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El nuevo milenarismo y las curvas del CO2

Tanta lata está dando la Iglesia-Gore, que no va a quedar más remedio que empezar a comentar algunas cosillas al respecto. Sobre el raca-raca al-górico nos vamos a enterar queramos o no. Por eso parece que puede merecer la pena mirar más allá, y tratar de ver qué otras cosas se ofrecen.

Como esta que traemos hoy, y que dejamos enlazada en la columna de la derecha; un blog interesante sobre clima. El de Antón Uriarte [—>>]. Geógrafo nacido y residente en San Sebastián especializado en climatología. Doctor en geografía por la Universidad de Zaragoza, es profesor de la Universidad del País Vasco. Sostiene una posición escéptica sobre el catastrofismo climático. Algo así como: ¿Cambio?, muy probable, ¿por causas humanas?, difícil de decir, ¿catastrófico?, completamente improbable.

Por poner un ejempo, extraemos de una entrevista en Gara:

P- ­¿Qué significa el Protocolo de Kioto para usted?

R- Kioto es un eslogan aprovechado por los gobiernos de Francia, Reino Unido y Alemania para cargarse como fuente de energía global a la más barata, mejor repartida, menos monopolizada y más abundante: el carbón. De paso fastidian a los Estados Unidos, que de carbón andan sobradísimos. Más del 50% de la electricidad de Estados Unidos procede de centrales térmicas. [—>>]

Pues bien, rescatamos un artículo del blog de A. Uriarte, de julio, sobre las curvas del CO2. La idea general es que el efecto invernadero (calentamiento) del CO2 actúa sobre un rango muy concreto de infrarrojos, y que una cantidad muy pequeña de CO2 como la que ya hay, es suficiente como para retener la mayor parte de los infrarrojos de ese rango, de forma que un aumento del CO2 atmosférico tendrá relativamente poco efecto calentamiento:

Del blog de Antón Uriate:

Una de curvas

Me dan tanto por rascallú esos conciertos estúpidos dirigidos por el Gran Bobo Holográfico, que hoy voy a poner aquí una de curvas logarítmicas. Así que bajen el sonido, por favor.

A los catastrofistas les pirrian las otras, las curvas exponenciales (cuando todo se dispara hacia la hecatombe). El informe del Club de Roma de los años 70, que yo me tragué, estaba llena de ellas. Técnicamente una curva exponencial es aquélla que se dispara hacia arriba ya que el incremento de la variable horizontal (la abscisa) cada vez provoca una mayor subida de la variable vertical (la ordenada). Las curvas logarítmicas son lo contrario. Vamos aumentando el valor de la abscisa y cada vez eso repercute menos en el incremento de la ordenada.

Es lo que pasa al efecto invernadero directo causado por el aumento del CO2. Según Richard Lindzen el efecto invernadero de CO2 ya está casi saturado. El CO2 capta solamente una parte de las radiaciones infrarrojas, las correspondientes a ciertas longitudes de onda. Así que por mucho que aumentase su concentración en la atmósfera, la otra parte de las radiaciones infrarrojas terrestres se le escaparía siempre.

En las gráficas de arriba, que están publicadas en la web de Junkscience, se representa en el eje horizontal la concentración atmosférica de CO2 en partes por millón (ppm), de O ppm a 600 ppm, y en el eje vertical el incremento de temperatura causado por el efecto invernadero directo. Hay tres curvas diferentes porque los análisis difieren. Pero las tres curvas son logarítmicas y los valores del incremento térmico de la posible duplicación del CO2, de 300 ppm a 600 pm, causada por la actividad humana es bastante pequeño. Es la parte que está en colores. Para Lindzen (curva de bajo) la posible duplicación del CO2 (de 300 ppm a las 600 ppm que se alcanzaría dentro de un siglo o así) supondría un incremento térmico de menos de un grado.

Cuando en los modelos del IPCC sale al final una subida de entre 2ºC y 4,5ºC, es porque al efecto directo del CO2 se le añaden otros forzamientos y “feedbacks”, además de cambios circulatorios que modifican la posición de los anticiclones y tal, que vaya usted a saber si se cumplen o no.

[original —>>]

Próximamente intentaremos contaros sobre una curiosa apuesta que hay: 125 mil dólares para quien demuestre, científicamente, que la actividad humana está causando un calentamiento global peligroso. O sea, la propuesta de Gore. Gore, al que parece que las pelas le gustan cantidubi. ¿Aceptará la apuesta y tratará de ganarse esos 125 mil, o le parecerá moco de pavo comparado con todo lo que está levantando a cuenta de la alarma que siembra? ¿Y algún otro fiel de la Iglesia-Gore, menos metido en pasta que el sumo sacerdote?

Trataremos de enterarnos, y lo contaremos. Pero hay un resumen fácil. En este asunto, tan politizado, nos hemos alejado tanto de la ciencia, que parece que hay que pagar para poder conseguir tener un debate científico, y librarse del ataque de la consigna-marketing.

Nota: Aprovechamos para señalar que en la columna de enlaces de la derecha, en la sección que dice “Documentación”, hemos incluído el camino hacia una obra de Antón Uriarte, la Historia del clima de la Tierra, consultable en esa web.

°¿°