¡Somos negacionistas!
Gente, lo siento. Hoy toca descanso. Ni discusión de Tea Party, ni leches.
Es que hay que hablar de los cafres del clima, tan gilipollas que van a hacer de la expresión “negacionista” algo honorable y de lo que enorgullecerse. Fue Lindzen en primero en decir que sí, que él era una negacionista en este caso, más que “escéptico”. El escéptico es alguien que duda de la verosimilitud de un planteamiento aparentemente razonable, pero no el que dice que un cuento es un cuento. Este último niega la mayor: es un cuento. Luego debe ser negacionista, o negador (denier).
Yo me he hinchado a discutir con los cafres, algunos científicos del clima mismos, por el uso del término. Me parece a la vez canalla, falaz, y estupido. Es canalla porque indudablemente quiere relacionar con los negacionistas del Holocausto a la muy sensata gente que se toma con un grano de sal las afirmaciones del IPCC, Al Gore, y adyacentes. Es falaz porque el negacionista niega lo cierto; pero que sea cierto, o no, es algo que se solo puede ver cuando ha concluido la discusión. Nunca antes. Y es estúpido porque en toda discusión ambas partes niegan algo, y afirman algo. En general, menos los manifiestamente imbéciles, no contestaban. Pero seguían usando el término.
Y ahora, siguiendo a Lindzen, Minnesotans For Global Warming, han puesto el punto necesario de filosofía al asunto. Me han convencido. ¡Yo también soy negacionista! Que se jodan.
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Vía, WUWT –>.