Olimpiadas y CO2
No nos hemos ocupado mucho de la cosa olímpica, y tal vez vaya siendo hora. A mi no me interesa el aspecto deportivo, ni tampoco la vertiente espectáculo, pero sí sus implicaciones éticas y políticas.
Es curioso; la preocupación nº1 de los políticos y de los principales medios de comunicación es eso que antes llamaban “calentamiento global” y que ahora llaman por si acaso “cambio climático”. Y sin embargo tanto políticos como periodistas celebran con gran alborozo el evento olímpico, sin pararse a pensar en las consecuencias. Sin pararse a pensar que ese horrible acontecimiento, ese canto al CO2, nos acerca de una forma completamente inmoral a la temida catástrofe climática.
¿Es que nadie se va a dar cuenta de cual es el combustible de la musculatura, y su resíduo? Pues sí señores, el músculo, para funcionar, toma oxígeno del aire, y devuelve CO2. Pura contaminación y puro cambio climático, según políticos y periodistas. ¿Como es entonces que tanto aplauden la práctica y fomento del deporte?
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¿Y los viajes que produce la orgía deportiva de Pekin? ¿Que pasa con el CO2 de tanto desplazamiento? Y tampoco se entiende que olviden la electricidad consumida (CO2) por los miles de millones de televisores encendidos a deshoras, y la agitada respiración de los teleespactadores que sin olimpíadas estarían plácidamente dormidos, exhalando mucho menos CO2.
Señores políticos, señores periodistas, sean consecuentes: pidan la inmediata suspensión y prohibición de las olimpiadas.
A más: El cambio climático ha producido ya más muertes que el terrorismo internacional (© ZP)