lindezas del origen intelectual del nacionalismo vasco, en seguida nos tildan de anti-vascos.
Podríamos llegar a una especie de acuerdo. Por aquello de la convivencia y tal. Aprovechando, además, el reconocimiento de Ortuzar de que la nación vasca es una parida de Arana. Nosotros seremos anti-vascos el día que los que Arana llamaba “eusquerianos” reconozcan ser los hijos intelectuales de la taras de Arana. Taras que, para su estupor, no están nada alejadas de las taras de Franco. Nacionalismo de coros y danzas, antiliberalismo furibundo, moral de convento de monjas, y filosofía trabucaire.
Sí, nos habíamos olvidado de los 150 años del nacimiento del fenómeno. Pero es que da una pereza …