La exótica cena donostiarra
Post invitado de Pato Carlo
--Trato últimamente de seguir poco, más bien nada, los acontecimientos que se suceden en torno a la vida, obra y milagros laicos del partido de Rosa Díez pero reconozco que en ocasiones hay circunstancias que me desbordan o personajes que me deslumbran, desde el error pulsando un botón de un señor que cobra millón y medio de las antiguas pesetas al mes precisamente por apretar un botón (el resto ya lo hace su asistente) hasta los nuevos aires victorianos que se gastan los cachorros madrileños que dedican el tiempo libre a visitar foros o a escribir en blogs del aparato alabando las virtudes de la educación refinada de colegio francés mientras se valen de los mismos medios para crear viñetas ofensivas contra el físico de Mikel Buesa y se dedican los preceptivos ¡aúpa tú! entre ellos, grito tribal de autoapoyo algunas veces coronado por el asentimiento del, como diría Ángel Soria, burukide Maneiro con su “eres un crack” (¿?) correspondiente.
Estos señoritos del buenrollismo no son sino el paupérrimo producto de la LOGSE, que ha aumentado el número de progres por metro cuadrado hasta límites difíciles de sospechar. ¿Qué es un progre? Básicamente lo mismo que un conservador: un tipo que se mete en la política asumiendo ciertas ideas pero cuya única diferencia con el oponente no son éstas (el fondo) sino las formas ya que mientras unos van de frente y llevan en la frente tatuadas sus intenciones, otros tratan de camelarte con el rollo del “agrupémonos todos”, seamos coleguillas, tomemos unas cañas (en Bilbao mostos, por prescripción facultativa del coordinador), riámonos…que ya me encargaré yo de echarte el guante. Porque cuando uno pasea por el centro de su ciudad desconfía más del flautista harapiento y su perro pulgoso que del trajeado de raya diplomática, que sin embargo suele ser el que te roba más, mejor y cuando menos te lo esperas.
Comento esto porque el otro día en la página web del País Vasco nos sorprendían con una idílica crónica de la cena posterior a la asamblea de elección de delegados, presidida por la imagen del burukide Maneiro, el diputado que sentó cátedra al equiparar insulto con ausencia de razón días después de poner a caer de un burro a sus antiguos compañeros en una entrevista concedida a “El Correo” que la propia periodista tuvo que extractar muy mucho para no dejar en evidencia a Su Excelencia. Mientras en la Vizcaya cibercabra, torrentera y boicoteadora se ha prohibido la ingesta de bebidas espirituosas por parte del mismo señor que sólo deja acceder a los simpatizantes si van a repartir La Farola, perdón, La Alternativa, en Guipúzcoa han confundido Sociedad Gastronómica con partido político y tras la expulsión de la coordinadora que logró poner en pie el partido en tan difícil terreno se han dado a los placeres terrenales de forma que, según nos informa la web periódicamente, cualquier excusa es buena para comer tortilla de patata regada con vino, alterando el menú si acude el sushifilo Gorka Maneiro (atención precisa merece el detalle: una “exótica cena” no puede referirse al Burri Quin, y menos en tiempos de despendole económico gracias al resultado de las autonómicas y de las europeas).
¿Cuánto cuestan las idílicas y exóticas cenas? Al partido, económicamente, nada…o tal vez sí, conocida la costumbre de Gorriarán de tirar de la Visa Magenta como si el partido fuera suyo. Pero al proyecto político mucho, muchísimo: porque para lograr la paz propagandística ha sido necesario eliminar antes a todos aquellos que pudieran levantar el dedo índice para hacer preguntas incómodas y laminar, como diría su señoría, incluso a quien se ha dejado los cuartos y se ha batido el cobre para que ahora guste de los placeres de la comida japonesa o descubra la comodidad de una suite cual provinciano recién llegado a un Corte Inglés. Hace poco me fijé con detalle en una foto tomada en campaña en San Sebastián en febrero. La candidata guipuzcoana salía de entregar una carta al obispo, un acto simbólico que rindió grandes resultados en forma de titulares de prensa el día siguiente pero que crispó a Gorriarán y Maneiro por la pérdida momentánea de protagonismo del chico, ansioso por ocupar la poltrona. En la imagen se podía ver a Maleni, hoy bruja condenada a la hoguera, Marisol, que ya ardió en ella en primavera, a una mujer que se ha prometido no volver a saber nada más del invento fucsia y a otros dos afiliados guipuzcoanos dados ya de baja. Sólo una de las retratadas continúa. Sirva esta imagen y este pequeño comentario como humilde homenaje a todos ellos en los actuales tiempos del cólera.
CODA GASTRONÓMICO-CIUDADANA: Respecto al sushi, sólo recomendar precaución con el anisakis y, ante la duda, recurrir siempre a una buena tortilla de patata, preferentemente con un chorrito de leche que la convierta en más esponjosa. No quisiera yo que nuestro único burukide no pudiera hacer llegar a la ciudadanía su ciudadano mensaje cargado de cívicos consejos repletos a su vez de una retórica ciudadana digna del mejor ciudadano que ha visto nacer San Sebastián. Porque, por mucho que se empeñen, Maneiro cree en “una España moderna y abierta a Europa (incluso diluida en ella), habitada por ciudadanos libres e iguales, sin excepcionalidades ni anacronismos que lastran la igualdad y la solidaridad ciudadana”. Si te queda alguna duda, te lo repetirá en su blog las veces que haga falta porque igual tú, ciudadano de a pie de la ciudad más ciudadana del cívico planeta Tierra, no te has enterado.
Pato Carlo.