Anasagasti vomita, según.
Urkullu afirma que un acuerdo PSOE - PP supondría frentismo, inestabilidad, y un “golpe institucional”. Urkullu no puede disimular la risa según hace tales afirmaciones [—>], pero seguro que ni la risa ni las bestiadas le hacen vomitar a Anasagasti.
Anasagasti tampoco vomita con su propia parla de hoy mismo: pero me gustaría recordarte (Patxi) que el Régimen lo apoyó y lo hizo la derecha sociológica de España hoy representada por el PP. [—>]
No, Anasagasti solo vomita cuando hablan Díez o Basagoiti, aunque nunca se molesta en explicar qué es, de lo que dicen, lo que le hace vomitar. Y es que es tan sensible Anasagasti, que las explicaciones sobran. Es tan “sentío”, que ¿para qué andarse con raciocinios? Es natural que siete mil años de sentimientos le permitan ahorrarse los razonamientos. Pero los insensibles, los que no tenemos siete mil años y procuramos educarnos en el presente, día a día, en vez de con brumosas mitologías recién inventadas, no vomitamos ni siquiera con lo que depone Anasagasti. En vez de vomitar, tratamos de pensar.
Y pensando, concluimos que Anasagasti, el vomitonas, chico sensible, o es tonto de remate, o, aun peor, se lo hace, para tergiversar. Porque lo de López era bien claro: “Y si el PNV está en la oposición no pasa nada -prosiguió López- porque es un partido más, no un régimen o la religión de Euskadi”.
RAE, régimen: Sistema político por el que se rige una nación.
“Un régimen” y “él Regimen” (con mayúsculas) no es lo mismo, ¿verdad, regurgitador? ¿Así que tergiversas las palabras de los demás, e inventas lo que no dicen? Y eso no te hace vomitar. Ya. Deben de ser cosas de la sensibilidad. O de los siete mil años, vaya usted a saber.
No tengo ni idea de lo que hará finalmente López. Pero sí tengo idea de lo que sería lo mejor para que pueda llegar algo de educación política a Vasquilandia. Que Anasagasti, con todas sus vomitonas, se pase una temporada en la oposición. Cosa de que pueda sustituir un poco de la sensibilidad de hace siete mil años, por la de hoy. Y las alfombras estarían más limpias, y se acabarían las amenazas de inestabilidad.
Por cierto que ayer nos decía el niño de las potas que Rosa Díez era lo más parecido a la extrema derecha del parlamento. Pero las amenazas de inestabilidad, la tendencia a vomitar con lo que dicen los demás, y el quitarse de encima a la mitad sociológica por cosas que solo están en los libros de historia, eso no tiene ningún parecido con el fascismo. Pues debe ser lógica en batúa, porque no la pillo.