Judith Curry sobre el estado de la bronca del clima
Nota previa. Me he tomado el coñazo de traducir este post publicado por la dra. Judith Curry en varios blogs porque me parece de especial interés y me parece que debe de estar a la disposición de la blogosfera hispana. No estoy de acuerdo con todo lo que dice Curry, que es una convencida de la calentología y el peligro del CO2. Pero siempre he dicho que, a diferencia de los alarmistas, no hace trampas. Y eso ya merece un respeto, y una atención. Además, es muy interesante, y por varios motivos. Y da una visión general muy correcta (aunque parcial, de parte) sobre la bronca del clima. Un muy buen resumen para quien quiera hacerse una idea de a situación. Mis pegas, las pondré entre los comentarios.
Comprendo que es largo, y puede asustar. Y sin embargo, por lo que yo conozco, creo que este post de Curry y las dos respuestas que he copiado debajo (en los comentarios) son la manera más rápida y resumida que hay para enterarse de este asunto tan complejo de la discusión del clima.
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Post invitado* de Judith Curry
--Voy a probar algo nuevo, un experimento blogosférico, si quieres. He sido muy una participante muy activa en la blogosfera desde 2006, y recientemente he publicado dos ensayos sobr el Climategate, uno en climateaudit.org y el otro en at climateprogress.org. Ambos han sido colgados en otros blogs [por ejemplo plazamoyua.org (n del t)], y la diversidad de opiniones expresadas en los diferentes blogs han sido muy interesantes. Por eso estoy distribuyendo este ensayo simultáneamente a un número de blogs distintos, con la esperanza de demostrar el poder colectivo de la blogosfera de generar ideas t debatirlas. Espero una discusión estimulante sobre este importante asunto.
Perdiendo la confianza del público.
El Climategate ha ensanchado su alcance, más allá de los emails del CRU. para incluir el Glaciergate y otros temas asociados con el IPCC. Al responder al Climategate, el “establishment” de la investigación climática ha apelado a su propia autoridad, y no ha comprendido que el Climategate es básicamente una crisis de confianza. Finalmente tenemos un editorial publicado en Science el 10 de febrero por Ralph Cicerone, presidente del National Academy of Science, que empieza a articular el tema de la confianza:
“Esta visión refleja la frágil naturaleza de la confianza entre la sociedad y la ciencia, demostrando que la mala conducta percibida en solo unos pocos científicos puede disminuir la credibilidad de la ciencia como un todo. ¿Qué hay que hacer? Hay dos aspectos que requieren atención urgente: la práctica general de la ciencia y la conducta personal de los científicos."Aunque aplaudo con entusiasmo la conclusión del Dr. Cicerone, me gustaría que se hubiera hecho antes y que no hubiera sido aislada del público al hacerlo en una revista de pago. Desgraciadamente la falta de comunicados de fuste de nuestras instituciones ha sido suplida de forma que ha empeorado la situación.
La credibilidad es una combinación de pericia y confianza. Mientras los científicos insisten en creer que deben ser creídos por ser expertos, el Climategate ha dejado claro que ser un experto no es una base suficiente para la confianza pública. La riada del climategate es mucho más que la denuncia de mala conducta de científicos en dos universidades. De la mayor importancia es la pérdida de credibilidad de los informes del IPCC, que proporcionan la base científica para las políticas internacionales sobre cambio climático. Revelaciones recientes sobre el IPCC han producido una buena preocupación sobre el IPCC que se ha ido enconando: la participación de científicos del IPCC en abogacía de política climática; tribalismo que excluía a los escépticos; el orgullo de científicos respecto a una causa noble (Nobel); alarmismo; y una atención inadecuada a la incertidumbre en estadísticas y la complejidad de interpretaciones alternativas.
Los científicos envueltos en los emails del CRU y el IPCC han sido defendidos como cietíficos con las mejores intenciones que intentanm hacer su trabajo en un ambiente muy difícil. Acusan del supuesto “hackeo” a la “maquinaria del negacionismo climático”. Se les describe como luchadores de una valiente guerra contra la desinformación del público llevada a cabo por escépticos relacionados con la industria del petróleo. Están centrados en hacer avanzar la ciencia, más que en el oficinesco trabajo de mantener los registros en condiciones, archivo de datos, etc. Tuvieron que adoptar estrategias poco convencionales para cambiatir lo que pensaban que era una interferencia maliciosa. Defienden su ciencia basada en años de experiencia, y su pericia.
Los científicos están alegando que el contenido científico de los informes del IPCC no está comprometido por el Climategate. El jurado todavía está deliberando sobre las consecuencias del Climategate respecto a los registros paleo e histórico climáticos. Hay grandes dudas (por culpa del Glaciergate, etc) particularmente sobre el informe del IPCC sobre impactos del cambio climático (Working Group II): ¿Ha sido ahogado el debate científico por un síndrome doble de pensamiento de grupo e implicación política, ralentizando el progreso de la ciencia y corrompiendo el proceso de evaluación? Si las instituciones estuvieran haciendo bien su trabajo, la mala conducta de unos pocos científicos debería ser rápidamente identificada, y los impactos del mal hacer confinados y corregidos pronto. Las instituciones deberían mirarse en el espejo y preguntarse cómo han permitido esta situación y qué oportunidades han perdido para adelantarse a esta pérdida de confianza.
En su guerra equivocada contra los escépticos, los emails del CRU han mostrado que los valores fundamentales de la investigación han quedado comprometidos. Se ha hablado mucho del efecto de un ambiente altamente politizado que produce estrés en loc científicos, para llevar a cabo la ciencia. No hay cuestión de que este ambiente no favorece la ciencia, y que los científicos mayor apoyo de las instituciones para maneharlo. Sin embargo no hay nada en este loco ambiente que merezca sacrificar tu integridad profesional o personal. Y cuando tu ciencia recibe tanta atención, significa que es realmente importante para la gente. Por eso los científicos necesitan hacer todo lo posible para asegurarse de que comunican eficazmente la incertidumbre, el riesgo, la probabilidad y la complejidad; y que proporcionan un contexto que incluye puntos de vista científicos alternativos y contrarios. Esta es una importante reponsabilidad que los científicos, individualmente, y las instituciones., deben tomar muy en serio.
Tanto unos como otros deben mirarse en el espejo y comprender realmente cómo ha ocurrido todo esto. El Climategate no va a desapareer hasta que estas cosas no se resuelvan. La ciencia es , al final, un proceso auto correctivo, pero, con un gran tratado internacional y ambiciosa legislación local encima de la mesa, los intereses no podrían ser mayores.
La naturaleza cambiante del escepticismo sobre el calentamiento global.
Durante los últimos meses, he estado intentando entender cómo se ha desarrolado este ambiente malsano para la investigación climática. En mis investigaciones informales, he estado escuchando las perspectivas de un amplio rango de gente que ha sido señalada como “escépticos”, incluso “negacionistas”. He llegado a comprender que el escepticismo del calentamiento global es muy distinto ahora que lo que era hace cinco años. Esto es lo que pienso sobre cómo ha evolucionado en las últimas décadas.
En los 1980s, James Hansen y Steven Schneider llevaron el peso de informar al público sobre el riesgo de un cambio climático antropogénico. Sir John Houghton y Bert Bolin tuvieron un rol similar en Europa. Este empeño fue secundado por los grupos de apoyo al medioambientalismo, y nació el alarmismo del calentamiento global. Durante este período yo diría que muchos si no la mayoría de investigadores, incluyéndome a mí, eramos escépticos respecto a que el calentamiento global fuera detectable en los registros de temperatura y que fuera a tener consecuencias nefastas. Loe enemigos tradicionales de los verdes se pusieron a contrarrestar el alarmismo del movimiento ecologista, pero era fundamentalmente una guerra entre grupos de apoyo político, no algo que hubiera calado en la prensa ni en la conciencia del público. En los primeros años del siglo XXI, las apuestas se elevaron, y vimos el nacimiento de lo que algunos han llamado la “monolítica maquinaria del negacionismo climático”. Investigación escéptica publicada por académicos alimentados por grupos de presión dependientes de la industria del petróleo. Todo ello amplificado por tertulias radiofónicas y noticias de cable TV.
En 2006 y 2007 las cosas cambiaron como resultado de la película de Al Gore, “Una verdad Incómoda”, más el 4º Informe del IPCC, y el calentemiento global se convirtió aparentemente en una furrza imparable. La razón de que el 4º Informe del IPCC fuera tan influyente es que le gente confió en el proceso descrito por el IPCC: la participación de mil científicos de 100 diferentes países, que trabajaron durante varios años para producir 3.000 páginas con miles de referencias “peer-reviewed”, con una revisión extensiva. Aun más, el proceso contó con la participación de vigilantes ojos de grupos de apoyo de un ampli orango de intereses contrapuestos. Como resultado de la influencia del IPCC, el escepticismo científico entre los investigadores académicos disminuyó enormemente, y se hizo más fácil adornar los descubrimientos del IPCC que combatir la corriente. Cesó la financiación de las petroleras a los puntos de vista contrarios, y la prensa principal apoyó el consenso del IPCC.
Pero había un nuevo movimiento en la blogosfera, al que me referiré como los “auditores climaticos”, comenzado por Steve McIntyre. El “establishment” del clima no entendió este cambio de dinámica, y continuó culpando del escepticismo a la “maquina” fundada por las petroleras.
Los auditores climáticos y la blogosfera.
Steve McIntyre inició el blog climateaudit.org para poder defenderse de las acusaciones hechas en el blog realclimate.org respecto a su crítica del “palo de hockey” porque no le dejaban poner sus comentarios allí. Climateaudit se ha centrado en auditar asunts relacionados con las reconstrucciones paleoclimáticas de los últimos milenios (en particular el llamado “palo de hockey”) y también el software usado por los investigadores climaticos para arreglar problemas derivados de los datos proporcionados por estaciones de toma de temperaturas de problemática calidad. La auditoría de McIntyre se hizo muy popular no solo entre los escépticos, pero también entre la progresista comunidad del “código abierto” (open source), y ahora hay un número de blogs así. El de mayor audiencia es wattsupwiththat.com, Lllevado por el meteorólogo Anthony Watts, con más de 2 millones de visitas al mes.
Y quien son los “auditores climáticos”? Es gente con educación técnica, mayormante fuera de la academia. Varios indivíduos han desarrollado una pericia sustancial en aspectos del cambio climático, aunque princialmente auditan más que producir invetigación original. Tienden a ser observadores más que negacionistas; muchos de ellos se definen como “templadólogos” [por contra de calentólogos (n del t)]. Son independientes de la influencia de la industria del petróleo. Han encontrado una voz colectiva en la blogosfera, y sus artículos a menudo son recogidos por la prensa influyente. Demandan mayor transparencia en la investigación climática y en los informes de evaluación.
¿Y qué motivó sus demandas de información (FOIA) al CRU de la Universidad de east Anglia? La semana pasada fui parte en una discusión sobre este asunto en The Blackboard. Entre los particiantes estaba Steven Mosher, que levantó la historia del climategate y ya ha escrito un libro sobre ello aquí–>. Están preocupados por la introducción inadvertida de un sesgo en los datos de temperatura del CRU por tener a la misma gente que crea la base de datos, en la investigación y la verificación de los modelos climáticos. Esta preocupación concierne tanto a la NASA / GISS como a la conexión entre CRU y el Hadley Center. Preocupación exacerbada por la elección de James Hansen del NASA GISS de convertirse en un activista político y sus previsiones de la llegada de los “años más calientes”. La investigación médica hace muchos años que se ha preocupado de la introducción de esos sesgos, que es por lo que practican estudios de doble ciego cuando comprueban la eficacia de un tratamiento médico. Cualquier sesgo así se podría comprobar por un investigador independiente; sin embargo la gente de fuera del círculo interno no puede obtener acceso a la información que se requiere para enlazar los datos en crudo con el producto final. Además, la creacion de las bases da datos de temperatura ha sido tratada como un proyecto de investigación, sin énfasis en el análisis de calidad de los datos y sin una supervisión independiente. Vista la importancia de estos datos, tanto para la investigación científica como para la política pública, piensan que hace falta un mayor control público.
¿Y por qué tienen los investigadores principales tantos problemas con los auditores climáticos? Los científicos implicados en los emails del CRU parecen tener Steve McIntyre como su archi-nemesis (término de Roger Pielke hijo). Despreciaron las primeras críticas de Steve McIntyre, y a él le caracterizaron como cómplice de la industria petrolera. Siguió una lucha de guerrilla académico / blogosférica, según los investigadores académicos trataron de impedir el acceso de los auditores climáticos a publicar en revistas científicas y a presentar sus trabajos en conferencias profesionales, y trataron de negarles el acceso a datos de investigación publicada y a los programas informáticos asociados. Los blogueros contraatacaron con comentarios extremadamente críticos en los blogs, y con demandas FOIA. Y el resultado fue el climategate.
¿Y como ha podido este grupo de blogueros hacer hincar la rodilla al “establishment” del clima (acepte o no acepte el “establishmente” del clima que esto ha ocurrido)? De nuevo, la confianza juega un gran papel; era muy fácil seguir el rstro de dinero asociado a la “máquina negacionista”. Por otra parte, los auditores climaticos no tienen una agenda política aparente, hacen esto gratis, y han estado jugando el papel de observadores, lo que les ha ganado la confianza de un segmento amplio de la población.
Recomponiendo la confianza.
Recobrar la confianza de la opinión pública pasa por la declaración de Ralph Cicerone’s statement “Dos aspectos necesitan atención urgente: la práctica general de la ciencia y el compartamiento personal de los científicos.” Se ha escrito mucho sobre la necesidad de mayor transparencia, reformas del “peer review”, etc. Y tengo esperanza de que las instituciones respoondan adecuadamente. Se están llebvando a cabo investigaciones de mala praxis en la Universidad de East Anglia y la Penn State. Me gustaría traer aquí asuntos más amplios que requerirían una reflexion sustancial por las instituciones y también por cintíficos individuales.
La investigación climática y sus instituciones no se han adaptado todavía a su alta relevancia política. Cómo pueden engarzarse más eficazmente los científicos en el proceso político es un asunto que no se ha discutido adecuadamente (ej. el reto del “honest broker” planteado por Roger Pielke hijo), y los investigadores climáticos están informados poobremente a este respecto. El resultado ha sido un apoyo irreflexivo a la agenda política del IPCC (ej. carbon cap and trade) por muchos investigadores climáticos que están envueltos en el debate público (especialmente aquellos envueltos en el IPCC), que ellos piensan consecuencia lógica de los hallazgos del IPCC (que suponen políticamente neutrales). El a menudo desinformado apoyo a causa política por este grupo de científicos ha jugado un papel en la polarización política de este asunto. La interfaz entre ciencia y política es a menudo algo resbaladizo, peo es importante que los científicos tengan una guía para navegar las trampas potenciales. mejorar esta situación podría ayudar a distender el ambiente hostil que padecen los científicos que se tienen que desenvolver en el debate público, y ayudar a restaurar la confianza.
El fracaso del público y de los responsables políticos para enteder el mensaje según lo presenta el IPCC se achaca a menudo a las dificultades de comunicar un asunto tan complejo a un público relativamente ineducado, al que Chris Mooney se refiere coo la “América acientífica”. Se han hecho esfuerzos para rebajar el mensaje y para enmarcarlo resaltando los puntos principales para la audiencia. La gente ha oído la alarma, pero permanece sin convencer porque percibe una agenda política y una falta de fiabilidad en el mensaje y los mensajeros. Al mismo tiempo hay un grupo grande de gente educada y guiada por los hechos (ej los libertarios, gente que lee blogs técnicos escépticos, por no mencionar a responsables políticos) que quieren entender los riesgos y las incertidumbres asociados al cambio climático, sin que les digan qué tipo de política tendrían que estar apoyando. Se pueden desarrollar estrategias de comunicación más eficaces reconociendo que hay dos grupos con diferentes niveles base de conocimiento del tema. Pero construir una confianza a través de las comunicaciones públicas en este asunto requiere que sea reconocida la incertidumbre. Mi propia experiencia con presentaciones públicas sobre cambio climático me dice que discutir las incertidumbres incremnenta la confianza en lo que los científicos tratan de traladar, y no reduce receptividad al entendimiento de los riegos (desconfían del alarmismo). La confianza también se pued reconstruir discutiendo amplias alternativas, mejor que enfocándose en políticas específicas.
Y finamente la blogosfera puede ser una herramienta muy poderosa para incrementar la credibilidad de la investigación del clima. “Blogs en duelo” (por ej: climateprogress.org contra wattsupwiththat.com y realclimate.org contra climateaudit.org) pueden en realidad mejorar el crédito público de la ciencia al poder ver las dos cara de los argumentos que se discuten. Debatir la ciencia con los escépticos debería ser el picante de la vida académica. pero muchos científicos se confunden pensando que los argumentos escépticos disminuirán la fe que llega en el mensaje del “stablishment” científico. Ese debate está vivo en la bllogosfera, pero pocos científicos de renombre paricipan en el debate. Los científicos de realclimate.org fueron los pioneros en esto, y otros académicos investigadores del clima con blogs incluyen a Roy Spencer, Roger Pielke Sr y Jr, Richard Rood, y Andrew Dessler. Los blogs más efectivos son aquellos que permiten comentarios de amabas partes del debate (muchoa blogs están sobre moderados). aunque la blogosfera tiene su lado de “salvaje oeste”, ciertamente he aprendido mucho participando en el debate bloguero, incluyendo como afilar mi pensamiento e improvisar la retórica de mis argumentos. Voces científicas adicionales entrando en el debate ayudarian en los esfuerzos de comunicación para reconstruir la confianza. Y necesitamos reconocer los movimientos emergentes de los auditores de del “open source” (código abierto) en el mundo de internet, y darles un uso productivo. Esta apertura y democratización del conocimiento propiciados por la internet podrían ser una magnífica herramienta para construir un conocimiento público de la ciencia del clima y también de la confianza en la investigación del clima.
Nadie piensa realmente que “la ciencia está resuelta” o que “el debate se ha acabado”. Los científicos y otros que tal dicen parecen querer avanzar una agenda propia. No hay nada más perjudicial para la confianza pública que tales afirmaciones.
Y finalmente, espero que este experimeto blogosférico demostrará como la diversidad de blogs puede usarse colectivamente para generar ideas y debatirlas, de cara a traer algun fuste a toda esta situación que rodea la politización de la ciencia del clima y reconstruir la confianza del público.
Judith Curry, Georgia Institute of Technology
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Notas:
(* ) Eufemismo de robado.
Original en inglés, por ejemplo en este enlace de WUWT: