La cuarta pata.

ZP, ese incomparable hombre de estado, tuvo bien claro desde un principio cuales eran los principales problemas de España, los que con más urgencia convenía solucionar. El matrimonio homosexual, El estatuto de Cataluña, la voluntad de los vascos, y la discordia histórica.

Razón llevaba. Estaba claro que los españoles estaban muy preocupados porque los niños que se adoptaban en el país iban a parar exclusivamente a manos de matrimonios de hombre y mujer. ¡Vaya rollo! Mira que no darles la emcionante oportunidad de preguntarse con morbo, -¿me tocarán unas lesbis? Pero llegó ZP y ese secular problema se arregló. Los españoles respiran aliviados.

Es también evidente que España estaba en un puro ¡ay! por las deficiencias del antiguo estatuto de Cataluña. Con decir que ni siquiera mencionaba que el Parlamento de Cataluña ha definido a Cataluña como nación, se entenderá perfectamente como estaban de intranquilos los españoles con esa caca de estatuto. Arreglado también por ZP.

Sobre lo de la voluntad de los vascos, asunto sagrado para ZP y prioridad máxima de su hacer en el gobierno, nada como destacar que todos los gobiernos anteriores de la democracia habían estado secuestrando la opinión de los españoles, claramente favorable a que la voluntad de los vascos estuviera por encima de la voluntad de los españoles, y claramente favorable también a definir a unos y a otros como diferentes e incompatibles. ZP está a punto de arreglarlo, cuando su “mirarse a los ojos” con los “hombres de paz” traiga los frutos esperados.

Y por fin estamos a punto de instalar la cuarta pata de la silla: la discordia histórica. Todos sabemos que el régimen de Franco invadió y secuestró España, y durante 40 años mantuvo en el poder en contra del deseo y anhelo de 40 millones de españoles, que muchas veces estuvieron a punto de derrocarle, guiados en la vanguardia por un PSOE con Bermejo y el padre de ZP a la cabeza, pero por pura mala suerte ni pudo ser. Ahora ZP y sus socios separatistas y republicanos lo van a conseguir: con su ley de la discordia histórica van a acabar de una vez y por todas con Franco. Solo son treinta años de retraso, pero nadie duda que Franco seguía siendo la preocuación number one de los españoles.

Ya está pues España arreglada. O por lo menos a punto.

°¿°