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Ni el cambio climático ni el calentamiento global parecen fundir el hielo marino.

Tras las grandes alarmas de que nos quedábamos sin casquetes polares, parece que la realidad sigue siendo esquiva con los alarmistas. Dos gráficos de The Cryosphere Today (Univeridad de Illinois) con la extensión actual d los casquetes polares norte y sur. Cada cuadro muestra dos datos. Arriba, la evolución del hielo marino durante de los últimos 365 días. Y abajo la diferencia, día a día del último año, con la media de los años 1979 - 2000. O sea, la línea de la que podríamos considerar “normal”, si tal concepto se pudiera aplicar al clima.

Vemos que en el hemisferio norte, el casquete ha ganado 1,5 milones de kilómetros cuadrados en un año. Y que está 1,2 millones de Km2 por debajo de la media “normal”, recuperándose.

En el sur, no hay ni incremento ni decremento en el último año,  fecha de hoy. Y respecto a la media “normal”, está 0,6 millones KM2 por encima.

En definitiva, que los casquetes polares tienen en este momento 1,2 -0,6 = 0,6 millones de KM2 menos que esa media que podríamos llamar “normal”. Un 3,5% menos que esa media. Completamente dentro de lo que se puede considerar una fluctuación esperable, y nada preocupante. De hecho dentro de la “desviación estándar”, según se ve en el tercer cuadro (aunque ahí la media es la de 1979 - 2007, y es un poco más baja).

[caption id=“attachment_2045” align=“aligncenter” width=“500” caption=“hielo marino norte”]hielo marino norte[/caption]

Y también conviene recordar, muchas veces, algo que los alarmistas insisten en hacer como que no se enteran: Que ahora, desde 2007, sabemos que las oscilaciones del hielo marino tienen ciclos naturales que llevan a pérdidas de hielo en verano muchísimo mayores de lo que hemos visto hasta ahora. Por ejemplo a un Ártico prácticamente libre de hielo. Sin que el hombre ni el CO2 haya intervenido en ello, sin que los osos polares hayan desaperecido, y sin que eso haya disparado ningún fenómeno de realimentación que nos lleve a ese punto de no retorno con el que nos quieren asustar.