Arcadi Espada y "las ideas siempre tienen dueño"
¿Qué será eso de “defender los derechos de autor”? Porque así, en plan general, queda precioso. Como el derecho del vascopiteco a decidir, aunque sea por un motivo tan peregrino como por ser vascopiteco. Todos los derechos son muy dignos de defensa, incluso los que todavía no nos hemos inventado.
En realidad no hay ningún problema con ningún derecho, hasta que no choca con otro derecho. Y por mucho que Arcadi Espada se empeñe, nadie está defendiendo el derecho a las cosas gratis. Pero dejemos que sea él mismo el que nos saque de la duda sobre qué es exactamente eso de defender los “derechos de autor”:
P: ¿Cuál es el reto de los Derechos de Autor hoy? R: La velocidad exponencial de circulación y copia de las ideas. Que, por cierto, siempre tienen dueño. Parece mentira, pero lo tienen. Como parece mentira que a pesar de la inmensa capacidad de réplica de la naturaleza todos vengamos de la feliz idea de una ameba primigenia. Por lo demás, hay que conjugar la eficacia y el consenso cívico, que no es exactamente el consenso del populismo. [-->]
¿Las ideas siempre tienen dueño? Lo dudo mucho. No recuerdo a quién le "robé" la expresión vascopiteco. Es posible que ni siquiera fuera al autor original. Pero no hay la menor duda de que (1) se trata de una idea creada por alguien y (2) no hay ley que le permita reclamar su "derecho de autor". Y yo, pirata de las ideas ajenas, debería de estar pagando por usarla, según Espada.¿Absurdo? ¿Por qué? ¿Acaso no es mucho más inventivo concentrar una metáfora genial en una sola palabra, que toda la mierda que produce el 90% de los musiqueros y juntapalabras españoles sumada? ¿No tendríamos mejores y más oportunas expresiones, si los escasos ingeniosos que las crean se pudieran profesionalizar y vivir de ellas? Sin la menor duda. O con la misma duda que el mismo argumento aplicado al resto de los “derechos de autor”. Y resulta que es el gran argumento que emplean. Todo nace de él.
Aunque sí, confieso que hay tres problemas a mi propuesta de instaurar los derechos del creador de expresiones. El mercado, que presumiblemente no existe. La defensa del derecho, que se puede imaginar que necesitaría ciertas aberraciones legales (como ponerse a escuchar las conversaciones de la gente). Y el precio de las medidas de protección de ese derecho, con una policía especializada en la vigilancia y captura de los piratas de expresiones. Los mismos tres problemas de los que estamos hablando en la ley Sinde. Mercado, derechos civiles, y un pastón.
Que haya o no mercado en realidad solo es problema del autor. Él sabrá lo que hace con su idea. Que la idea es su “propiedad” se deduce del sr. Espada, el más entendido en la cuestión. Y que defender ese derecho puede convenir, o no, según circunstancias, se deduce de la terrible realidad del precio de las cosas.
Así que creo que entre Arcadi Espada y vuestro humilde servidor hemos llegado tal vez a un proyecto de conclusión. Que las ideas tienen dueño, que los dueños son propietarios, y que todo ese buenismo estúpido se va al carajo si se pretende sacar de quicio. La cuestión está en dar con el quicio. Hablando técnicamente, la función o disfunción social del monopolio. En este caso, el monopolio de copia. O se puede ver el quid en que si la defensa de un derecho supone la eliminación de otros, hay sopesar el asunto con mucho tino y calma, y ver qué nos conviene a todos como conjunto. Evitando, tal vez, las expresiones campanudas del tipo de “las ideas siempre tienen dueño”, porque pudiera no ser del todo cierto.
Por ejemplo, hay un pequeño detalle que Arcadi Espada parece no recordar. La “fabrica de ideas” por excelencia en nuestra cultura occidental es la institución de la universidad. Cuya idea esencial, y matriz, es, precisamente, que las ideas no tienen dueño. Y no hay mejor ejemplo moderno para esto de los derechos de autor y la universidad que Bill Gates, expulsado de la misma antes de acabar la carrera por atentar contra esa sagrada regla de que las ideas producidas en la universidad no tienen dueño. No es de extrañar que el resto de su actividad empresarial haya consistido fundamentalmente en aprovecharse de las leyes de “derechos de autor”, pillando ideas ajenas no patentadas, y apropiándoselas legalmente.
Y un último ejemplo que acaso pudiera servir a Arcadi Espada. Le encanta la internet, y no para de usarla. Lo que tal vez no se haya dado cuenta es que nació sobre ideas que no tenían dueño. Y siguen sin tenerlo, a pesar de nada escaso esfuerzo del susodicho Gates por impedirlo. B.G. nunca creyó en la internet, porque no cree en la utilidad de las ideas sin dueño. Cuando vió que pitaba, a pesar de su opinión, quiso apropiarse de esos protocolos que son un bien de la humanidad. Pero no le funcionó, porque internet o es de todos, o no es. No solo nació de ideas sin dueño, sino que nació y tuvo el éxito que tiene porque está basada en ideas que no son propiedad de nadie. Y ojo, que estas ideas no nacieron solas. Entre Universidades (MIT, UCLA, Stanford), y centros militares (DARPA), aquellos hackers de Unix que crearon la red de redes tienen nombres, y en general están vivos. Que investigue de dónde viene la pila TCP/IP, sendmail, y todo el resto de la estructura. Más Tim Berners-Lee (CERN) con su html, etc. Internet es el producto de aquellos que creyeron en las ideas sin propietario, y se desarrolló en instituciones basadas en lo mismo.
Lo digo por precisar un poco. Resulta que las ideas no siempre tienen dueño. No es que lo contrario parezca mentira, es que es mentira. Hemos visto cuatro casos: La ameba primigenia, el vascopiteco, lo que sale de la universidad, e internet. Pero hay muchos más ejemplos, y a menudo son los mejores desde el punto de vista de la utilidad social. ¿La rueda?
Entonces, la discusión no es derechos de autor sí / derechos de autor no. Como no lo es lluvia sí / lluvia no; o sol sí / sol no. Todo depende. Depende de cuanto tiempo lleva lloviendo, o si ha habido una larga sequía. La cuestión es qué derechos de autor, y hasta dónde. Y es una cuestión política, de cómo queremos que sea la sociedad; no un derecho divino instaurado por un presunto creador en la noche de los tiempos. Que haya que explicárselo a Arcadi Espada, o a lo más fetén del progrerío, ¡manda huevos! Por cierto, otra expresión “pirateada”.
Así es la cultura. Vivimos a hombros de gigantes, “pirateando” su producción previa. ¿Cómo pensará Espada que aprende un pintor a pintar? Pues mirando cómo solucionan los maestros los problemas. ¡Pirateando!
Dedicado a Viejecita, cómo no. Sin derechos de autor.