Diáspora vasca, por avinareta.

avinareta nos manda este post, que agradecemos.

DIASPORA VASCA

Es de siempre conocido el concepto de diáspora vasca en referencia a aquellos vascos que emigraron, casi siempre por motivos económicos, principalmente a norte y sud América.

Desde el descubrimiento de América, numerosas personas de Alava Guipúzcoa y Vizcaya, optaron por encontrar ese nuevo mundo y establecieron su residencia en América. Casi todas las familias del país vasco tienen unos parientes americanos de los que tienen mayor o menor noticia. América esta plagada de toponímicos vascos.

En particular, entre los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, la explosión demográfica local y la falta de medios económicos,unido a ciertas peculiaridades en el reparto de herencias, provoco un autentico aluvión de emigrantes a América.

Muchos de ellos conservan sus raíces y se agrupan en asociaciones. Por ejemplo las casas vascas o Euskal Etxea.

Esta diáspora, es hoy la diáspora oficial del gobierno vasco y la que concentra su atención.

El articulo 5 del conocido como “Plan Ibarreche”, establece las relaciones con esta diáspora vasca y otorga a todos miembros, la capacidad de adquirir la nacionalidad vasca y ejercer los mismos derechos que los ciudadanos residentes en el País Vasco.

Pero es que además de esa diáspora vasca, existe otra mucho mas reciente de la que el gobierno nacionalista, desde luego no solo no se ocupa, sino que ni siquiera reconoce su existencia.

Me refiero a los 300.000 vascos que en los últimos 40 años se han visto obligados a abandonar su residencia, para ir a vivir a cualquier parte del resto de España, y principalmente a Madrid. Llamémosla diáspora reciente.

300.000 personas son una proporción enorme sobre la población total, el 15%. Uno de cada 7. Pocos casos habrá en Europa, similares en movimiento poblacional.

Las causas de esta diáspora son de doble motivo: Unos han emigrado por motivos económicos. Falta de oportunidades económicas o profesionales.

Otros por motivo de la presión nacionalista. Algunos simplemente por sobrevivir a la amenaza de ETA, otros por la presión de toda índole que ejerce el nacionalismo sobre los ciudadanos no nacionalistas.

Dado que en este país, en los últimos 40 años son los ciudadanos no nacionalistas, los que se han visto privados del acceso a las oportunidades económicas y profesionales que otorga el poder y dado, desde luego, que la presión de ETA y del mundo nacionalista sobre el otro 50% de la población, se ejerce sobre los no nacionalistas, podemos concluir que esa diáspora se centra de  forma casi exclusiva en la ciudadanía no nacionalista.

Ahora la proporción de obligados a emigrar se debe considera sobre el 50% de la población. Por ello la proporción de emigrantes es del 30%. Uno de cada tres.

Si alguna vez se realiza un estudio sobre determinadas poblaciones o grupos, la proporción resultara difícil de creer. ¿Cuál será la proporción de ciudadanos empresarios no nacionalistas que han emigrado para salvar su vida y hacienda?

¿Cuál será la proporción de ciudadanos de municipios muy castigados por la presión nacionalista? Por ejemplo, San Sebastián.

Desde luego, desconozco la respuesta, pero será alarmante, muy alarmante.

Este movimiento poblacional constituye el mayor fenómeno sociológico ocurrido en el país vasco en la actual generación.

Sin embargo, no tiene ninguna repercusión mediática. Simplemente esa diáspora masiva, no existe a nivel oficial ni a nivel mediático. Raramente se habla del asunto. La realidad es que sobre esta cuestión no habla nadie, ni de una parte del espectro político ni de la otra, ni los medios de comunicación, ni los sociólogos. Simplemente nadie.

Lo realmente difícil de explicar es este silencio colectivo.

Hace unos 10 años, no mas, las victimas directas del terrorismo en primera persona o familiares, también eran ignoradas por toda la población. Creo que se trata de un caso parecido, tal vez sean el mismo asunto. Ese silencio de toda la población sobre las victimas, era en su día, igualmente difícil de explicar.

Los nacionalistas tienen buenos motivos para callar. Son la parte causante del problema y la parte que no lo sufre. Además obtienen enormes réditos políticos y económicos de la existencia de esta diáspora reciente. Tienen lo que podría llamarse vergüenza propia.

Pero, ¿Y los no nacionalistas? ¿Y los propios expulsados?  ¿Por qué no denuncian el tema e intentan solucionarlo en la medida que se pueda? Pues este es el misterio de verdad.

La explicación real de esta actitud, no la conozco.

Solo alguna pincelada se me ocurre. El silencio proviene del enorme estado de miedo y frustración de la sociedad no nacionalista. Es una especie de política de avestruz. “Si el problema no se explicita, no es tanto problema y por tanto sufro menos sus consecuencias”.

Es la misma actitud que en el pasado llevaba a las victimas directas de ETA a perdonar a sus verdugos. “Si les perdono, ya no serán tan enemigos míos, y yo sufriré un poquito menos”.

Tengo por cierto, que estas causas de miedo y frustración tienden a disminuir.

Pienso que pasaremos por un proceso, parecido al de las victimas del terrorismo. Primero reconocimiento y asunción del problema por las propias victimas del terrorismo y ahora de la expulsión.

Después deducía en los medios. Creación de asociaciones de expulsados.

Más tarde reconocimiento de esta situación por los partidos no nacionalistas.

Algún día asistiremos al mismo patético intento de atención a las victimas, ahora expulsados, por parte del gobierno vasco para hacer algo al respecto, con 25 años de retraso.

Pero eso es hacer futurología.

No obstante lo veremos, si dios nos da salud..