Osos polares
Los osos polares son, probablemente, la imagen publicitaria más eficaz de los alarmistas climáticos. Los pobres osos polares, tan blancos, tan puros, sufriendo por el “calentamiento global”. Los condenamos a la desaparición con todo ese CO2 que tiramos. ¿Se puede aguantar?
No importa que la población de osos polares esté seguramente en máximos históricos [—>]. Y que hayan superado anteriormente climas con el Ártico con mucho menos hielo que ahora [—>]. La imagen de la linda osa con su criatura nos derrite y nos ahorra la posibilidad de pensar. Claro que vemos los osos a través de fotografías y reportajes de TV, desde el desconocimiento de nuestra vida urbana.
Tal vez hasta recordemos las imágenes captadas por Norbert Rosing del oso polar que se hizo colega de un Husky que no podía defenderse ni escapar. No se lo comió, sino que se hizo amigo. ¿No es genial?
Lo confesaré: a mi también me encantan los osos polares. Y estoy completamente dispuesto a olvidarme de que ellos también comen.
Así que cuando fui a dar un garbeo por el Ártico, y me topé con la primera de las lindas criaturas, no sabía si pensar que el oso me tomaría por un Husky con el que jugar, o por una foca para el desayuno:
Afortunadamente ese oso era adolescente, y tal vez tenía menos hambre que yo miedo. Me dio tiempo a meterme en el coche justo cuando lo que me imaginaba era esto:
Pero solo fue un mal sueño.