Perplejidad nacionalista
Campaña de la Generalidad para que se hable a los castellanohablantes en catalán
–¿Sabéis cual es la principal diferencia política entre un país civilizado y uno que no lo es? Pues que en el país civilizado es la gente la que le dice al gobierno como se tiene que comportar, y en el incivilizado es al revés.
Y luego resulta que La Vanguardia nos cuenta que:
Perplejidad es el adjetivo que mejor definiría el estado de ánimo de Catalunya ante los importantes cambios políticos, sociales y económicos que se han vivido en 2007 y que han sumido a la sociedad catalana en un “estado de confusión” que le dificulta encontrar una salida a esta situación.Solo les falta a los sociólogos catalanes explicarnos como imaginan que Cataluña vaya a liderar la economía española con campañas como la de la Generalidad para que se hable a los castellanohablantes en catalán. O tantos otros ejemplos. ¿Serán capaces de darse cuenta de que a veces hay que elegir entre un camino u otro? Y si eliges el camino nacionalista no vale quedarse después perlpejo por las consecuencias. Esa es la diferencia entre un adulto y un preadulto.…/…
Según este informe, tres son los ejes que alimentan la “desorientación” en que vive el país: la toma de conciencia de que Catalunya ha dejado de ser el motor de la economía y de la modernidad de España, la llegada de una nueva oleada migratoria y los dilemas éticos y morales que plantean las innovaciones científicas y las nuevas formas de vida.
Algunos indicadores reflejan claramente la inadaptación a estas situaciones, como el incremento de la abstención política en las elecciones municipales de 2007, la denominada “desafección” de la población hacia la gestión pública o el desplazamiento del eje nacionalista hacia el eje social como hegemónico en la representación política.
Homs achaca esta situación de perplejidad al hecho de que Catalunya no ha sabido aprovechar lo suficiente los años de bonanza que ha vivido en los últimos tiempos para impulsar un verdadero cambio de modelo productivo y social que le hubiera permitido seguir liderando la economía española y reducir la pobreza, entre otras cuestiones.
De Vasquilandia Tremebunda, ni hablemos.
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