¿Crisis, qué crisis?
Protestamos mucho porque Zapatero no quiso saber que la crisis ya estaba encima, y la negaba. Pero no se yo si es muy consistente el argumento de que estamos hablando de un anormal, y al mismo tiempo pretender que se comporte con alguna normalidad. No parece muy lógico, ¿no? Y luego está el problema de que si le acusan de no darse por enterado, se supone que el acusador sí se habrá dado cuenta, y está actuando en consecuencia. ¿Y como están actuando los que sí sabían desde el principio que venía una gorda?
Aquí estoy yo, de alternativa, para cuando los españoles quieran.¡No jodas! ¿De verdad? ¿La aternativa a la crisis consiste en poner a un Mariano en nuestra vida, en vez de a un José Luis? ¿Es una cuestión de nombres? ¿De repente los mercados se van a poner a tirar cohetes porque existe una alternativa de nombre rumboso, pero sin plan? ¿Eso nos va a poner a exportar, y nos arregla los deficits varios que nos aquejan? Pues a mi eso me recuerda mucho a la zapateriana idea de que como la economía es una cuestión de confianza, con mi cara bonita vamos que chutamos.
Todo el mundo está de acuerdo en que se ha acabado el tiempo de no hacer nada, o de seguir haciendo el indio. ¡How!, la tierra ser del viento. ¡Hola!, aquí una alternativa. Pero si hay que hacer algo, la primera preocupación debería ser enterarse de lo que hay que hacer. Y proponerlo. Y la segunda, ya que todo el mundo coincide con que lo que hay que hacer va a ser muy doloroso, debería ser ir explicando a la gente lo que nos espera, para que el susto no sea excesivo. Y planteando cómo se puede hacer lo que hay que hacer, pero que no quisiéramos hacer.
Se llama liderazgo. Y responsabilidad. Lo que no hay.