El honor de la SGAE, contra el sentimiento ciudadano
Mejoramos. Hace unos meses comentamos que El honor de la SGAE nos sale muy caro. Pero hoy tenemos la suerte de ver que también les empieza a salir caro a ellos. Se han tenido que jamar las expresiones que a todos nos vienen a la cabeza cuando nos acordamos de los “artistas” que nos sacan los cuartos a cambio de nada, solo por el derecho a comprar un soporte donde guardar nuestros propios datos. Esta vez las expresiones referidas al asunto del canon de marras que se han tenido que tragar han sido:
- piratas
- atracadores de los consumidores
- atracacanon
- tinglado de la SGAE
- sacamantecas
A ver si los señores de la SGAE se enteran con un dibujito. Mucha gente, por ejemplo yo, paga con frecuencia su puto canon digital para poder salvaguardar datos de trabajo. Y mucha gente, por ejemplo yo, no necesita ningún “derecho de copia privada” para copiar ninguna obra gestionada por la SGAE, por la sencilla razón de que no usamos ni el cine español, ni la música española moderna. Y si embargo pagamos por ellos. Pagamos en los impuestos, vía subvenciones. Que manda narices tener que subvencionar una industria del entretenimiento (distracción más bién) producida en la segunda lengua de Occidente. Y pagamos también a través del maldito canon. ¿Y pretenden que nos la cojamos con papel de fumar a la hora de expresar lo que opinamos de la SGAE?
Lo siento, SGAE. Vuestra lucha económica es parte del debate político. Político por público, y político por partidario. La decisión de hasta donde debe llegar el monopolio de los “derechos de propiedad intelectual”, y qué derechos civiles deben suprimerse, y cuales no, en la protección de ese monopilio, es una cuestión política. Y vuestra sensibilidad con vuestro honor es, en este asunto, secundaria.
Por cierto, vosotros llamáis “piratas” a los chavales que comparten música en un acto que todas las sentencias han dictaminado que no es un delito. Piratas; la misma palabra que usamos para los ladrones y pistoleros de las costas de Somalia. ¿No tienen, para vosotros, derecho al honor esos chavales? ¿O será que lo que no tienen es un ejército de abogados, al que se puede pagar con el chollo del canon? ¿Es por esos abogados, y por ese dinero, que vosotros podéis usar impropiamente la palabra “piratas”, y los demás no? ¿Otro chollito?