El proceso de nombramiento al Tribunal Supremo, por Luis
Por Luis, desde Florida
(Este artículo no está, ni muchísimo menos, escrito con la intención de menospreciar las acusaciones de abuso sexual, lo cual sabemos que existe, es un problema grave y la mujer debe tener todas las protecciones de la ley. Y el culpable, castigado debidamente. Pero a la vez, debe existir un proceso de verificación para no destruir familias con una acusación frívola. Las mujeres también tienen maridos, padres, hermanos e hijos. En el momento que destruimos el lema inocente hasta comprobar la culpabilidad, la justicia deja de existir y la democracia se derrumba).En EEUU, la Corte Suprema se compone de 9 jueces. El puesto es vitalicio y la Constitución dicta que es el presidente quien los nombra y el senado quien los aprueba. Todos los jueces y políticos juran que se van a atener a las Leyes y la Constitución, pero el problema es que cada uno tiene una opinión de lo que esto significa. Aquí, en EEUU, los republicanos tenemos una visión estricta de las Leyes y la Constitución y los demócratas una más “flexible” dependiendo del momento. La “flexibilidad” ha llegado el punto, en que un sector del partido demócrata lo considera inválido. Dicen: La Constitución es inválida porque la escribieron hombres blancos dueños de esclavos. Los demócratas también tienen unos conocimientos “flexibles” de la historia, porque se olvidan que los rebeldes de la Guerra de Secesión eran demócratas defendiendo la esclavitud, contra el presidente republicano Abraham Lincoln, a quien como ahora, le hicieron un escrache: lo asesinaron. Y también es curiosa la acusación, ya que el juez de la Corte Suprema, Clarence Thomas es constitucionalista a morir y negro. Parece que no ve ningún racismo en el documento.
Debido a estas ideologías, lo que ocurre es que los presidentes demócratas seleccionan a un jurista con una visión flexible (o progresistas) y los republicanos a un “originalista”, “constitucionalista” o conservador. Cuando hay una vacante, el presidente presenta a su candidato. Ha habido una vacante por la muerte de un juez y ahora hay otra porque se retira otro. Cada presidente busca lo que le parece correcto para su ideología. Obama seleccionó a Elena Kagan y Sonia Sotomayor, ambas con visión “flexible” y fueron aprobadas con algunas objeciones pero sin controversias. En estos momentos hay 4 conservadores y 4 progresistas, y uno moderado. Se retira este moderado y hace que el nombramiento de un juez conservador coloque la balanza 5-4 a ese lado y es por esto todo el circo que se ha montado sobre el nombramiento de Kavanaugh. En las últimas décadas, ha habido tres controversias muy serias en la aprobación de los jueces y las tres en contra de los conservadores. En el año 1987, Ronald Reagan nombró a Robert Bork, un juez brillante, con conocimientos académicos sobre leyes anti-monopolio, con un historial de servicio excelente, pero lo demócratas, que siempre tienen el apoyo incondicional de los medios y con unos grupos de presión como las feministas y minorías encontraron la forma de eliminar su nombramiento. Los demócratas tenían la mayoría en el senado y votaron en bloque en contra. Durante el proceso de nombramiento para el juez negro Clarence Thomas, cuando todo parecía que iba a caminar tan suave como un cojinete de bolas bien engrasado, una de sus ex-empleadas, Anita Hill, le acusó de acoso sexual pero sólo con palabras. Anita Hill trabajó en dos ocasiones separadas con el juez. El juez declaró que la consideraba una amiga y que hizo todo lo mejor que pudo por el futuro de ella. Las acusaciones fueron basadas en palabras dichas por Thomas en la primera ocasión laboral. Y la pregunta es ¿cómo es que ella volvió a trabajar para él la segunda y hasta le llevó al aeropuerto como favor personal años más tarde? Hacia el final de las declaraciones al senado, el juez conservador dijo a los senadores demócratas la famosa frase: “He sido víctima de un linchamiento de alta tecnología”. Pero por un margen muy estrecho, Thomas fue aprobado por el senado.
Y ésto nos trae a la situación del momento. He de insertar, que los jueces progresistas tienden a dar decisiones que por el precedente establecido, resultan ser legislaciones nuevas. Y es una clara usurpación de poderes al legislativo, quien es el encargado de establecer las leyes. El poder judicial debe limitarse a concluir bajo las leyes existentes. Y por eso estamos en esta lucha constante con los progresistas sobre la erosión de los principios democráticos.
Brett Kavanaugh fue nombrado hace tres meses y sigue sin ser aprobado por las numerosas acusaciones a las 11:30 de la noche. Normalmente, la investigación y el interrogatorio duran normalmente 2 meses. Parece que este viernes votarán finalmente, pero no ha sido sin que los demócratas del senado no nos hayan traído un circo de tres pistas con numerosos payasos. Hoy día, el senado está controlado por los republicanos por un hilo: 51-49. También es de gran importancia tener en cuenta que las elecciones intermedias para senadores y representantes son el 6 de noviembre. Históricamente, el partido del presidente electo pierde representantes en ambas cámaras. En el último siglo, de 25 elecciones, sólo en tres han mantenido el poder en el congreso. Por lo que por razones históricas (muy complicadas para explicar, si es que se sabe) en noviembre los demócratas deben volver al control del Congreso. Aunque, como siempre, predecir es muy complicado. Los medios han arrastrado a Trump por los estercoleros del país, la imagen entre las mujeres no es halagüeña, los progresistas tienen las teas, guadañas y hachas en alto, pero la economía va viento en popa y al final del día, muchos votantes votan con el bolsillo. Las encuestas no lucen demasiado bien, pero las encuestas nos ha dado sorpresas por la falta de precisión. A pesar de todo, lo que incentiva profundamente a los demócratas es que en noviembre ganen la mayoría en el senado y sean ellos quienes puedan controlar quién sí y quién no va a ser miembro de la Corte Suprema. Y es por eso que quieren atrasar al máximo el voto.
El juez Brett Kavanaugh tiene un historial excelente e impecable. Graduado cum laude de Yale. Doce años en la segunda corte más importante de EEUU sin controversias. La Asociación de Abogados describe su personalidad y profesionalidad de forma excelente. El FBI le investigó 6 veces para cubrir los requisitos de su trabajo federal. Tiene un historial extenso de contratar una gran mayoría de mujeres a sus oficinas. Docenas de mujeres, de cuando era joven y más tarde han escrito maravillas de él. Pero los demócratas tenían otros deseos. Obama dejó claro a los republicanos que le contradecían: Las elecciones tienen consecuencias. Pero parece que los demócratas no quieren hacer caso de sus propias creencias. Y para impedir que le aprobaran, tomaron los siguientes pasos. Trump nombró a Kavanaugh el 9 de julio. Por ese tiempo, la senadora demócrata Diana Feinstein, recibe una carta de una doctora de psicología, Christine Ford con unas acusaciones contra Kavanaugh de acoso sexual. La doctora pedía privacidad. Lo ético y lo recomendable para llegar a la verdad, hubiese sido que inmediatamente hubiesen iniciado una investigación sobre los hechos de forma confidencial. Pero no se hizo así. Cuando parecía que venía la votación, la carta aparece (por una filtración) en el Washington Post 7 semanas más tarde. (El Washington Post y el NY Times son los medios preferidos para los trabajos de cloaca de los demócratas. Allí llegan filtraciones convenientes donde las procesan dándole el colorido adecuado). A consecuencia de las acusaciones, el senado adoptó la medida de interrogar a la acusante y al acusado. Ante una acusación de ese tipo, los republicanos han tenido que andar como en un campo minado con las palabras y los hechos, ya que el voto de la mujer ofendida puede afectar seriamente las elecciones. Y se le escuchó a la doctora: “Me acuerdo al 100% que fue Kavanaugh quien me tapó la boca e intentó violarme. Pensé que me iba a matar” Y para corroborar el hecho, como testigos dio el nombre de su amiga de toda la vida y dos compañeros de escuela de Kavanaugh. Según ella, el incidente ocurrió cuando ella tenía 15 años y él 17 (1982). Después de las declaraciones emocionales y “creíbles” ante los senadores y las cámaras, nos hemos ido enterando de las pruebas necesarias para poder concluir si todo es verdad, o está traumatizada o es una mentirosa con gran capacidad de persuasión.
Para empezar, ninguno de los tres testigos se acuerda de nada parecido. Ni su amiga de toda la vida. Así lo han declarado al FBI bajo juramento. La doctora no se acuerda de la casa donde ocurrió. Ha descrito su evasión del ataque de dos formas diferentes. Era en un vecindario de un country club a 10 kms de su casa. Al tener 15 años, no podía conducir y no se acuerda cómo llegó, ni quién le condujo, ni cómo volvió, ni cuando fue exactamente. Ha dado varias versiones. Inicialmente y por escrito cuando tenía de 16 a 19 años (late teens) y luego cuando tenía 15. El ex-novio de la Dra. Ford ha declarado saber que asesoró a una amiga sobre la forma de pasar la prueba de un detector de mentiras. Cosa que negó rotundamente y bajo juramento en el interrogatorio. También dijo que padecía de claustrofobia y que no podía viajar. Pero el ex-novio dice que vivieron juntos por 6 años en un apartamento muy pequeño con sólo una salida y se sabe que ha viajado muchas veces, incluyendo a Hawaii, que es un viaje muy largo para una persona que padece de ese síndrome. Sólo recuerda al 100% que era Kavanaugh quien la quiso violar y que sólo bebió una cerveza en esa fiesta. La fiscal que hizo parte del interrogatorio, dijo que con esa evidencia nunca se podría llevar a los tribunales. Estuvo realizando un tratamiento matrimonial con una psicóloga donde mencionó por primera vez el incidente a otras personas y en sus notas, la psicóloga no tiene el nombre del juez Kavanaugh. Y ahora lo recuerda el 100%.
En adición, la revista el New Yorker decidió publicar la acusación contra Kavanaugh por parte de Deborah Ramirez, quien admite estar con tragos la noche del incidente, en el año escolar 1983-84. Le acusa de haber expuesto los genitales ante ella. Pero ni hay testigos, ni el New York Times pudo verificar independientemente y decidieron no publicarlo.
Finalmente, apareció un abogado popular en revistas amarillistas por representar a una actriz de porno que aparentemente se acostó con Trump en el 2006. Nos trae a una cliente que asegura haber participado más de 10 veces en orgías que incluían violación en grupo tipo La Manada donde le vio a Kavanaugh. WOW! Claro que Julie Swetnicks tampoco tiene testigos, ni información que corrobore, ni ha habido ninguna denuncia que se aproxime, además que ha tenido algunos problemitas con la ley. Es difícil explicarse que una persona que haya participado en ese tipo de actividades 10 VECES, vaya a acusar a otra persona de hacer lo mismo y lo justifique. A no ser que exista la posibilidad de ganar algo detrás de estas acusaciones. Porque Anita Hill, llegó a escribir libros e hicieron varias documentales y películas basadas en su incidente. Y la Dra. Christine Ford ya tiene un GoFundMe con el que ha recaudado más de $700.000 en menos de dos semanas. Con el éxito que ha tenido con los medios y Hollywood es imposible no imaginarse libros y documentales con la frase: “I believe her” (Yo creo en ella). El ABC de España también parece que la cree y no está nada contento con que los republicanos ignoren acusaciones no verificables de última hora. Lo que se lee en el ABC de EEUU, parece estar subvencionado por Soros.
- https://www.abc.es/internacional/abci-republicanos-ignoran-nuevas-acusaciones-contra-201810030230_noticia.html.
Quiero hacer una observación personal sobre el ABC. Por un lado tiene numerosos artículos sobre la leyenda negra contra España. Por lo que leo, está construyendo otra contra el sector conservador de EEUU y a favor del progresismo contra el cual lucha en España. (???)