Neopuritanos con el culo al aire
No se puede poner el dedo más en la llaga que este atrevido local de Guadalmina. Aunque es posible que haya descuidado la parte profunda de la idea. La gentuza fanática con la oportunidad de la denuncia anónima, bien jaleada por la zafia Pajín, y coreada por todo el neopuritanismo imperante.
La nueva guerra civil con la que quieren tapar su incapacidad de gobernar, y sus robos a mansalva, como nos cuenta Clemente Polo en "Sin novedad en la cueva del Palau". La pequeña gente a la que le dan una causa, que no es otra cosa que señalarles a quien atacar. Vale el engaño que sea. Sirve un trapo nacionalista, o sirve un trapo verde, ecologista. Sirve el viejo enemigo yanqui, y sirve ... ¡hasta el tabaco! Cualquier cosa que señale un enemigo y que procure, ¿cómo le llamaban?, ¡ah, si!, le llamaban no crispación.
No crispación es matar etarras (más daños colaterales) y no crispación es mirarse a los ojos y negociar con los etarras. No crispación es organizar el latrocinio de estado (sería absurdo practicar el terrorismo sin robar de paso), y no crispación es insultar a "los mercados" ¡tiburones! a los que les vas a pedir dinero acto seguido. No crispación, en España, es ofender cuanto se puede a los católicos, y besar el culo a los mahometanos. Si terroristas, aun mejor. No crispación es quedarse tan pancho sin saber quien puso loas bombas del 11-M, y conformarse con un autor entre 12. Y no crispación es hacer el Faisán, para proteger a los asesinos de más de 800 españoles. Y, puestos a no crispar, ¿no es una gran idea lanzar a la mitad de la población a denunciar a la otra mitad?
Y aún cono todo hemos de dar las gracias. Hemos conocido y vivido una época extraña, amable, donde aparte de la política la gente en general vivía y dejaba vivir. Creímos en la transición, sin ver que llevaba incrustados los gérmenes de la vuelta del fanatismo en el que una de las dos Españas que ha de helarte el corazón. Se equivocaba don Antonio. No son una de las dos Españas, son España ambas. No parece que haya salida, sino que parece que España siempre está esperando un Zapatero, o una Pajín, para volver a do solía. Y cuando llegue, el aclamado será ¡Rubalcaba! Mientras tanto, luchemos contra el tabaco, contra Franco, los mercados, lo que sea.
Aquel tenía su conspiración juedomasónica, y sus maricones, y estos tienen otros rollos. Y aclamamos lo mismo a unos que a otros. La función esta servida. ¿Crisis, pobreza venidera - dice usted? No me entretenga, que tengo una causa. Hay mucho infiel que cazar. Vigilo con ojos aviesos: ¿será fumador, pecador?
Que os den por el culo. O por donde te salga de los cojones, Pajín. Solo faltaría que la ministra, etc. [-->]
Nota: Habrá quien se sorprenda de que se pueda meter en el mismo saco a Franco, nacionalistas, psoecialistas, pajinas, ecologistas, e integristas religiosos. Nada de extraño, porque el Tinell entero se basa en el mismo esquema, que se consta de cuatro patas:
- Un gran principio basado en un cuento. Ya sea la patria, Dios, la sociedad, la salud pública, la tierra, lo que sea que no sea una persona con nombre, cuerpo y apellido.
- Unos enemigos, estos sí con nombre y apellido, a los que hay que atacar porque perjudican la gran causa. Cualquiera que no se pliegue a la moral colectiva y al cuento chino.
- Gentuza fanática que cura su frustración de don nadie dedicándose a la caza del "malo" (el enemigo antes citado). Otros, los menos, le sacan partido económico al chiste.
- Los que mandan, que lo han organizado todo, que aprovechan esta especie de guerra civil permanente sin sangre, para colar medidas impresentables y para que nadie mire muy de cerca ni su gestión, ni las pelas que pasan por sus manos.
¿Que como se puede distinguir por lo rápido cuándo se trata de este esquema del Tinell? Por el nombre, o su falta. Cuando la supuesta víctima perjudicada por "los malos" no es una persona, sino un principio, y para defender "el bien" hay que producir víctimas, esta vez sí con nombre. Por resumir, cuando se trata de principios contra personas. Y el síntoma más llamativo suelen ser las buenas intenciones del hijoputa fanático que tanta pasión pone persiguiendo a los demás.¿Quieres resumirlo todavía más? Inquisición. Todo un clásico.