Los fanáticos de la moralina barata.
Cuidan nuestros cuerpos y nuestras almas. Nos prohíben todo lo que es malo; piensan y deciden por nosotros. Me da igual que sea Rahola discutiendo con Espada, defendiendo que si hay muchos casos de pederastia entre curas, tiene que ser porque hay algo malo intrínseco en los curas, y no porque sus circunstancias (celibato obligatorio), y su oportunidad (niños alrededor), les hacen derivar el impulso sexual hacia un objetivo digamos extravagante. Lástima que el debate fuera corto, y a Espada no le diera tiempo de preguntarle si piensa que los pastores también son intrínsecamente monstruos, dado que se trajinan ovejas con mucha mayor frecuencia que por ejemplo los oficinistas.
La última de la moralina es el tabaco. En medio de una crisis que no sabemos hasta donde va a llegar (y no es mal día para fijarse en ello), no se les ocurre nada mejor que prohibir el consumo de tabaco en locales públicos, como bares y restaurantes.
Que eso va a producir mucho paro y cierre de empresas en un sector especialmente fuerte en España, lo sabe hasta el que asó la manteca. Nos buscaremos alternativas al margen de bares y restaurantes. Por ejemplo, una cafetera / cafetería en las oficinas, y más cenas domésticas con amigos. Y copiarles el botellón a los chavales.
La moralina a veces argumenta, pero estilo Perico de los palotes. Dicen que el tabaco produce gastos sanitarios. Una imbecilidad. Si el tabaco acorta la vida, y precisamente acorta la vida en ese tramo que más gastos sanitarios produce, además de pensiones, lo normal es que el tabaco ahorre gasto público. Encima supone ingresos públicos, por los impuestos.
¿Quieren moralina? Yo tengo una moralina para estos meapilas laicos. La televisión imbeciliza a la gente. La libertad debería dejar que haya televisión, y que la gente se descerebre todo lo que quiera. Pero, ¿cual es la disculpa para una televisión pública y tirar 2.000 millones al año a la basura [–>], colaborando desde las instituciones al deterioro intelectual de la población?
Votad, malditos.