El Incalificable Candido Conde Pumpido, y el artista Eduardo Madina.
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El tío empuerca el nombre de un cuerpo de funcionarios de estado, así, tal cual, y cuando le preguntan por qué dice lo que dice, resulta que el gachó:
"prefiero no seguir con este tema"- ¿Como? ¿Que lo "prefieres"? ¿Prefieres hacer acusaciones cobardes, tirar la piedra y esconder la mano? Pues yo prefiero no decir lo que pienso de tí Cándido, no fuera a ser que me metieras en la cárcel.
Pero, casualidad, hoy rescata Santiago González otro incalificable. [Merece la pena ver su artículo –>] Un artista del estudio de las caras que acaba de ser nombrado secretario general de grupo parlamentario socialista. Un prenda que puso en su blog una foto de Ángel Acebes, y parió a partir de ella este lindo estudio:
Aunque bien pudiera parecer que es un guiñol, Acebes existe. Es de carne y es de hueso. Desconocemos el color de su sangre y el drenaje de sus riñones pero sabemos a ciencia cierta que Acebes respira y que Acebes anda. El Señor en cuestión es éste de la fotografía ¿Qué me dicen de él? Fíjense en esa postura de cura franquista cargado de odio y rencor, esa predisposición al permanente vómito tan característica de los demócratas de centro reformista. ¿No les molesta la foto? A mí sí. Si me acerco a la imagen me pongo nervioso. Es como si de esa boca saliera un insoportable aliento sobrecargado, un penetrante olor a vinagre caducado que me revuelve en mi silla.
Si se fijan bien, da la sensación de que incluso un hilillo de mala baba cae por la boca en la línea recta que marca la corbata hasta desaparecer detrás del atril. Cae y cae hasta perderse, suponemos, por las alcantarillas de Génova. Es como si la gaviota del PP, ya manchada en su ala derecha, estuviera huyendo despavorida de la baba de vinagre que se desprende de Acebes.
Miren la mano acompañando ese sonido sordo de voz. Todo el que no piense que Acebes dice la verdad es un miserable. Ni se les ocurra dudar. Sigan la línea de la mano y proyéctenla hacia la cabeza. Suban hasta la punta más alta del cerebro (12 años para aprobar derecho, no hay ninguna razón para tener miedo al mal de altura) y bajen después en línea recta hacia la parte derecha del atril, hasta la mano escondida de Acebes. Las líneas, podrán comprobar, forman un triángulo. Es el equilátero de Dios. La morada de Acebes en su absoluto perfecto. Esta semana, el vómito huele peor que nunca y como siempre, está dedicado a Zapatero, que como todo el mundo sabe es un militante de ETA y eso no se puede discutir porque es sencillamente evidente. Es así y punto.
“El proyecto de Zapatero, es el proyecto de ETA”. La baba ha caído, el olor a podrido se ha intensificado. Se ha perdido la risa, se ha perdido el color. La foto, ya para siempre en blanco y negro, muestra, si se fijan, una misma inquietud y dos personas distintas. Hagan la prueba. Tapen primero los ojos con un dedo y miren la boca. Es la desembocadura del odio, de la agresividad y la manipulación, un afluente contaminado del río Le Pen. Son los dientes manchados de FAES y de impotencia. Es el grito de guerra de los guerrilleros de Cristo Rey. Podrían ser los dientes del “se sienten coño” y del “estesen tranquilos” pero no se dejen engañar por la estética de la foto, el frontis y todo eso, son tan sólo los dientes de Acebes.
Cambien ahora su dedo y tapen la boca, es sólo una foto y no les morderá, no se asusten. Si pueden, tapen también la nariz y dejen sólo los ojos. ¿Qué les dice esa mirada? ¿No ven un hombre asustado, triste y lleno de miedo? Yo sí, veo la luz oscura y triste de una mirada enseñando un personaje que tiene miedo de algo. ¿Pero, qué es ese algo? Dicen que es la paz pero cualquiera se fía. En el PP, las cosas nunca son lo que parecen.
No puede ser que una foto dé tantos datos de Acebes y que lo deje todo tan claro. Comprenderán que, como mucho, existan dos líneas de investigación. Que pueda ser que sí y que también pueda ser que no.
En fin, ahí les dejo. Me gustaría quedarme con ustedes y seguir comentando otras fotos de los grandes de la democracia pero tengo que irme. He quedado con el aparato de mugas porque soy un mugalari.
(Pero es un secreto así que, por favor, no digan nada. Recuerden que Acebes vigila)
Eduardo Madina se llama el seráfico archipacifista dotado de este sentido artístico - moral fuera de serie. Y no quiero ni imaginar lo que le sugeriría la cara, si no las palabras, de Cándido Conde Pumpido en este vídeo, si le tuviera un odio comparable al que muestra con Acebes. Pero apostad a que en el blog de Madina nunca se hará un estudio carológico de CCP, porque Madina no odia a nadie, y es muy justo con todos por igual.
Déjame decirte una cosa, Madina. A mi tu cara no me despierta ninguno de los sentimientos que a tí te despierta la de Acebes. Pero tus palabras sí. Dicen que la cara es el espejo del alma, pero eso solo es poesía, aparte de muy injusto con los feos. Pero dime: ¿si la cara no es reflejo del alma, de qué son reflejo tus palabras? Los feos, Eduardo, no han elegido su cara. Al contrario que tú tus palabras. Las borraste de tu blog, espero que avergonzado (aunque no recuerdo que nunca dijeras tal cosa). Pero quedan.