SGAE: bodas con morbo.
Las bodas suelen ser un coñazo, para que negarlo. Tanto, que los amigos de los contrayentes siempre tienen que andar esforzándose en hacer alguna gracia especial para combatir el tedio. Pero casi siempre son las mismas. Y de puro conocidas pierden la gracia.
Y hete aquí que los simpáticos chicos de la SGAE van a conseguir que las bodas sean divertidas, incluso interesantes, gracias a sus novelas de gangsters. Imaginad una boda con guión cinematográfico: La caza del infiltrado de la SGAE. Todo el mundo a descubrir quien es el espía, y el que lo descubra, ¡premio! Ayudará mucho a la socialización del evento, porque cada invitado se enrollará sobre todo con los que no conozca, para ver si pilla al garbanzo negro. Nuevos amigos, tal vez hasta nuevos ligues. El ideal de cuaquier fiesta. Un chollo.
Y después viene la fase de gastarle bromas al topo. Que no podrá protestar, porque si se ha colado en una boda, tendrá que aceptar las gamberradas de la boda. Aunque él se convierta en protagonista.
Por ejemplo, ¿que tal preparar un barrilito de brea, un par de almohadas de plumas, y un cartelito que diga: La SGAE te espía? Todo listo para cuando se descubra al chivato, y poder ponerlo en paños menores, bien embreado y emplumado, y de patitas en la calle. Con el cartel colgado del cuello.
¿Eh, como lo véis? No me digáis que las bodas no ganarían mucho en diversión. Teddy, Bautista, no te olvides, por favor, de mandar a uno de tus Teddy Boys a la próxima boda que me toque. Sería un coñazo si no nos mandas espiar. Pero estoy contento, que ya has dicho que pensáis seguir haciéndolo. Va a ser cojonudo.
¡Gracias, Teddy! ¡Gracias, SGAE!