El consenso científico
Que dicen los alarmistas que hay un consenso científico sobre el calentamiento global, y que por lo tanto no hay más que discutir A mi me parece muy curioso, porque el argumento del consenso científico solo se usa cuando la ciencia está en mantillas, y no sabe dar respuestas.
Por ejemplo, ¿quien puede imaginar el argumento del consenso si viene alguien a proponer que la ecuación e=mc² está equivocada? ¿O si alguien afirma que el sol no está a una distancia que oscila entre 146 y 152 millones de kilómetros, sino a otra muy distinta? ¿O que la tierra no tiene forma aproximadamente esférica, sino de pera? Jamás nadie emplearía el argumento del consenso. Todo lo más le dirían -a ver, dame tus datos.
En cambio los asnos climáticos acuden a un supuesto “consenso científico” para asegurar que no hay nada que discutir sobre el inminente a achicharramiento a cuenta del CO², y nadie parece mosquearse. Lo que demuestra, -como si hiciera falta demostrarlo-, que la ciencia avanza, la técnica avanza, pero el hombre sigue siendo el mismo de las cavernas.
Sobre “consensos científicos” tenemos mucha experiencia moderna. Los nacidos antes del año 60 han padecido en sus propias carnes cuatro grandes consensos de esos, y la mayor parte de ellos seguirán pensando que son cosas que la ciencia demostró, cuando nunca estuvo ni siquiera cerca de demostrarlo.
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Que el “invierno nuclear”, es una consecuencia segura de un intercambio suficiente de pepinazos atómicos. Nunca se demostró. No era ciencia lo que hacían con eso. Pero nadie se atrevía a levantar la voz, no fuera que los tomaran por defensores de la guerra nuclear. Salvo Richard Feynman, Edward Teller, y muy pocos más.
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Que SETI era un proyecto científicamente razonable. Y confieso que a mi me apasionaba en su época, e incluso fuí de los que prestó tiempo de ordenador, como pidieron. Y es que era bonito, aunque no fuera una posibilidad científicamente razonable. Tampoco nadie levantaba la voz, porque supondría no ser un “enrollado”.
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Que los fumadores pasivos tienen más posibilidad de contraer cáncer que si no lo fueran. La mayor parte de la gente aun lo cree. A pesar de que nunca ha habido un estudio que lo demuestre, o siquiera que lo haga parecer probable. Y a pesar del sentido común, que dice que si los fumadores pasivos tuvieran peligro,los fumadores activos se morirían en un par de semanas de fumar, vista la diferencia de dosis. Pero eso sí que nadie se atreve a decirlo; sería quedar definitivamente fatal.
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La coña del calentamiento global. Como digas algo, no solo eres un asqueroso “negacionista”, sino que estás a favor de las multinacionales y de la polución y el enmarranamiento total del mundo. Perro fascista, como poco. Así funciona la cosa.
¿No hubo un momento en que pensamos que la ciencia sería la solución a la mayor parte de nuestros problemas? ¿Que se acabaría el hambre, el cáncer, la guerra, y que el futuro era un sueño dorado de gente culta dedicándose al arte, a la investigación y al deporte, y que el trabajo quedaría para los robots? Pues olvidaros de la ciencia, amigos. La política se ha hecho dueña de la ciencia, como los cuatro casos citados demuestran, y tiene toda la pinta de que la ideología predominará sobre la investigación, el mito sobre el dato, y el sentimiento sobre la razón, y el miedo sobre la libertad. Tal vez estemos a las puertas de una nueva Edad Media.