Cambio climático: los verdes no contrastan opiniones
Debo ser un ingenuo, o un desfasado. Pero considero imprescindible la discusión abierta y el contraste de pareceres. Y no solo imprescindible, sino que pienso que a menudo es un buen síntoma indirecto de quien tiene la razón, según quien acepta el debate público, y quien no.
Si hablamos solo de dos personas no se podría aplicar este juicio indirecto, porque puede haber diferencias grandes en su capacidad expositiva, y el torpe no se atreve a meterse en el lío por mucha razón que tenga. Pero cuando hablamos de grupos la cosa cambia, y sí es muy indicativo ver si alguna de las partes de la discusión se está escaqueando de aceptar el debate.
Imagen de hive. Algunos derechos reservados bajo licencia Creative Commons.
En lo del cambio climático, hay pocas dudas de la diferencia de actitud entre las dos partes de la discusión. Claro ejemplo es Al Gore, que nunca ha aceptado ninguno de los innumerables debates que le han propuesto. Ni uno solo. Ni siquiera con no científicos como él. Y todos los intentos que han hecho tanto Lord Monckton, como Bjorn Lomborg, o como el finado Michael Crichton, por poner tres ejemplos conocidos, han sido imposibles. Y de los debates propuestos por científicos como Richard Lindzen, o S. Fred Singer, o Tim Ball, o Ian Clark, y muchos más, mejor ni hablar.No pretendo que el increíble Al tenga que ponerse a debatir con cualquier mindundi que le rete públicamente. Comprendo que Gore es un semidios, fundador de una religión nada menos. No se puede pasar el día discutiendo con simples mortales. Tiene cosas más importantes que hacer. Pero entre rechazar algún debate, y rechazar todos y cada uno de los debates que le han propuesto, creo yo que hay un largo camino. A tanto llega el ridículo que si buscas en Google por [Al Gore refuses debate], aparte de enterarte de que efectivamente, Gore no contempla la posibilidad de discutir, te encontrarás un sorprendente vídeo que se titula Al Gore Debates Global Warming. Es un montaje, por supuesto, pero es lo más cerca que ha estado nunca Al Gore de un debate sobre el calentamiento global.
El algorerío ha montado el perfecto argumento circular. Empiezan por no admitir ningún debate, y acaban afirmando que “no hay discusión”. ¡Pues claro!
Entre los verdes de a pie pasa lo mismo. Si intentas contrastar ideas con los verdes, lo llevas claro. Es una prueba que llevo haciendo un tiempo. Buscando sitios con artículos alarmistas, y haciendo en ellos algún comentario escéptico. Poniendo a veces noticias científicas (intento traducirlas cuando puedo), y a veces argumentos escépticos. En principio parece una buena idea. ¿Qué mejor que poder ver en el mismo sitio argumentos y datos de los dos lados de la discusión, para que cualquiera, independientemente de su opinión, pueda ver el asunto con un poco de perspectiva? Pues no hay forma. Normalmente, te borran lo que pones. A veces, pocas, te contestan. Pero de una forma tan impropia que, aparte del infantil ejercicio de dejarles en ridículo, poco más puede dar de sí el asunto. Lo más típico que te contestan es en la línea de - no digas chorradas, que todo el mundo sabe que nos acecha un peligroso cambio climático. Ya les puedes presentar toda una ristra de trabajos científicos que desmienten eso de “todo el mundo”, que te largarán un argumento ad hominem, y de ahí no pasan. Bueno, sí pasan de ahí, pero solo en la línea de llamarte intoxicador, ignorante, y poco menos que primo hermano del diablo mismo. Presentarles trabajos y argumentos de los científicos es, para los verdes, ser un intoxicador, un ignorante, y el perfecto ejemplo de la maldad humana. Porque los verdes tienen eso; ellos son muy buenos.
El último caso ha sido en un blog muy verde, CalentamientoGlobalClima.org, en el que confieso que tenía estúpidas esperanzas de que se pudiera hablar con cierto fuste sobre la historia esa del calentamiento global. No en vano su autor es un conocido activista que da clases de matemáticas y ciencias, educa a profesores en cuestiones ambientales, y publica artículos y algún próximo libro sobre el asunto. Es un tío, por lo tanto, que sabe. Está preparado. Conoce el argumentario alarmista. Debe ser capaz de plantear el caso algorero, y defenderlo. Con argumentos, y no con mantras. El ideal, aparentemente, para enterarse de por qué creen los alarmistas lo que creen. Pues ni así.
Debo confesar que tiene temple. Y más principios que el resto, porque se ha pasado unas cuantas semanas sin borrarme los comentarios. Tampoco los contestaba, y así se producía una situación bastante rara, casi surrealista. Frecuentes comentarios en su bog, expresando las dudas, los argumentos, y las noticias científicas del campo escéptico, sin que el alarmista moviera una ceja. Pero se estaba convirtiendo en una situación imposible, porque no parece fácil quedarse callado cuando te preguntan que como es eso del “consenso” cuando hay tantos y tantos científicos muy relevantes dicutiendo el asunto. O hacer como que no existen los datos y datos, y estudios y estudios que te están plantando en el blog, sin medio comentario por tu parte. Difícil. ¿Y la solución?
Muy chunga. Cambiar de táctica y pasar a borrar los comentarios / argumentos, por ejemplo en su post, “Avances en el acuerdo sobre cambio climático”, pero contestarlos en PlazaMoyua.org .
¿Comorrr?Pues sí, tal cual. No quiere que en su sitio haya contraste de pareceres, y lo borra. Pero no puede quedarse callado, y trae aquí y aquí las respuestas. ¿Y por qué no quiere que sus lectores vean sus respuestas? Pues porque en realidad no son respuestas. Son un ad hominem, una consigna, y una noticia de activismo verde. Por mí, encantado. Pero desgraciadamete eso está muy lejos de ser un contraste datos y opiniones. O algún intento de ponerle perspectiva al problema. No hay manera. Con estos verdes es imposible. Seguiremos sin saber por qué piensan los verdes lo que piensan.