Aprendemos EpC
Aprendemos, con una denuncia, la segunda, de 14 padres contra la asignatura. Por “vulneración los derechos fundamentales de los menores, y por vulneración del derecho fundamental de los padres a educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones”.
Me interesa más la primera parte, los derechos de los menores “a su intimidad personal, a no declarar sobre su ideología, creencias y religión”.Hagamos abstracción del argumento Burro-Pepiño convencional, de que son unos padres fachas y crispadores, y todas esas cosas que el buen sectario de pro va a pensar como primera y última reacción a la noticia. La denuncia señala al parecer el propio texto del currículo de Educación para la Ciudadanía en el País Vasco, en el que destaca cosas como que …
“la asignatura se introduce en el mundo de los valores y de las elecciones personales, por lo que el alumnado se enfrentará así a situaciones que exigen tomas de posición y juicios de valor, lo que potencia, la actividad crítica sobre los propios valores y conductas”.Me convence la denuncia. Me convence por propia experiencia. He visto llevar a la práctica esa idea de potenciar la actividad crítica sobre los propios valores y conductas. En Inglaterra y hace muchos años. Y el sistema era exactamente el contrario. Ante temas en discusión importante en aquel momento, como por ejemplo la despenalización del aborto, el LSD, o la entrada de la libra en el sistema monetario europeo (entonces ECU), lo que hacían en las clases era elegir por sorteo grupos de discusión, y a cada grupo le tocaba defender una postura, también por sorteo. Se evitaba así, con exquisito cuidado, que el alumno tuviera ni siquiera la oportunidad de declarar su verdadera postura u opinión. Y de paso era una formidable lección para aprender a argumentar, y a exponer los argumentos.
Igual que lo que estamos viendo. Igual, pero en la dirección contraria. Porque lo que se persigue es justamente lo contrario. Aunque confieso que, por lo que veo sobre el alarmismo climático, ni siquiera en el Reino Unido son como eran. ¡Como para ponerse a hilar fino aquí! Pero allí al menos quedan jueces.
Que una asignatura tipo EpC, en teoría y con juego limpio, es un gran idea, no me parece discutible. Y si tuviera un nombre menos cursi, aún mejor. Pero que aquí y hoy, el juego limpio es imposible si el poder político tiene la menor intervención, es una perogrullada del copón.
Ya me gustaría saber cual es la opinión, ahora que vamos viendo por donde van realmente los tiros, de los defensores “angelicales” de la EpC. Llamo “angelicales” a los no sectarios, por supuesto, y todos sabemos de quien hablo. Lo de que ahora vemos por donde van los tiros tiene guasa, porque … … no, mejor no lo digo.