Fumando espero ... ideologías.
Hilarión
--Mientras miraba absorto las volutas de humo de mi cigarrillo, me han venido a la mente una elucubración y dos historias kafkianas relacionadas con el tabaco.
La elucubración. Los nacionalistas empezaron pidiendo cosas. Los otros partidos se las dieron para que estuviesen tranquilos. Pero cuantas más cosas conseguían pedían más. Hoy día lo tienen casi todo pero quieren más. Más arriba contaba como tiempo ha, a casi nadie le ofendía el tabaco. pero empezaron las prohibiciones y aparecieron los antitabaco cuyo número crecía y crecía en proporción directa al número de metros cuadrados donde se prohibía fumar. Hoy día no se puede fumar en casi ningún sitio, pero los antitabaco, ahora legión, piden más y más prohibición.
Los nacionalistas quieren que los niños en el colegio estudien solo en su lengua “propia”, la de los nacionalistas claro. Déjame un par de sitios donde mis niños aprendan en mi lengua, pedimos, ¡Quiá, contestan indignados! La salud de la lengua oprimida por el estado español y la salud cultural de la nación o de la raza, peligran. Déjame un par de bares donde tomarme el vermú tranquilamente fumando un cigarrito. ¡Ni hablar, contesta indignado el antitabaco, hasta ahí podíamos llegar! El humo que tú sueltas, sale por la evacuación de aire del bar y sabe Dios donde podrá caer. Va contra la salud colectiva de la humanidad. ¿Serán el nacionalismo y el antitabaquismo ideologías de la misma especie?
Y ahora Kafka.
Una. Hace poco en el magacine matutino de TVE1, la pesentadora, Marilo Montero, explicaba las delicias de una buena comida (no recuerdo el menú) rematada con un café un cigarrito, y un chupito de cualquier licor. ¡Oooooooops! Fue llamada a capítulo y reprendida por la defensora del espectador de TVE por hacer apología del tabaquismo.
Dos. Guardo el coche en un garaje de alquiler, bastante amplio, que tiene un empleado (uno solo) las 24 horas. Nada más salir la ley, llenaron las paredes con esos cartelitos de Prohibido Fumar ¡¡¡ESPACIO LIBRE DE HUMOS!!! El empleado de por la mañana, al que conozco de siempre, me contaba como para evitar problemas con algún cliente talibán que pudiesen derivarse hacia su empresa, despues de horas de tragar el humo del arranque de los muchos dieseles y los gasolinas que allí se guardan, se tenía que salir a la calle a fumarse el cigarrillo. Se conoce, me decía, que si lo fumo dentro es malo para mi salud.
Así es el antitabaquismo.
(Un poco de risa no viene mal para terminar. Ambas historias son verídicas como la vida misma).