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Patxilandia, día 1

Confieso que Patxindakari me está sorprendiendo. Ya desde antes de llegar al trono. Aparte de la payasada de empezar en vascuence, y alguna tontería sobre lenguas como pedir “una sociedad sin guetos”, cuando una sociedad sin guetos es de lo que partimos, el resto de su discurso sí es una novedad. Esto no es Vasquilandia, que me la han cambiado.

Tal vez era inevitable, y por eso tal vez tienen razón los nacionalistas más arriscados (zumbados), tipo el ex Kalehendari y Arzalluz. Porque lo más interesante del discurso es lo que no dice. A juzgar por la prensa, Patxindakari no va a gobernar un pueblo, y mucho menos uno de siete mil años. No veo la palabra “pueblo”, ni “nación”, reflejada en ninguna de la crónicas.

Es posible que su gobierno sea otra pandilla de mangantes, no lo sé. También es probable que sea tan ineficaz contra la crisis como el de Ibarreche. Pero hay que reconocer que diferencia, haberla hayla. Y no es poco descanso. Por eso creo que pueden tener razón los nacionalistas zumbados tirándose al monte. Temen que la gente se de cuenta del chollo que supone descansar y dejarse de construir nacioncitas. Y que se acostumbren mal. Lo mejor es que sí; que los ibarrechinos se tiren al monte. Y que podamos hacer unas risas al ver los pocos que les siguen.

Bye, bye, Vasquilandia. Hello, Pachilandia.