Libertad de expresión contra "delito de cafre" (debería ser)
Nos complicamos tontamente la vida. Y las leyes. Ahora van a juzgar a la Niña de Suje. Por un delito que suena ridículo de nombre: Un delito contra los sentimientos religiosos. ¿Y por qué diablos habría que respetar los sentimientos de ningún tipo? Los sentimientos deberían ser libres, incluido el sentimiento de que tal sentimiento le parece ridículo a alguien. En cambio hacer el cafre debería tener limitaciones.
Veamos la ley que afecta a la Niña del Suje. Dice el CP:
Artículo 522
1.º Los que por medio de violencia, intimidación, fuerza o cualquier otro apremio ilegítimo impidan a un miembro o miembros de una confesión religiosa practicar los actos propios de las creencias que profesen, o asistir a los mismos.
Artículo 524
El que en templo, lugar destinado al culto o en ceremonias religiosas ejecutare actos de profanación en ofensa de los sentimientos religiosos legalmente tutelados será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses.
Artículo 525
1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican. 2. En las mismas penas incurrirán los que hagan públicamente escarnio, de palabra o por escrito, de quienes no profesan religión o creencia alguna.
Siendo los sentimientos libres, el artículo 525 es absurdo. Y muy pernicioso. Porque literalmente cualquier expresión puede ofender un sentimiento, a poco que ese sentimiento sea libre.En cambio los dos artículos anteriores tienen más sustancia. Pero sólo si se generalizan. Porque de lo que están hablando es de un “domicilio”, aunque sea público y compartido. Templo; destinado al culto; ceremonia; actos propios. Ese es el problema. Y va mucho más allá de las religiones y sus sentimientos.
Imaginemos gente que come perros. Por ejemplo, los chinos. E imaginemos gente que ama los perros. Por ejemplo los ingleses. Tenemos un conflicto. Puede estudiarse la posibilidad de que una ley solucione el conflicto. Para eso están las leyes. Y entraría dentro de la libertad de expresión que los amantes de los perros se manifiesten públicamente en contra de que se pueda comer perros. Pero, ¿debería incluir la libertad de expresión que los ingleses invadan los restaurantes de los chinos, para joderles la cena a los clientes y el negocio a sus propietarios?
Esa es la diferencia entre el mundo de Podemos, y de Rita Maestre, y el mundo civilizado. En el mundo civilizado la libertad de expresión no incluye la libertad de que cualquiera te escuche … en su propia casa (templo, acto, celebración, etc). Y en el mundo de Podemos, en realidad, tampoco. Porque ellos mismos consideran inaceptables los escraches … cuando ocurre que son los pacientes en lugar de ser los cafres.
El pollo de la foto de arriba se hinchaba de hacerles lo mismo a los demás, pero cuando le toca padecerlo a él ya no le parece “libertad de expresión”.
Deberíamos aprovechar la circunstancia Podemos. Para dejarnos de vainas de sentimientos respetables y no respetables, y cambiarlos por circunstancias respetables (casa, templo, acto, celebración, etc) y personas respetables. Básicamente, todas. O sea, total libertad de crítica, pero ninguna libertad de invasión oreja.
Las leyes de sentimientos son una chorrada. Lo que hacen falta son leyes contra los cafres. Y si eso le jode el invento a Podemos, mala suerte. Haber elegido el zoo.
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Actualización: El Confidencial trae [–>] las explicaciones de la niña cafre.
- No quise ofender a nadie.
- El torso desnudo no tiene por qué ser una cosa ofensiva.
- Vistas las consecuencias, no lo volvería a hacer.
- Una actitud pacífica y en ningún caso amenazante.
- los edificios públicos universitarios deben ser empleados solamente para fines académicos.
- Mantengo que Iglesia y Estado deben estar separados y, al mismo tiempo, lamento que algunas personas se sintieran ofendidas por esa actuación concreta.
- Los sentimientos religiosos merecen el mayor de los respetos, como también lo merecen sus símbolos