• Francisco 2013-03-01 15:30:04
    Se sabe que todos los sistemas humanos son imperfectos, y el más imperfecto es la justicia. Es tan imperfecta que apenas existe. En estos casos, supongo que el sistema tendrá que guiarse por el principio básico de mal menor. Puesto que en la mayoría de los casos la falsedad de la acusación es indemostrable, la pregunta es hacia qué lado será menos cruel el error. También es de esperar que, si el falsamente acusado es un ser medianamente racional, la falsedad de la acusación de su pareja servirá como mínimo para animarlo a escapar de la relación, dar la unión por terminada. Y también es de esperar que la acusada haga lo mismo si está diciendo la verdad. Lo asombroso es que ese no suele ser el resultado. Al menos no sin antes haber pasado por varios ciclos de Reconciliaciones apasionadas. Los expertos han determinado que la causa principal del divorcio es el matrimonio. Hurgando más adentro, la causa principal del resentimiento amargo entre parejas es la decepción de las expectativas del Amor. La causa principal de esas expectativas es la perversa propaganda de Hollywood e industrias afines, o algo así. Nadie explica claramente a estos incautos e incautas que la disciplina del régimen de aparejamiento formal y permanente con fines reproductivos requiere un nivel de abnegación, renuncia y supresión del yo en muchos sentidos superior a cualquier régimen monástico. La decepción es inevitable, brutal y a menudo trágica. Los verdaderos héroes de la especie son los innumerables hombres y mujeres que a lo largo de los siglos se han aguantado mutuamente durante toda su vida para cumplir el programa. Nadie les ha dado una puta medalla. En cambio la historia abunda en santos y santas que tras una vida de gozo en plena libertad de ensoñamiento, son exaltados por su ascetismo. En resumen, hasta que no dispongamos de un detector infalible de mentiras, la ley me parece bien tal como está. El sexo dicho “fuerte” tiene que aceptar ese pequeño handicap en las reglas del juego y dejar de lloriquear como un nene. Por cierto, los experimentos que la naturaleza ha hecho otorgando superioridad física a la hembra dan resultados mucho más desalentadores para la masculinidad (para su esencial irrelevancia), como ilustra aquí Isabella Rossellini en su serie “Green Porno” http://www.youtube.com/watch?v=oXoPLeIIUFY En vista de lo cual, cabe preguntar al hombre: ¿qué más quieres, Valdomero?