Regeneración democrática, UPyD, y la prueba del nueve.
Muchos partidos, en la oposición, y casi todos los nuevos intentos de partido usan la “regeneración democrática” como bandera de enganche. Debe ser que tiene mucho tirón. O que mucha gente piensa que hay mucho que regenerar en el sistema político. Lo malo es que cada fiasco deprime más al personal, y le va convenciendo de que es un intento imposible. Vamos, que lo que hay es lo que hay.
El PP con Aznar abusó mucho de la idea. Iba a combatir la corrupción y a traer la “regeneración democratica”. Pero hizo bastante de lo primero, y de lo segundo nada. Y el siguiente en recoger la bandera regenerativa ha sido UPyD.
El primer síntoma de que te están vendiendo una burra coja es cuando no entran en detalles. Se quedan en bellas palabras que suenan a música, pero que no significan nada. Un “partido diferente”, una “nueva forma de hacer política”, la “regeneración democrática”. Pero no te dicen en qué medidas concretas se basa la “novedad”, la “diferencia”, o la “regeneración”. O, como mucho, algunas cosillas sin compromiso, o sin sustancia. Como cambiar el sistema de elegir a los jueces, volviendo al anterior. También lo prometió el PP. Y ni siquiera es una gran promesa. el sistema anterior no era para echar cohetes, y eso solo es un pequeño trozo de la tarta necesaria. O las primarias. Cuando todo el mundo sabe que unas primarias, por sí solas, no arreglan nada.
La política es el estudio (o la práctica) del poder. Y el problema de la regeneración democrática en España se resume y sintetiza con una sola palabra: partitocracia. ¿Me anuncias medidas concretas para disminuir el poder efectivo de los partidos políticos, y devolvérselo a la gente, y/ o a otras instituciones? ¿Me anuncias áreas concretas de las que vas a conseguir sacar las pezuñas de los partidos políticos, y me explicas como lo vas a hacer? ¿De las finanzas? ¿De la administración pública? ¿De la obra pública? ¿De la judicatura? ¿De los medios de comunicación? ¿De la enseñanza? ¿De la cultura? ¿Del cine y la música? ¿Del deporte? Eso es lo único que vale para la “regeneración democrática”, y lo demás es …
Pongamos un caso fácil, que todos entendemos. Las televisiones públicas. Se puede defender la conveniencia de que las haya, y la conveniencia de que no las haya. Pero no se puede defender la conveniencia de que sean como son ahora. Altavoces y herramientas de los partidos políticos. ¿Te puedes comprometer a conseguir que dejen de serlo, poniéndolas por ejemplo en manos de profesionales independientes, y rotando con frecuencia esas manos? ¿O te puedes comprometer a que si no lo consigues, las cierras, y se acabó? ¿O a disminuirlas de forma que solo se puedan ocupar de lo que no se ocupan las privadas?
No, no es fácil. Nadie dijo que la regeneración democrática fuera fácil. Pero ese ejemplo es regeneración democrática, eso es una mejora sistémica, y encima es un ahorro. Con la falta que hace. Y no he oido nada. Y como este ejemplo tonto, hay toda una caravana detrás.
Lo demás pueden ser buenas propuestas para problemas concretos. Todos los partidos tienen algunas buenas propuestas, de vez en cuando. Pero ninguna de ellas va a traer “regeneración democrática” alguna.