La desconfianza en la prensa no está nada bien repartida
Me parece muy interesante esta encuesta de Gallup sobre la confianza en la prensa. Es una serie que hacen anualmente desde 1997. Empezaron en 1972, aunque de forma ocasional. Y el máximo de confianza fue en 1976. Esa primera época de la encuesta, en la que se ve mucha confianza de los lectores en la prensa, coincide con las grandes noticias y escándalos de la guerra de Vietnam y el Watergate. Una prensa “cañera” a tope.
Desde entonces la confianza ha caído mucho. Tenemos los datos anuales desde 1997, pero con el punto máximo de 1976.
Visto este dato, no parece extraño que la prensa sea un negocio en situación delicada. Si no te fías de lo que te proporcionan, parece como que el único remedio es dedicarse al entretenimiento. Y tal vez de ahí la telebasura. Y esa prensa de calidad que padecemos, con noticias y calentamientos globales cada día más estrafalarios.
Pero lo que más me llama la atención es lo mal repartida que está la desconfianza. Y hay cierta paradoja curiosa. Según la tesis imperante y progre, el problema con el periodismo vendría de ser un negocio particular de sucios capitalistas. Y por tanto dedicado a defender sus intereses bastardos en lugar de una veracidad más o menos objetiva. El problema es que estos datos son USA, donde la prensa es capitalista de verdad. Y no se ve lo que esperarías de la tesis progre. Una mayor confianza y satisfacción de los republicanos, y los demócratas progres desatendidos. Ocurre lo contrario. Dentro de la desconfianza generalizada, esta aumenta más de tres veces más entre republicanos e independientes que entre los demócratas.
Si usamos la línea de tendencia para evitar las oscilaciones, la confianza de los demócratas ha descendido unos 8 puntos desde 1.997; y la de independientes y republicanos nada menos que 25. Así que no parece que los sucios capitalistas propietarios de medios de comunicación estén atendiendo los intereses de los lectores partidarios de los sucios capitalistas.
Y aquí hay una primera pregunta inevitable. ¿De dónde viene esa diferencia? ¿Es porque los periodistas y propietarios de medios son mayormente de izquierdas? Suena extraño, porque eso querría decir que hay un nicho de negocio muy desatendido y nadie se da cuenta para aprovecharlo. Se trataría de un problema de empresarios (y periodistas) incompetentes. No parece probable como problema generalizado.
La alternativa sería una diferencia estructural en el espectro político. Que ser “progre”, hoy, signifique ser crédulo. O partidario de lo que sea el “discurso dominante”, u oficial, o como queramos llamarle. Tragar con “lo que toca” por así decir. Y eso tal vez podría explicar fenómenos como los políticos frikis de derechas, que tienen éxito por decir “lo que no toca”, aunque sea una imbecilidad tan grande como lo que sí toca. Trump, brexiters, Le Pen, y prodigios similares.
La otra pregunta es el destino de la prensa. Una desconfianza generalizada y en aumento significa una ruina de negocio. Y que sólo va a tener agarre en los lectores del progretariado. Y entonces, si tienes lectores sobre todo de izquierdas, y un negocio ruinoso, la solución es muy conocida. Y siempre es la misma. Prensa pública o muy subvencionada. O sea, o Cataluña, o Pablemos. Y eso será …. ¡en nombre de la democracia!
Mala pinta tiene el asunto.
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Fuentes:
Fabius Maximus:
Gallup: