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Alarmismo climático: la mesurada opinión de un Premio Nóbel

Heber Rizzo

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Robert B. Laughlin es profesor de física en la Universidad de Stanford y co-ganador del Premio Nóbel de Física en 1998.

En un artículo publicado en The American Scholar (http://www.theamericanscholar.org/what-the-earth-knows/) bajo el título de “What the Earth Knows” (Lo que la Tierra sabe), este científico de verdad nos ofrece una perspectiva clara y concisa sobre la realidad del cambio climático.

Casi desde el principio, nos advierte que “el sentido común nos indica que el dañar algo tan antiguo como la Tierra es de alguna manera más fácil de imaginar que de lograr, algo así como invadir Rusia”.

A continuación, golpea fuertemente a las inútiles (aunque altamente dañinas, agrego yo) medidas propuestas por los alarmistas del calentamiento global antropogénico:

“Gobiernos de todo el mundo se han alarmado tanto por esta amenaza que han dado pasos significativos, aunque inefectivos, para enlentecer el calentamiento. Estas acciones incluyen legislación para limitar el carbono, financiación para secuestro del carbono, el subsidio para tecnologías de energía alternativa, y el inicio de al menos un proceso de tratado internacional para balancear los sacrificios económicos necesarios más allá de las fronteras.

Desafortunadamente, la preocupación no es recíproca. En las escalas de tiempo que son relevantes para ella, la Tierra no se fija para nada en estos gobiernos o en sus leyes. No le importa si apagamos nuestro acondicionador de aire, nuestro refrigerador o nuestro aparato de TV. Ni siquiera se entera si bajamos el termostato o si conducimos un coche híbrido”.

También nos habla sobre la realidad que subyace bajo los augurios catastróficos que nos endilgan los alarmistan un día sí y otro también, y que son multiplicados por sus cómplices “periodísticos”:

“Los pronósticos del calentamiento global muestran además la dificultad de que no se puede encontrar mucho calentamiento global en las observaciones meteorológicas actuales. En principio, los cambios climáticos deberían evidenciarse en estadísticas sobre las lluvias caídas, la frecuencia de los huracanes, los registros de temperatura, y cosas así. En la práctica esto no sucede, porque los patrones del tiempo meteorológico son dominados por eventos multi-anuales en los océanos, tales como la Oscilación Austral de El Niño y la Oscilación Giratoria del Pacífico Norte, que no tienen nada que ver con el cambio climático. Para poder comprobar estas predicciones, habría que separar estos enormes efectos con cambios sutiles inexorables en escalas de siglos, y todavía nadie sabe como hacerlo”.

Laughlin nos cuenta un poco sobre la extensísima historia de la Tierra, y nos habla de los variados sucesos que han ocurrido a lo largo de millones de años:

“Los grandes episodios glaciales son ejemplos espectaculares del cambio climático natural que ha ocurrido en el tiempo geológico. Suceden en intervalos regulares de unos cien mil años, y siempre han mantenido el mismo extraño patrón de un enfriamiento lento y constante seguido por un calentamiento brusco volviendo a condiciones similares a las actuales. ………….. Sin embargo, los grandes episodios glaciales no fueron los únicos casos de cambio climático natural. Hace seis millones de años el Mediterráneo se secó. Noventa millones de años atrás los caimanes y las tortugas retozaban en el Ártico. Hace ciento cincuenta millones de años los océanos inundaron el centro de América del Norte y preservaron los huesos de los dinosaurios. Trescientos millones antes de nuestra época, la Europa del norte se convirtió en un desierto y el carbón se formó en la Antártida. Los mismos grandes episodios glaciales fueron precedidos por unos treinta más pequeños hace entre uno y dos millones de años, y por quizás el doble de ellos en tiempos anteriores.

Nadie conoce la causa de estos dramáticos cambios climáticos que ocurrieron en el pasado. …………… Lo único que sabemos con certeza es que la gente no estuvo infolucrada. No había una cantidad suficiente de gente como para que importara durante los episodios glaciales, y no había ninguna antes de ellos”.

Y Laughlin finaliza su esclarecedor artículo con una frase lapidaria (para el alarmismo climático):

“Lejos de ser responsable por dañar al clima de la Tierra, la civilización podría no ser capaz siquiera de impedir estos cambios terribles, una vez que la Tierra hubiera decidido hacerlos. Si, por ejemplo, el planeta determinara que Canadá se congelara nuevamente, resulta difícil imaginarse hacer algo excepto vender nuestros terrenos en Canadá, y si decidiera derretir Groenlandia, tal vez lo mejor sería abandonar nuestras propiedades en Bangladesh. El registro geológico sugiere que el clima no debería preocuparnos tanto cuando estamos mirando hacia la energía del futuro, no porque no sea importante, sino porque está más allá de nuestra capacidad de control”.

En suma, un artículo que merece ser leído, estudiado y compartido, y que pone las cosas en su merecido y correcto lugar.

Heber Rizzo http://elatrildelorador.blogspot.com/

El artículo en The American Scholar:


  • viejecita 2010-07-24 08:59:17
    Heber Rizzo Plazaeme He disfrutado mucho con el artículo. Gracias. Y ahora una duda, y es sobre el mar y el calentamiento global. En este artículo, en los que llevo leídos sobre el tema, en el libro de Roy Spencer (que estoy cerca de terminar), se habla de la importancia de los océanos para la absorción de los gases invernadero, y el calentamiento o el enfríamiento del planeta. Y explican como el mar absorbe el CO2, y los demás elementos, y como reacciona más despacio que la zona continental, pero con mucho mayor efecto. Pero, así como he leído cantidad de cosas sobre el CO2, el metano, el efecto radiante de las nubes, no consigo encontrar explicaciones sobre el efecto de esas corrientes superficiales gigantescas de viejas botellas, bolsas, y toda clase de basura de plástico flotante. He visto fotografías de estas "corrientes de basura" que resultaban impresionantes. Y los pies de foto decían que eran tan grandes y consistentes como por ejemplo la Corriente del Golfo. Y que además, las ballenas se creían que aquello era plancton, se lo comían, y el plástico les producía una obstrucción intestinal y las acababa matando. ¿ Sería todo producto del photoshop? Es que ya, ni de las fotos se puede una fiar. Porque supongo que si esas corrientes existen de verdad, y son tan grandes como dicen, tendrán también algún efecto medible sobre la temperatura superficial del océano. Pero no lo he encontrado en ninguno de los papeles que he leído.
    • plazaeme 2010-07-24 09:35:27
      Puedo decirte, Viejecita, que navegando entre Panamá y las Galápagos me encontré uno de esos "cúmulos de mierda", realmente impresionante. Tardamos unas 12 horas en atravesarlo, a cinco nudos. Así que podía medir 50 ó 60 millas (unos 100 km). Pero tan denso que prácticamente no se veía el agua, sino solo una asquerosidad heterogénea que flotaba.
      • viejecita 2010-07-24 09:44:50
        O sea que es de verdad. Y lo lógico es que tenga algún efecto. No solo estético, y de peligro para los cetáceos y demás bichos que comen plancton, sino también para la temperatura del agua. ¿ Por qué no se meten con eso en vez de no decir nada, y seguir insistiendo contra el pobre CO2?
      • plazaeme 2010-07-24 10:00:54
        Bueno, sobre su efecto en la temperatura del agua, ni idea. Y aunque el tamaño sea grande, a escala nuestra, el tamaño en relación al tamaño del océano es minúsculo. Compara esos 100 km. que yo ví con los 20.000 km. de anchura de esa cuenca, y conviértelo en km cuadrados en vez de lineales.
      • viejecita 2010-07-24 10:37:59
        Sí pero esos que viste ¿son los únicos kms de plásticos flotantes que hay en el océano? ¿ no sería una mala chiripa que tu te hubieras encontrado con la única corriente de basura? Y en cuanto al calentamiento: hay unas cubiertas de plástico de ese con pompitas, para extender sobre las piscinas, y con ello se evita que el agua se enfríe. Lo lógico, por lo menos para mí, es que esas mantas de basura plástica tuvieran un efecto similar. Y nadie dice nada acerca de ello. Ni siquiera para descartar ese factor como irrelevante.
      • plazaeme 2010-07-24 17:02:31
        porque aunque haya varias zonas, seguiría siendo una superficie irrelevante, creo. Y puede que dificulte el paso del calor del agua al aire, pero también la entrada de luz (calor) al agua. En fin, que habŕia que medir y comparar, para saber.
  • plazaeme 2010-07-24 07:35:14
    Gracias, Heber. Bien interesante.
  • Ceratonia 2010-07-24 09:58:52
    El artículo no hace otra cosa que relativizar nuestra actividad, cosa lógica si se mira con cierta humildad. Por cierto, habéis visto esto? http://wattsupwiththat.com/2010/07/22/solar-to-river-flow-and-lake-level-correlations/#more-22380 De ser verdad, aquí quien manda es el sol, el dios de todas las civilizaciones que nos han precedido.
    • plazaeme 2010-07-24 16:58:49
      Ese es el quid más difícil, yo creo. Motivos para pensarlo han salido unos cuantos, pero esquema para comprenderlo, ni medio.