Dragó, las niñas, y las ñoñas.
Me parece interesante la participación de un intelectual de upyd en semejante libro.... Te lo mando por si lo quieres comentar en Plaza.Gracias , X (y saludos).
Es un buen tema. Pero si saco tiempo y se me ocurre cómo, no lo trataría en el sentido que creo que sugieres. No mencionaria a UPyD (no tiene relación), y haría un brindis por Sánchez Dragó. Y sobre todo, en contra de la ñoñería imperante.
Pues sí, yo soy de los de la ñoñería. Me parece absolutamente inmoral vanagloriarse de haberselo "hecho" con dos niñas de trece años. Que no digo yo, que no haya "lolitas", Pero estas niñas, probablemente, estarían en una grave situación socio-económica o personal, ya que es la única explicación posible para que deseasen estar con semejante personaje. Y, en este caso, estaríamos hablando de abuso de poder.
En fín, defensor de pedófilos, ya me he arrepentido de habertelo mandado. LA ÑOÑA.Bueno, opino que las cosas tienen sus matices, y Dragó ni te cuento. Por ejemplo, "niñas como de trece años", hablando de japonesas, pueden tener mucha más edad, y no parecerlo. Y en todo caso son ellas las que se han vestido de guerreras y han ido al campo de batalla.
Pero estas niñas, probablemente, estarían en una grave situación socio-económica o personal, ya que es la única explicación posible para que deseasen estar con semejante personaje
¿Grave situación socio económica o personal? O no. ¿Quien sabe? Y si ese era el caso, lo que necesitaban las lolitas era un cliente, no una moralina. ¿Fue Dragó un mal cliente? ¿Les engañó, les pegó? No tiene ninguna pinta.
También ocurre que en distintas culturas estas cosas se ven de forma muy diferente. No estoy hablando de respetar que los moros esclavicen y peguen a las mujeres; ahí sí hay una víctima objetiva indisimulable. En el caso de una menor que “se trajina” voluntariamente (y en plan de esforzada cazadora) a un adulto, solo hay víctima (imaginaria) porque la moralina social se empeña en proclamarlo. Pero no es real; la niña no sufre mal alguno, salvo si el adulto le hace ir más allá de lo que pretendía, o no cumple un pacto previo que hubiera.
Y siempre existe la posibilidad de que todo sea un cuento de Dragó, y las niñas no fueran tan niñas, o solo existieran en sus sueños. Hablamos de un autor que vive de epatar y de escandalizar. Si se tratara de que se ha ligado, persiguiendo y seduciendo, a una niña de mi familia, le cortaría los huevos. Pero si resulta que la “niña” ha ido en comandita a la caza y captura de su presa, pensaría que a los que hay que cortar los huevos es a los padres de la niña. O tal vez a nadie.